Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Bienaventurados sean los próximos candidatos…
En cierta ocasión, un amigo mío tuvo un grave accidente de coche. Cuando relató su trágica aventura expresaba, con sorna: Ya sabía yo que no me iba a morir; con el dinero que debo. Era consciente de que el lastre de su abultada deuda era un infortunio mayor que su muerte. La anécdota viene a cuento a que dentro de ocho meses tendrá lugar la renovación de las corporaciones municipales y Gobierno de Navarra. No quiero desanimar a los posibles candidatos y candidatas. Pero lo que se encontrarán, y a lo que se deberán enfrentar, los nuevos cargos no será una bicoca precisamente.
El alto nivel de deuda pública que tiene Navarra, 3.500 millones de euros; hace que la situación no sea atractiva para optar a dirigir las cuentas públicas. Además, estamos pendientes de la espada de Damocles que supone que el Gobierno de España nos condone, o no, año tras año, la compensación del IVA de exportación de Volkswagen. Casi 500 millones de euros, ahí es nada, dependen de la voluntad del ministro de turno. Esta situación ha hecho expresar a UPyD que Navarra está intervenida por el Gobierno de España. Incluso ha llevado esta insólita situación al arbitraje de la Unión Europea.
Lo cierto es que la próxima legislatura será dura, muy dura, en términos de políticas públicas. Puede que el crecimiento económico nos depare algún ingreso adicional pero la estructura de gasto público en Navarra está muy hipotecada; con unos gastos fijos y corrientes muy altos; donde las economías de escala son estrechas. La estructura de ingresos tampoco tiene buena pinta. Sus reformas para aumentar la capacidad contributiva son difíciles de llevar a cabo por el peligro de deslocalización fiscal a otros territorios vecinos y porque son poco populares.
Ante este contexto rígido de política fiscal nos encontramos con un aumento en los últimos años de la brecha social donde las demandas sociales de amparo y protección públicas han aumentado. Además, el envejecimiento poblacional también requerirá de nuevas políticas públicas. Por lo tanto, punto de inflexión. Con menos no se puede hacer más; hay que hacer otras cosas.
Pero entraremos en campaña electoral y los sueños predominarán a las realidades. Asistiremos a promesas y más promesas electorales populistas, por parte de todas las opciones políticas. Cuya consecuencia, en caso de cumplirse esas promesas, sería un gasto público imposible de asumir. Pero no les queda otro remedio; nadie vota a los aguafiestas. Además, en esta ocasión, los partidos institucionales competirán con opciones populistas que presentan un gran vigor. Lo que hará que nadie quiera quedarse atrás en el discurso onírico electoral.
Como dijo el clásico, los sueños, sueños son. Los candidatos y candidatas serán cribados por el cedazo electoral y de ahí, saldrán los nuevos cargos públicos. A éstos hay que desearles mucho ánimo en su gestión pública. Que el bien común y la ética pública prevalezca en su compromiso. Y también que empiecen a incorporar en la gestión pública herramientas tales como la transparencia e información en el coste de las políticas públicas; la evaluación y la medición del retorno social de las mismas; nuevas formas de partenariado público-privado… Nunca antes, un euro público ha sido tan escaso y valioso. Por ello, les pido que sean eficaces, eficientes y rigurosos; por lo menos, después de las elecciones.
En cierta ocasión, un amigo mío tuvo un grave accidente de coche. Cuando relató su trágica aventura expresaba, con sorna: Ya sabía yo que no me iba a morir; con el dinero que debo. Era consciente de que el lastre de su abultada deuda era un infortunio mayor que su muerte. La anécdota viene a cuento a que dentro de ocho meses tendrá lugar la renovación de las corporaciones municipales y Gobierno de Navarra. No quiero desanimar a los posibles candidatos y candidatas. Pero lo que se encontrarán, y a lo que se deberán enfrentar, los nuevos cargos no será una bicoca precisamente.
El alto nivel de deuda pública que tiene Navarra, 3.500 millones de euros; hace que la situación no sea atractiva para optar a dirigir las cuentas públicas. Además, estamos pendientes de la espada de Damocles que supone que el Gobierno de España nos condone, o no, año tras año, la compensación del IVA de exportación de Volkswagen. Casi 500 millones de euros, ahí es nada, dependen de la voluntad del ministro de turno. Esta situación ha hecho expresar a UPyD que Navarra está intervenida por el Gobierno de España. Incluso ha llevado esta insólita situación al arbitraje de la Unión Europea.