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Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.

La deuda, los dogmas y las verdades

Attac Navarra

Raúl Ciriza —

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No hay dinero. Por eso retrasamos operaciones, no suministramos medicamentos a las personas afectadas por hepatitis C y aparcamos en los pasillos a quienes encaman en Urgencias. Por la misma razón, las personas con dificultades económicas severas ven restringido su acceso a la Renta de Inclusión Social (RIS). A su vez, la financiación de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha descendido año tras año, también sus becas, mientras las tasas de matrícula suben en una deriva que complica el acceso a educación superior a quienes cuentan con menos recursos.

Pero no sufran, señores de la banca. Para ustedes, y para todo el resto de acreedores, sí hay dinero. Esos 111 millones de euros de intereses que la deuda navarra generó en 2014 irán a sus colmados bolsillos sin ninguna traba. Porque aquí sabemos dónde están las prioridades. En 2011 reformamos el artículo 135 de la Constitución Española para así plasmar negro sobre blanco nuestro deseo primordial: que el dinero que conseguimos con nuestro esfuerzo vaya destinado, en primer lugar, a la banca. Así muramos, así suframos, así mendiguemos, que ustedes tendrán su rentabilidad prometida en tiempo y forma.

Habrá quien diga que esa reforma no fue votada, y que por tanto no tiene validez. Pero descuiden. En esta zona del mundo tenemos la sana costumbre de incluir en nuestro bagaje democrático decisiones que toman entre cuatro jerifaltes. Si se fijan, en la tele nunca sale nadie que discuta al BCE y su curiosa política de prestar a los estados a través de los bancos, tras pago de jugosa comisión. Que sí, que podría ser que prestase directamente a los estados y por tanto el nivel de deuda sería irrisorio. Pero nadie quiere acabar con esta democracia nuestra en que cuatro deciden y el resto acatamos.

En Navarra, la deuda pública se ha multiplicado por cinco en siete años. Debemos unos 3.300 milllones de euros, el equivalente al presupuesto de un año de la Comunidad. Habrá quien diga que este incremento tan brutal se ha debido a la pérdida de ingresos derivada de las reducciones de impuestos a las rentas altas, o a la escasa tributación de las rentas de capital. También quien mencione gastos superfluos como el Tren de Alta Velocidad, la ampliación del aeropuerto de Noáin, el circuito de velocidad de Los Arcos, el Reyno Arena, los peajes en la sombra o el rescate encubierto al C.A. Osasuna. Pero quienes saben de economía tienen claro que la culpa de este dislate no tiene que ver con lo anterior. La culpa, ya lo dicen en la tele, es de quienes enferman, de quienes pretenden estudiar, de la gente mayor y de quien tiene descendencia; de las personas dependientes, de quienes vamos en transporte público o de quienes piden más papeleras para tener limpias las calles. Quienes saben de economía saben que todo esto es superfluo porque no da beneficios. Y lo que no da beneficios, sobra.

En Attac Navarra-Nafarroa hay unas gentes que quieren montar un grupo de Auditoría Ciudadana de la Deuda. Pretenden discutir las verdades de quienes saben de economía, y poner en cuestión la validez de los instrumentos que nos han impuesto, democráticamente eso sí, entre cuatro. Dicen que quieren información. Cosas como saber si la deuda se ha generado en conchabeo entre los bancos y las administraciones, si se ha utilizado en gastos destinados al bien común o si se ha gastado en rescatar a los mismos bancos a quienes debemos el dinero.

Y dicen que, si conseguimos información suficiente, se podría pedir una quita. Esto es, no pagar la deuda que no haya sido adquirida de forma legítima. Quienes saben de economía dicen que si no pagamos nunca más nos querrán prestar. El premio Nobel Joseph Stiglitz, que parece que de esto sabe un rato, no está de acuerdo, y dice que “empíricamente, hay muy pocas pruebas que acrediten la idea de que una cesación de pagos conlleve un largo periodo de exclusión del acceso a los mercados financieros”. Pero claro, quienes saben de economía no necesitan leer a premios Nobel.

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