Mientras las instituciones lanzan campañas como la del Gobierno de Navarra para el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “Avancemos”, con el objetivo de lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida, existen aspectos del día a día en los que el “avanzar” queda lejos, algo que ocurre, por ejemplo, en algunas sociedades gastronómicas.
Según ha podido comprobar EFE, al menos cuatro sociedades gastronómicas navarras, ubicadas en Pamplona, no permiten que las mujeres sean socias: Napardi, Txoko Pelotazale, Gure Leku y Reserva 1940.
En el caso de la histórica sociedad gastronómica Napardi, “estará formada por varones mayores de edad”, según recoge el artículo 2 de sus estatutos. También el artículo 2 de los estatutos de Gure Leku indica que “la sociedad estará constituida por socios varones”, la misma frase que figura en el artículo 9 de los estatutos del Txoko Pelotazale. Por su parte la sociedad Reserva 1940 indica en el artículo 9 de los suyos que sus socios serán “varones mayores de 18 años”.
El hecho de que las mujeres no puedan ser socias no les impide sin embargo la entrada en ninguno de estos locales, aunque no tienen acceso a la barra o a la cocina, ni pueden tomar decisiones en el seno de la sociedad. Tampoco pueden heredar el carné de socio de sus maridos o padres en caso de que estos fallezcan. En este supuesto, quienes pueden heredar son los hijos, y si el socio solo tiene hijas sería un hermano quien lo heredaría.
Según ha constatado EFE, si una mujer llama para hacerse socia, alguna de las repuestas que recibe son “no es posible porque es una sociedad solo para hombres” o “tu marido se puede hacer y tú entrarías como invitada, es una tontería que tú te hagas”. Todas estas sociedades fueron fundadas el siglo pasado, pero todavía hoy siguen negando la posibilidad de que las mujeres formen parte de la sociedad.
EFE ha contactado con las cuatro sociedades gastronómicas para saber si esta realidad va a cambiar, pero con Reserva 1940 no ha sido posible contactar y el Txoko Pelotazale se ha negado a responder. La sociedad Gure Leku sí ha respondido que “está previsto analizar este asunto en la asamblea” para “dar oportunidad a las mujeres de que sean socias”.
Napardi, por su parte, ha explicado que “disfrutamos siempre con nuestras novias, mujeres y amigas, pero, como tenemos setenta años de antigüedad y por respeto a nuestros estatutos, las mujeres no pueden ser socias, aunque no sabemos el devenir que nos espera”.
Marco legal y precedentes judiciales
La Ley foral de Igualdad recoge en el punto 3 de su artículo 27 que “las organizaciones culturales y sociales deben establecer los mecanismos que garanticen el empoderamiento y la participación activa de las mujeres, así como su acceso a los órganos directivos, con el objeto de lograr en ellos la representación equilibrada”.
Y la legislación nacional en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres habla en su artículo 6 de que “se considera discriminación indirecta por razón de sexo la situación en que una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros pone a personas de un sexo en desventaja particular con respecto a personas del otro”.
Son varias las sentencias que avalan esta discriminación con el argumento de que se trata de asociaciones privadas y aluden al derecho canónico y al año de su constitución.
En el mes de enero el Tribunal Supremo estimó un recurso de la Hermandad de la Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna (Tenerife) contra la sentencia que anulaba una disposición de sus estatutos en la que se excluía a las mujeres de participar en esa organización religiosa.
De esta manera desestimó la demanda que había promovido Teresa Laborda en representación de 35 mujeres que desde 2008 llevaban pidiendo su admisión tanto a la Hermandad como al Obispado.
“Se trata a las mujeres como menores de edad”
La directora del Instituto Navarro para la Igualdad, Eva Istúriz, se ha referido en declaraciones a EFE a esta situación como algo “anacrónico”. “El siglo XX fue el de los derechos de las mujeres, que en el XXI persistan sociedades donde solamente pueden hacerse socios los hombres me parece que no suma para la igualdad y que deberían plantearse muy seriamente cambiar de actitud”, señala.
Istúriz explica que esto supone “seguir tomando a las mujeres como menores de edad. Si la sociedad la conformamos al 50 % hombres y mujeres, las decisiones deberíamos tomarlas en relación a eso”.
En cuanto al hecho de poder entrar en los locales acompañadas de sus maridos explica que son “derechos derivados”. “No queremos tener algo cedido, queremos tener derechos que no dependan de nuestros maridos. Somos personas, no tenemos por qué depender de ser esposas de alguien”.
Tras subrayar que “se niega el derecho por haber nacido mujer”, apunta al trabajo que se puede hacer desde las instituciones: “Aparte de hacer una labor de concienciación, no tendrían que poder acceder a las subvenciones públicas, si es que las piden, porque tienen que responder al principio de igualdad entre hombres y mujeres. No deben tener ninguna facilidad desde las administraciones públicas hasta que subsanen ese déficit de derechos democráticos”.