Verdad peligrosa

Leía el otro día a Alfred W. Adler, médico y psicoterapéuta austriaco, fundador de la conocida escuela de la psicología individual. Fue un colaborador de Freud y cofundador de su grupo, pero se apartó tempranamente de él al divergir sobre distintos puntos de la teoría del psicoanálisis. Él dijo en una ocasión una frase interesante: “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”.

Y es que cuando algo supone un contratiempo, cuando nos aprieta alguna cuestión, en general, solemos resolver las cuestiones de diferente manera, o bien nos apegamos y nos centramos excesivamente en nuestras ocupaciones y tareas, intentando olvidarnos de lo que nos desasosiega; y, en este caso, a la clase política de nuestra comunidad le afectaban muchas esta semana. Desde los temas considerados menores pero que tienen su enjundia, como la intención de realizar flujogramas entre los departamentos del Políticas Sociales, Salud y Educación para la atención de menores (¿uno más?, no sería más fácil hacer funcionar los actuales... ), otros quizás un tanto alejados ya en el tiempo, pero que uno entendía deberían haber tenido más repercusión, como el salto por los aires del organigrama del Departamento de la Hacienda Foral a punto de finalizar la legislatura (algo que me cuentan había costado mucho tiempo consolidar orgánica y funcionalmente y se lo han cargado de un plumazo), o cuestiones más actuales, como la ley de presupuestos mediatizados por el pago de interés de la deuda, la violencia de género, recursos sanitarios a implantar en educación, la modificación de las idoneidades en la adopción sin promover nuevas normativas que la regulen específicamente, pero si con cese de personal correspondiente, o la modificación de la Ley del Vascuence (qué cosas tiene el euskera, que ante actuaciones para que se pueda estimar la iniciativa de poder satisfacer demandas de modelo lingüistico en zonas no cubiertas por el tejido legislativo actual, desde el Departamento, para poder abordar lo que le indica el Parlamento intente solucionar esto de nuevo con los centros concertados, aunque sean ikastolas... y que provoque en algunos la idea de echar en falta más iniciativas parlamentarias para que la enseñanza pública garantice la igualdad de oportunidades para todo el mundo en otras cuestiones, como la distribución equitativa de alumnado desfavorecido o el estado de los centros públicos fuera del área metropolitana de Pamplona).

Pero, como decía, cuando algo supone un contratiempo, sin descuidar los temas que te ocupan pero te distraen, puedes intentar no evadirte de la realidad y hacer un punto de inflexión para mejorar tu desempeño diario (eso sí, mirándote con exigencia al levantarte y con complacencia al acostarse). Y en esto va y justo, cuando uno está eligiendo una cuestión de las comentadas, sobresalto, emerge la noticia de que una redada masiva contra la corrupción golpea al Partido Popular, incluyendo de entre los detenidos al que fuera 'número dos' del gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, por formar parte de una supuesta trama de cobro de comisiones.

Como comprenderán, intentar evadirte imposible y es que miren, estas noticias a uno le dejan sorprendido y estupefacto, sobre todo porque pertenezco al club de los 'optimistas', siempre he creído que “no se gana nada no siéndolo”. Cada vez más investigaciones muestran los beneficios físicos, psicológicos e incluso económicos que genera una actitud optimista ante la vida. Aliados asociados al optimismo como el coraje, la esperanza, la confianza, la pasión, la perseverancia o el entusiasmo son capaces de transformar nuestra realidad y hacernos más felices.

Y no crean que para ello tengo la tentación de utilizar las 'Wishful thinking', (fantasías esperanzadoras), que hacen caer en la trampa en la que solemos descender cuando la desesperación nos sacude y nuestra parte más pesimista nos invade, por ejemplo cuando utilizamos diálogos interiores tipo “sé que me va a pasar algo bueno”. Estos pensamientos nos provocan paz unos minutos pero son extremadamente peligrosos, no te adaptan a la situación y no consiguen que te adaptes a ella.

