Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Las buenas ideas son siempre provisionales
En su libro ¿Qué ven los astronautas cuando cierran los ojos?, el divulgador científico Antonio Martínez Ron cuenta una historia muy curiosa.
A principios de los años 90, el gobierno de los Estados Unidos seleccionó a un grupo de expertos para diseñar un sistema capaz de transmitir la idea de peligro, de forma universal, durante un periodo de al menos 10.000 años.
La idea era alertar a los habitantes del futuro de la ubicación de un peligroso cementerio nuclear. Y había que ponerse en lo peor, podía ser un futuro en el que ninguna de las lenguas actuales siguiera viva y en el que todo nuestro sistema cultural hubiera cambiado.
Discutieron sobre los símbolos, sobre la universalidad de la figura humana, sobre los idiomas en que debía escribirse el mensaje y hasta del sentido en el que debían leerse los pictogramas.
No llegaron a ningún consenso reseñable, ya que comprobaron que no existen símbolos y palabras universales de forma innata en la mente humana. Los símbolos son provisionales, cambian de significado con el paso de los años o según las culturas y las relaciones sociales.
En política pasa lo mismo. Hay símbolos, palabras y relatos que no han tenido siempre el mismo significado y sus connotaciones han evolucionado con el paso del tiempo. También hay símbolos que se han ido desvaneciendo hasta que son recuperados con otro significado diferente.
Por ejemplo, el color rojo representa en Europa a los partidos socialistas y de izquierda pero en Estados Unidos este color está asociado al Partido Republicano de Donald Trump. Los conceptos ideológicos también cambian: en Estados Unidos la palabra liberal significa lo contrario a conservador; equivale a progresista. Lo dicho, el contexto determina el significado.
De igual forma los símbolos se modifican con el tiempo. El Ampelmann (el hombre del semáforo), era la figura que aparecía en las luces de los semáforos del Berlín Oriental de la extinta República Democrática Alemana. Sin embargo, hoy en día y gracias a su gran popularidad, este icono se ha convertido en una Marca Ciudad que genera millones de euros anuales mediante la venta de souvenirs y merchandising.
Otro ejemplo reciente. La canción Bella Ciao, relacionada con la resistencia antifascista durante la Segunda Guerra Mundial disfruta de una nueva vida gracias a la serie La Casa de Papel. Antes era una canción de partisanos, ahora de millennials. Y esto me parece maravilloso, cada generación tiene la oportunidad de reinventar los signos y símbolos a su imagen y semejanza.
En definitiva, aferrarse a liturgias y etiquetas como si fueran trascendentales, es baldío. Ser fiel a unos significantes como si fuesen verdades atemporales es ineficaz. Necesitamos simbologías para representar conceptos, pero nadie posee su propiedad, únicamente compartimos el usufructo temporal.
Desde mi punto de vista, es preciso un nuevo paradigma de la acción política, menos esencialista y estereotipada y más adaptada a estos tiempos líquidos de la Sociedad Red. La forma moldea el contenido, así pues, empecemos por moldear marcos y narrativas con una actitud herética y creativa.
Vivimos en un caleidoscopio cambiante. Los relatos están en perpetua reescritura y los significados nunca se cierran, son incógnitas que tenemos que resolver una y otra vez. No tengamos miedo a la regeneración estética de la política. Ya lo dijo Manuel Vázquez-Montalbán: las buenas ideas son siempre provisionales.
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Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
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