Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Economía de los estados alterados
Año 2017. Jamie Wheal y Steven Kotler publican un libro titulado “Robar el fuego” cuyo propósito es demostrar que los estados alterados de conciencia pueden mejorar la vida de las personas. Aseguran, además, que las grandes empresas mundiales ya están en ello. Predicen un mercado potencial de cuatro billones de dólares. Cuatro billones europeos: es decir, cuatro millones de millones. Una cifra de doce ceros. Una completa barbaridad. ¿Cómo es posible? ¿De qué asunto hablamos? Si creemos en la teoría de que los asuntos menos tratados en los medios son los más importantes, ¿hasta dónde nos puede llevar toda esta historia?
Reflexionemos sobre el progreso de la economía. Todo comienza con la compra y venta de bienes y servicios. Es la publicidad del “Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”. En la actualidad, se estima que cada consumidor recibe unos diez mil mensajes a lo largo del día. Es un reto mayúsculo: captar la atención de una persona en sólo diez segundos. ¿Cómo lograrlo? Mediante nuestros queridos algoritmos. Cuando seguimos noticias en las redes, vamos pinchando a lo largo de imágenes o hipertextos destacando así los aspectos más notables de nuestra personalidad. A partir de ahí, no es tan complicado atraernos hacia ciertos productos. Así piratean nuestro entorno y nuestro cerebro. Mediante los teléfonos móviles llegan al yo más profundo. Es el Small Data. El gurú del comportamiento del consumidor Martin Lindstrom desarrolló un método para conocer los deseos más profundos de los clientes y ofrecérselos.
Pues bien, lo nuevo ya es viejo. Se están investigando diferentes formas de acceder a las profundidades de la consciencia humana. Y no, no son solo drogas que pueden aumentar la creatividad. Las técnicas de imagen cerebral han comenzado a captar el contenido esencial de los sueños. La compañía Molson Coors, dedicada a licores y cervezas, aplicaba descuentos a potenciales clientes que se apuntaban al programa de “Incubación selectiva de sueños”. Para conocerlos e influir en ellos se están desarrollando sensores para saber cuándo un cerebro es más receptivo a recibir estímulos que influyan en su contenido. ¿Lograrán las empresas instaurar su publicidad mientras dormimos? Existen otras técnicas que permiten acceder nuestro interior personal mediante frecuencias mentales más lentas. Eso puede curar enfermedades y suprimir bloqueos internos. Es la lucha de siempre entre el uso de nuevas tecnologías para el mal (inducir compras o votos) y para el bien (curación y desarrollo personal).
Las investigaciones no paran: el neurocientífico Mark Solms afirma conocer cómo funciona la conciencia. En esencia, es un proceso evolutivo. Todos los organismos tienen dos propósitos: no sufrir y seguir vivos. A lo largo de millones de años se organizan por sí mismos hasta poder discriminar entre lo que está bien y mal para lograr un progreso más eficiente.
Otros científicos piensan que nunca podremos comprender nuestros debates internos lo explica Susan Blackmore en su libro “Conversaciones sobre la conciencia”. El profesor de la universidad de Stanford Robert Sapolsky, no cree en el libre albedrío. Todas las decisiones dependen de la biología, el ambiente, la infancia y la educación. Si su teoría se considerase cierta, la visión sobre las penas de cárcel cambiaría totalmente. Sólo tendría sentido en el caso de las personas más peligrosas.
Si algo influye en nuestro cerebro son las drogas. Es tristemente conocido el fentanilo: aunque su incidencia ha disminuido sigue siendo matando a miles de personas al año en Estados Unidos. No lo es tanto el cigarrillo mentolado. Joe Biden quiere prohibirlos, ya que el riesgo de muerte para sus consumidores se dispara. Pero si le hace, no le votarán en noviembre. En especial los ciudadanos de la comunidad negra: siendo el 15 % de la población, consumen el 85 % de estos productos. ¿Qué priorizará el presidente norteamericano? ¿La salud o los votos?
Hay más formas de alterar los estados internos de las personas: la más importante, la emocional. Ahora bien, ¿cómo se explica la falta de racionalidad en diversas opiniones que tenemos a menudo? Nadie discute la vehemencia necesaria para defender a un familiar cercano que tiene un conflicto, pero en temas como el deporte o la política es indudable que nos falta sentido común. ¿Por qué? Geoffrey L.Cohen lo expone muy bien en su libro “Pertenencia”, el cual explica cómo crear vínculos y tender puentes entre las diferencias. Una argumentación destacada: preferimos mantenernos en el grupo aunque no estemos de acuerdo con algún asunto delicado a mostrar disconformidad y por tanto, arriesgarnos a quedarnos fuera.
En resumidas cuentas, ¿cómo evitar que la economía de estados alterados afecte a nuestra vida de manera que puedan manejarnos?
Quizás no podamos comprender la profundidad de las tecnologías que más van a influir en nuestra sociedad, pero sí podemos diversificar nuestros grupos, amistades, fuentes de información y actividades. Esa actitud nos lleva a la teoría del aprendizaje clásico de Francis Bacon mediante una trilogía a la que denomina trivium. Gramática (asimilar datos), Lógica (pensamiento crítico), Retórica (opinión sobre lo aprendido).
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