Por el contrario, procuro como optimista hacerme responsable de aquello que me sucede, y, por tanto, cuestionarme qué es lo que puedo hacer para rectificar, mejorar o cambiar una determinada situación, pero, aunque siempre me he mostrado contrario a los sujetos que de forma pesimista tienden a sentirse impotentes frente al mundo o incluso frente a sí mismos y esperan pasivamente a que sean las circunstancias externas las que cambien, algunas veces, como ahora, tienen todos mis respetos.

Y no solo por la noticia comentada, sino porque me encuentro, como por casualidad, con el informe de la ONG 'Transparencia Internacional', financiado por la Comisión Europea, no por un ente abstracto, o sí, que nos dice que en España, “los datos de conexión entre negocios y políticos son alarmantes”, y que por ello está instaurada en la población la idea clara de que “la única forma de tener éxito en los negocios es haciendo uso de conexiones políticas”. En la actualidad no hay ninguna ley que regule los 'lobbies'. La opacidad y la falta de regulación es el mejor caldo de cultivo para el tráfico de influencias, las negociaciones prohibidas o el soborno.

Me entero, además, de que tal regulación no se ha incluido en la Ley de Transparencia que entra en vigor el próximo diciembre, pese a que todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, habían solicitado que sí se incluyera, una vez más. Por esta y otras cosas indicaba que la política ha entrado en crisis, por eso decía que se ha fracturado y es menos segura, de algo tan importante se derivan por lo tanto las polémicas sobre las idas y venidas de los políticos. El que no sepa dónde ir, mejor que no venga.

Supongo que molesta, pero los líderes políticos que nos gobiernan, no pueden aplazar ni un minuto más el concepto de puerta giratoria, aunque no se les haya ocurrido a ellos, porque además, cada vez más, están ponderando el tránsito de lo público a lo privado. Entiendo que no es fácil regularlo, pero los partidos tienen que ponerse de acuerdo y no demorarlo más, sin remisión. Comprendo y se que existen dificultades a consensuar, desde que ejerzan la política personas sin preparación alguna que acceden a lo público legítimamente, se supone con el apoyo de sus partidos, a que a este sector (al público) no puedan acudir personas de prestigio desde el sector privado. En el gobierno de España actual tenemos de ambos polos (desde incompetentes manifiestos a otros que se pasan de listos y son 'puertas giratorias andantes')

Es inadmisible que pueda ocurrir, al igual que en la película 'Match Point' dirigida por Woody Allen y protagonizada por Jonatahn Rhys Meyers en el papel de Chris Wilton y Scarlett Johansson como Nola Rice, lo de aquella noche, entre sueños, donde Chris es interpelado por los fantasmas de Nola y de la señora Eastby, ante quienes alega que sus crímenes, aunque condenables, fueron “necesarios” y que él mismo puede suprimir sus sentimientos de culpa.

Creo que quien obvie estos sentimientos está enfermo, como Chris Wilton. Los últimos acontecimientos les deberían llevar al punto de que ya no calma, ni siquiera de forma transitoria, desviar la atención del hecho, el cúmulo de acontecimientos no debería dejar evadirse a nadie de la realidad, no les debería permitir autoengañarse una vez más y engañar a los ciudadanos, espero que no puedan tener ni un minuto de alivio.

Aunque lo intenten, no podemos permitir que clase política gobernante salga del círculo infinito con un no puedo, esta claro que es una creencia autolimitante y la realidad es que no quieren. Ya no podemos permitir que la respuesta sea afirmativa y la conducta negativa, la certeza se ha impuesto y la realidad se debe imponer.

