Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Hace un año
Leopoldo Calvo Sotelo fue presidente del Gobierno de España por la UCD. Tenía un humor muy fino y sutil. También un cuñado, que fue ministro socialista, llamado Fernando Morán con el que siempre discutía de política. En cierta ocasión, Leopoldo le dijo a Fernando: Contigo es fácil y estimulante discrepar, pero es difícil y peligroso coincidir. Ésa parece ser la base para la dialéctica política, buscar el desacuerdo y huir del acuerdo. El Gobierno de Navarra ha cumplido un año de gestión. Unos, han aprovechado para celebrar el Aniversario. Otros, para terminar el Cabo de Año que marca el tiempo de luto. Como casi en todo, en la falta de pasión se encuentra el equilibrio.
Gobernar tiene mucho de frustración. Por ello, entiendo que cuando los nuevos dirigentes accedieron al despacho se dieron cuenta del poco poder que tendrían. El gasto público es muy rígido dado el alto nivel de deuda y el creciente peso del gasto de personal y gasto corriente. Los ingresos se pueden estirar vía impuestos pero también tienen unos límites muy topados. Si se quieren hacer políticas públicas avanzadas hay que recurrir a la innovación pública algo que provoca un fuerte debate. Por ello, los políticos de todo el mundo se esfuerzan más en el discurso y menos en los hechos. La política se encuentra, cada día, más volcada en las identidades, en las actitudes, en la liturgia de cada grupo. La política se convierte no tanto en un ejercicio de gestión pública sino en un ejercicio de representación.
En ese campo político, en el de las actitudes y representación política, el nuevo gobierno ha intentado diferenciarse del anterior y ha marcado algunas de sus señas de identidad política. Desde mi punto de vista, ha acertado claramente en su apuesta por la austeridad y por la imagen de cercanía. Despojándose de atributos como coches oficiales y rebajando el nivel de escolta se han acercado a la ciudadanía. Por otro lado, están intentando articular el complejo entramado que significa la participación ciudadana con el fin de potenciar la ciudadanía. Pero donde más ímpetu está poniendo es en la visualización política de la parte vasca de Navarra.
Algo que UPN lo tenía como seña de identidad reactiva. Esta nítida apuesta que hace el nuevo gobierno tiene muchos riesgos por no ser mayoritaria pero la asumen conscientemente. En un plano más técnico, es deseable tener en cuenta que la gobernanza conlleva algunas normas de actuación. La primera es que no es posible avanzar sin transar. Es necesario acordar con diferentes. Es preciso desarrollar acuerdos institucionales sobre cómo construimos país, sobre Navarra. Por otro lado, todo gobierno debe situarse en la centralidad. Un avión necesita ala derecha y ala izquierda pero es la cabina del piloto la que le marca la dirección. En ese sentido, un gobierno debe institucionalizarse,
mantener su autonomía de gestión. Al Gobierno le corresponde la dirección de la Administración Pública desde principios objetivos, no sólo desde el mandato de los grupos parlamentarios que le apoyan. Finalmente, cualquier gobierno por muy rupturista que sea con el anterior debe evitar la tentación de inventar todos los días. Muchas de las cosas que están hechas lo están por algo. Merece la pena evaluarlas y si son adecuadas mantenerlas.
En definitiva, este año no ha pasado en balde para el nuevo gobierno. Por un lado, han aprendido que las políticas públicas tienen muchos límites y que aquello que se propone tiene que ser viable. Por otro lado, este gobierno ha hecho una apuesta muy definida en el terreno de la representación política. Y es en ese terreno donde le va a valorar la ciudadanía.
Leopoldo Calvo Sotelo fue presidente del Gobierno de España por la UCD. Tenía un humor muy fino y sutil. También un cuñado, que fue ministro socialista, llamado Fernando Morán con el que siempre discutía de política. En cierta ocasión, Leopoldo le dijo a Fernando: Contigo es fácil y estimulante discrepar, pero es difícil y peligroso coincidir. Ésa parece ser la base para la dialéctica política, buscar el desacuerdo y huir del acuerdo. El Gobierno de Navarra ha cumplido un año de gestión. Unos, han aprovechado para celebrar el Aniversario. Otros, para terminar el Cabo de Año que marca el tiempo de luto. Como casi en todo, en la falta de pasión se encuentra el equilibrio.
Gobernar tiene mucho de frustración. Por ello, entiendo que cuando los nuevos dirigentes accedieron al despacho se dieron cuenta del poco poder que tendrían. El gasto público es muy rígido dado el alto nivel de deuda y el creciente peso del gasto de personal y gasto corriente. Los ingresos se pueden estirar vía impuestos pero también tienen unos límites muy topados. Si se quieren hacer políticas públicas avanzadas hay que recurrir a la innovación pública algo que provoca un fuerte debate. Por ello, los políticos de todo el mundo se esfuerzan más en el discurso y menos en los hechos. La política se encuentra, cada día, más volcada en las identidades, en las actitudes, en la liturgia de cada grupo. La política se convierte no tanto en un ejercicio de gestión pública sino en un ejercicio de representación.