Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Resolviendo disonancias
Uno intenta comprender cómo funciona el cerebro de aquellos que viven a todo 'black', con sus tarjetas y sus gastos de representación, y se cuestiona entonces si los seres humanos somos tan racionales como dicen. Pero lo que sí le sorprende a uno es que estemos tan obsesionados por la coherencia, que seamos capaces de justificarlo todo. Saber que la frase “paso de lo que los de los demás piensen de mí” es la expresión estrella de las conversaciones cotidianas, es buena muestra de que nuestro pensamiento indica lo contrario, que solemos estar obsesionados con la apariencia.
Cuando tomamos una decisión, es casi imposible que reconozcamos que nos hemos equivocado. Nos encontramos más cómodos si nos convencemos de que hemos elegido lo óptimo. Mejor dicho, nos sentimos muy mal cuando mantenemos simultáneamente dos pensamientos contradictorios. Necesitamos resolver la disonancia para equilibrarnos. Fíjense si no de lo que ha sido capaz el máximo dirigente de la Sanidad de la Comunidad de Madrid, llegando incluso a criminalizar a la trabajadora infectada por el virus del ébola, con tal de no asumir cualquier responsabilidad al respecto y admitir entonces sus errores.
Pero no todo el mundo resuelve igual estos aspectos, Michael Corleone resolvía con un estilo muy definido las frecuentes disonancias que le generaba el asumir ser El Padrino de Coppola sin haberle interesado los negocios familiares y, sin embargo, el Hamlet de Shakespeare desplegaba una mayor carga reflexiva en su famoso soliloquio que recoge una de las más famosas y bellas citas de la literatura universal.
Los gestores públicos que administran nuestra Comunidad Foral cuando actúan y no lo hacen de acuerdo con sus creencias, entiendo que se sentirán incómodos, como todos, aún con la justificación que les puede suponer a título subjetivo no dejar de ser arbitrarios. Pero por lo que observo, me da la impresión de que cada vez experimentan menos desasosiego por ello, cada vez alinean más sus conductas con sus creencias, aunque sea para defender posturas complicadas de entender y justificar. Parece se hayan rendido a las complicaciones, sin conocer que “dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender” (Marie Curie).
Si en el debate sempiterno entre escuela pública y concertada, analizamos el papel que deben cumplir nuestras instituciones, vemos lo difícil que les resulta encajar sus preferencias ideológicas con las actuaciones que impone el sentido común. Sin profundizar excesivamente, que no es el caso, es un argumento manido que los defensores de la educación concertada indican que esta es más eficiente. Entiendo que para justificar eso habría que analizar la correspondencia entre los recursos empleados y los resultados. Sí que parece cierto que la educación concertada supone menos costes directos para el erario público (se paga menos a los profesores, tiene una ratio profesor/alumno más elevada), pero no parece menos cierto que son muchos más los indirectos, evitando ubicarse en zonas no rentables, como áreas urbanas empobrecidas y rurales aisladas, en las que el coste por alumno es mucho mayor y siendo además más cara para las familias, algo que suele obviarse con demasiada frecuencia y que crea un filtro socio económico de acceso. Pero, además, para resolver sus contradicciones quizás deban saber, al margen de cuánto cuesta una y otra, de las preferencias que se tengan, y otros datos no comentados, lo que dicen las normativas, fundamental.
Porque uno no se va a poner a discutir a estas alturas los argumentos de si los resultados académicos en los centros concertados son más elevados o no, no es que no me importe, sino que obviamente ese mayor logro, si es que existe, se puede deber de forma muy relevante, a que el alumnado proviene de entornos socioeconómicos y culturales más favorables, y no por el centro al que acuden, no lo digo yo, lo dice PISA. Digo esto por el “insignificante” detalle del binomio que promulga la LOMCE entre calidad y equidad.
La ley, a pesar de ella, cuando menos, sirve para ordenar y organizar actuaciones al margen de los deseos de cada uno. Pues ni aún así, vean, me cuentan que en la ciudad de Tudela, ante el lamentable estado de las instalaciones de los centros públicos, se reunieron representantes de la Dirección General de Recursos Educativos del Departamento de Educación y el equipo de gobierno del Ayuntamiento con los de los centros educativos públicos. La reunión debió estar salpicada entre argumentos peregrinos del Departamento referentes a que, a pesar de que las instalaciones comienzan a dar pena, no cumplen los criterios necesarios para recibir sus subvenciones y los no menos manidos del Ayuntamiento referidos a la multitud de compromisos de gasto, que impiden atender en su totalidad las necesidades materiales y los recursos necesarios de los colegios públicos.