No me imagino que truco se puede utilizar para alejarse de la realidad ni un metro. Ya no se puede obviar la autocrítica, ni escudarse en que no se tenía ya confianza en algunas personas, ni al ciudadano se le puede vender la patraña de que se van a convocar “comités de derechos y garantías”. ¿Derechos y garantías de quién?, ¿de verdad cree alguien que esto se puede racionalizar?, ¿de verdad alguien piensa que se pueden ocultar motivos bajo una explicación lógica? Creo que ya no se puede ni por asomo ser imparciales, ya no se puede proyectar más y ver la mota en el ojo ajeno, ya no existen guaridas para poder contemplar la realidad, para arrimarnos más a los éxitos que a los fracasos, ya no se puede mentir más.

Cierren puertas, ¡que no corra el aire!, desnaturalicen el error y las equivocaciones y entiendan que lo que hacen es comportarse de una determinada manera y, por lo tanto, como cualquier conducta, es posible modificarla. Asuman como digo que están enfermos y si no pueden asumir tanta realidad de golpe, utilicen el concepto de la verdad soportable. Ante una enfermedad grave, algunas personas recurren a la negación,rechazan el diagnóstico o minimizan su seriedad, evitando reflexionar o hablar sobre ello. Esta estrategia tiene su función y puede resultar, por tanto, beneficiosa, muchos pacientes con cáncer la utilizan para evitar la ansiedad y la depresión de forma transitoria, pero apuesten por reconocer la realidad, dándose tiempo para digerir poco a poco la información que resulta difícil, pero no utilicen nunca más la mentira y la simulación.

Y si no, hagan como dice la letra de la canción de M-Clan 'Defectos Personales': “Pasado imperfecto, pasado de todo, pasado mañana, seguramente me voy”. No lo duden, váyanse. Son necesarias medidas para evitar la profesionalización de la política y garantizar el control democrático efectivo de los electores sobre los cargos electos, si recuerdan... “una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”.

Leía el otro día a Alfred W. Adler, médico y psicoterapéuta austriaco, fundador de la conocida escuela de la psicología individual. Fue un colaborador de Freud y cofundador de su grupo, pero se apartó tempranamente de él al divergir sobre distintos puntos de la teoría del psicoanálisis. Él dijo en una ocasión una frase interesante: “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”.

Y es que cuando algo supone un contratiempo, cuando nos aprieta alguna cuestión, en general, solemos resolver las cuestiones de diferente manera, o bien nos apegamos y nos centramos excesivamente en nuestras ocupaciones y tareas, intentando olvidarnos de lo que nos desasosiega; y, en este caso, a la clase política de nuestra comunidad le afectaban muchas esta semana. Desde los temas considerados menores pero que tienen su enjundia, como la intención de realizar flujogramas entre los departamentos del Políticas Sociales, Salud y Educación para la atención de menores (¿uno más?, no sería más fácil hacer funcionar los actuales... ), otros quizás un tanto alejados ya en el tiempo, pero que uno entendía deberían haber tenido más repercusión, como el salto por los aires del organigrama del Departamento de la Hacienda Foral a punto de finalizar la legislatura (algo que me cuentan había costado mucho tiempo consolidar orgánica y funcionalmente y se lo han cargado de un plumazo), o cuestiones más actuales, como la ley de presupuestos mediatizados por el pago de interés de la deuda, la violencia de género, recursos sanitarios a implantar en educación, la modificación de las idoneidades en la adopción sin promover nuevas normativas que la regulen específicamente, pero si con cese de personal correspondiente, o la modificación de la Ley del Vascuence (qué cosas tiene el euskera, que ante actuaciones para que se pueda estimar la iniciativa de poder satisfacer demandas de modelo lingüistico en zonas no cubiertas por el tejido legislativo actual, desde el Departamento, para poder abordar lo que le indica el Parlamento intente solucionar esto de nuevo con los centros concertados, aunque sean ikastolas... y que provoque en algunos la idea de echar en falta más iniciativas parlamentarias para que la enseñanza pública garantice la igualdad de oportunidades para todo el mundo en otras cuestiones, como la distribución equitativa de alumnado desfavorecido o el estado de los centros públicos fuera del área metropolitana de Pamplona).