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La XXXII Marcha al polígono de tiro de las Bardenas o cómo mantener vivo un clásico del movimiento antimilitarista

La Asamblea Antipolígono ha convocado para este domingo, 2 de junio, la XXXII Marcha al polígono de tiro de las Bardenas para reivindicar un año más el desmantelamiento de la única instalación militar donde se producen bombardeos con fuego real en Europa.

Milagros Rubio, una de las portavoces y de las caras más conocidas del movimiento, reconoce las “dificultades” a las que se enfrentan. Llevan más de tres décadas tratando de aunar voluntades por el desmantelamiento de las instalaciones militares, sin éxito. Inaugurado el 9 de junio de 1951 –“en plena dictadura franquista”, indican los convocantes-, el polígono de tiro ha sido rechazado con la boca pequeña por intereses económicos, pues el Ejército riega de millones a las poblaciones de alrededor del parque, los llamados entes congozantes, que componen la Junta de Bardenas. Son 22 entidades: 19 localidades, dos valles pirenaicos navarros y un monasterio, el de la Oliva, cuya media docena de monjes se reparten los dineros en igualdad de condiciones con, por ejemplo, los 35.000 habitantes de Tudela.

La última renovación del canon de uso entre la Junta de Bardenas y el Ministerio de Defensa fue en 2008 y por 20 años: cobraron 7 millones de euros anuales los 10 primeros -hasta 2018- y 14 millones los diez siguientes, hasta 2028.

El domingo, el acto comenzará con una concentración, a las 11.30 horas, en Los Aguilares, para emprender, a mediodía, una caminata de aproximadamente cuatro kilómetros hasta las inmediaciones del polígono de tiro, donde se leerá un comunicado. También se recordará a Gladys de Estal, cuando se cumple el 40 aniversario de su muerte por un disparo de la Guardia Civil.

La Asamblea Antipolígono ha hecho un llamamiento a las personas, colectivos, formaciones políticas y sindicatos “que aspiran a un mundo más humano y apuestan por una resolución dialogada y pacífica de los conflictos nacionales e internacionales”, a apoyar esta convocatoria.

Entre las adhesiones a esta edición se encuentran formaciones políticas navarras como Geroa Bai, Podemos, Izquierda-Ezkerra y Equo, además de otras como Barcelona en Comú o Chunta Aragonesista. También se han sumado agrupaciones locales de diversas localidades de Navarra, los sindicatos CCOO, EHNE, ELA, ESK, Solidari, Steilas y Osta; y colectivos como Greenpeace, SEO/Birdlife o Iruñea Ciudad de Acogida.

En un comunicado, la Asamblea Antipolígono ha criticado que la instalación militar de las Bardenas “se puso en pie en plena dictadura franquista” pero, tras la llegada de la democracia, “no se cuestionó su existencia desde los diversos gobiernos que han venido ejerciendo hasta nuestros días”.

“En la actualidad, el polígono de tiro se ubica como un agujero negro dentro de un Parque Natural, en medio de una Reserva Mundial de la Biosfera, e impide que Bardenas sea declarado Parque Nacional”, han lamentado.

Asimismo, desde el colectivo han afirmado que el gasto militar en 2018 ha sido “el más elevado desde el final de la Guerra Fría” y han rechazado que “como resultado de esta carrera armamentística y política militarista, las guerras siguen extendiéndose por toda la geografía del planeta”.

A los motivos medioambientales y antimilitaristas, la Asamblea Antipolígono suma los de seguridad: “Para las personas que habitamos en el entorno del polígono de tiro, como consecuencia de los cada vez más intensos y persistente bombardeos con fuego real que experimentan”, y ha afirmado que “han sido numerosos los accidentes que han provocado a lo largo de tantos años”.

“Sabemos que está difícil, pero estamos muy satisfechos de nuestra labor, de haber mantenido la movilización durante estos 32 años”, apunta Milagros Rubio. “No nos van a hacer caso, pero por lo menos se cuestiona la existencia del polígono, y eso es importante”, sentencia.