Me contaban, asimismo, que, con referencia a posibles compromisos de ambas instituciones, nada de nada, que ni al Departamento de Educación se le ocurrió velar de oficio por la calidad educativa de sus alumnos y su incómoda situación actual frente a la nula implicación de Ayuntamiento de Tudela (los recursos materiales también contribuyen a la calidad educativa, como dice la LOMCE), ni al Ayuntamiento se le ocurrió que sus niños son prioritarios respecto a otros gastos (o quizás estos niños no y si otros, hijos de quienes probablemente les votan). Ya decía Shakespeare “de lo que tengo miedo es de tu miedo”.
Pero claro, si uno recuerda las palabras de nuestro máximo mandatario educativo, cuando preguntado por si promocionaba poco la educación pública dijo que “para nada, fíjense, he puesto a uno de los suyos a dirigirla”, confirmó entonces que esa era una actuación decisiva para reducir su desasosiego. Está claro que le traicionó el subconsciente, pero comienzo a pensar que fue un lapsus linguae freudiano (que me perdonen los psicoanalistas), en realidad creo que quiso decir “uno de los nuestros” porque si fuera “de los suyos”, o “de los otros” (“de los de la pública”), supongo que ante estos hechos y otros, ya habría dicho “basta ya” o “nunca más”, o si le parece muy manidas por 'rojos' estas expresiones, podría haber dicho “se acabó” o parafraseando el título de la película No sin mi hija, dirigida por Brian Gilbert y protagonizada por Sally Field, “no sin mis alumnos de la pública”. Porque miren, a mi me parece bien que cada uno pueda tener sus ideas, faltaría más, pero para reducir tus disonancias, lo que no podemos caer es en el autoengaño, sobre todo cuando tienes responsabilidades normativas.
Y es que entiendo que defender la escuela pública, cuando la que realmente valoras es la educación concertada, hace experimentar tensión e incomodidad por la existencia de dos ideas incompatibles, que incluso te hacen cambiar de conducta, tal y como se ha observado (en el año que se ha cerrado un centro convertido en gueto educativo en Tudela) cuando, al desvincularse algunos centros concertados del pacto del acuerdo del 2011 que promovía una adecuada y equilibrada distribución del alumnado (tal y como dice la LOMCE), ignoró este aspecto y se alineó con la inhibición del equipo de gobierno municipal, aceptando la ruptura.
Pero miren, ahora va y resulta que aparecen actuaciones ilusionantes y circunstancias que, seguro, generarán desasosiego de nuevo. Surge una moción, presentada por parte del grupo municipal socialista de Tudela, que va y resulta ser apoyada por todos los grupos municipales en el Pleno. En la citada moción se insta a promover, en la Comisión Local de Escolarización, la negociación de un nuevo pacto escolar, con el objetivo de que sea posteriormente ratificado por el Departamento de Educación, que contenga las medidas necesarias para asegurar una equilibrada escolarización del alumnado socialmente desfavorecido entre los centros de Tudela, tanto en el período de matrícula como durante el resto del curso.
Vaya jaleo, con lo tranquilos y equilibrados que estábamos aplicando la LOMCE “a la Navarra”. Tengo verdadero interés y curiosidad por ver como se va a resolver esta situación, conociendo la valoración de eficiencia subjetiva (ideológica) a favor de la educación concertada por parte de nuestros gestores. ¿Añadirán nuevos argumentos? ¿Aumentará la importancia de sus pensamientos a favor en detrimento de los disonantes que ahora curiosamente protagonizan todos los representantes de los ciudadanos de Tudela? ¿Restará importancia a la decisión a tomar considerando que el resultado de las dos alternativas iba a ser similar? o por cambiar, como dice el sensacional Miguel Ríos en su famosa canción Bienvenidos, optarán por “abrir vuestras mentes, llenaros con un soplo de Rock que desaloje los fantasmas cotidianos”. La cosa se complica... o no.
Uno intenta comprender cómo funciona el cerebro de aquellos que viven a todo 'black', con sus tarjetas y sus gastos de representación, y se cuestiona entonces si los seres humanos somos tan racionales como dicen. Pero lo que sí le sorprende a uno es que estemos tan obsesionados por la coherencia, que seamos capaces de justificarlo todo. Saber que la frase “paso de lo que los de los demás piensen de mí” es la expresión estrella de las conversaciones cotidianas, es buena muestra de que nuestro pensamiento indica lo contrario, que solemos estar obsesionados con la apariencia.
Cuando tomamos una decisión, es casi imposible que reconozcamos que nos hemos equivocado. Nos encontramos más cómodos si nos convencemos de que hemos elegido lo óptimo. Mejor dicho, nos sentimos muy mal cuando mantenemos simultáneamente dos pensamientos contradictorios. Necesitamos resolver la disonancia para equilibrarnos. Fíjense si no de lo que ha sido capaz el máximo dirigente de la Sanidad de la Comunidad de Madrid, llegando incluso a criminalizar a la trabajadora infectada por el virus del ébola, con tal de no asumir cualquier responsabilidad al respecto y admitir entonces sus errores.