Sanfermines

Chupinazo- El alcalde Enrique Maya ha aprovechado el 150 aniversario de la asamblea de Cruz Roja de Pamplona para desplazar del balcón al grupo municipal de EH-Bildu, señalado por una norma no escrita para prender la mecha inaugural de los Sanfermines de 2014. La rotación de grupos municipales dentro de cada legislatura es una costumbre adoptada en 1979 y transgredida solo por UPN y solo cuando el turno ha correspondido a la izquierda abertzale en cualquier de sus marcas radicales. Barcina encontró diferentes excusas y Maya ha seguido su estela.

El chupinazo, otrora llamado primer cohete, tiene una función protocolaria. No es un homenaje. La titularidad natural corresponde a un miembro del Ayuntamiento. La capacidad de delegación conferida a Alcaldía tiene estos riesgos a falta de una norma reglada por escrito. El Ayuntamiento tendría que determinar un criterio insoslayable y, si es caso, contemplar sus excepciones.

Chupinazos en vísperas: el demoledor informe de la Cámara de Comptos sobre la externalización de las cocinas del Complejo Hospitalario (negocio privado a costa de la calidad) y la aversión al nacionalismo de los aspirantes a la secretaría general del PSOE que pasan por Pamplona. Para hundir al PSN.

Riau-riau- El equipo municipal de gobierno pone en la calle a La Pamplonesa durante un par de horas de la tarde de la víspera. La banda repite “La alegría de San Fermín” (un vals de Astráin) y los reunidos rematan con ese grito, en su día transgresor, una letra mal conocida. Son las ridículas secuelas que el Ayuntamiento ha dejado de la secular Marcha a Vísperas, uno de los actos más antiguos de las fiestas y que solo tiene sentido si la Corporación Municipal y su cortejo acompañante desfilan desde la Casa Consistorial hasta la parroquia de San Lorenzo.

Procesión- El Ayuntamiento y el Cabildo sacan de paseo la imagen de San Fermín, patrón de la diócesis de Pamplona y copatrón de Navarra. La existencia del clérigo elevado a los altares no está documentada, pero se vitorea su presunción de vida pasada y se invoca su deseada capacidad de protección. Le escoltan los delegados y delegadas de las Peñas, que quizá carezcan de confesionalidad católica en sus estatutos. También concejales agnósticos, incluso ateos, lucen ornato de gala al callejear en la mañana del 7 de julio. Profusión de aplausos, vivas-goras, emociones, cánticos y movimiento de masas para ver o percibir los diferentes momentos de la procesión.

Pobre de mí- La copla de este año debiera entonarla el coro de ediles. Para bastantes serán sus últimas fiestas como concejales: “pobre de mí, pobre de mí, que el año que viene quizá no esté aquí”. La verdad es que, como el pueblo lastimero en la clausura, también ellos quieren más.

Nuevas peñas- La rendija, presidida por Santiago Cervera; Las dietas, con Yolanda Barcina como dama de honor; La ruina, gestionada de momento por Javier Zabaleta; Los del 3, pancarta que agrupa a los investigados por ese juzgado de instrucción como presuntos “dilapidadores de la solvencia” de Caja Navarra.