La moneda de Felipe VI (de Navarra y no de España) que saldrá a subasta por más de 400.000 euros en Suiza
El próximo 10 de diciembre la empresa suiza 'Numismática Genevensis' sacará a subasta una moneda única, el “Santo Grial de la numismática navarra”, según el historiador Mikel Muza: los 8 escudos de oro de Felipe VI de Navarra (IV de España) acuñados en Pamplona en 1652. Se trata de una pieza de la que solo existe este ejemplar y muy codiciada que la última vez que se subastó, en el año 2012, su precio se cerró en 525.000 euros. En esta ocasión, el precio de salida será de 400.000 francos suizos (426.375,60 euros al cambio).
La rareza de esta pieza única reside en su historia, la historia de un desagravio del monarca a las cortes navarras. Su origen se remonta al conocido como el 'Escándalo del Potosí', uno de los mayores fraudes económicos de la Edad Moderna que se cometió en la ceca de Perú (Potosí formó parte del virreinato del Perú hasta 1776), una de las más importantes del mundo, y que consistió en la acuñación de monedas con un menor contenido en plata del que deberían tener (eran monedas de 8 reales que en realidad deberían tener un valor de 6 al tener menos plata). El escándalo estalló en 1648 cuando unos comerciantes lo detectaron en Europa provocando incluso que en algunos pueros se comenzara a reachazar la moneda colonial española. Ello obligó al rey Felipe IV a tomar medidas para que los comerciantes de todo el mundo no perdieran la confianza en la moneda castellana.
La solución que se adoptó fue recoger todas las monedas falsas y reacuñarlas “conforme a la ley”, según explica el historiador Javier Bergua en su libro 'Historia de la moneda de Navarra'. Dado el volumen de monedas que había que volver a acuñar, fue necesario reabrir cecas que llevaban tiempo cerradas. Una de ellas fue la de Pamplona, que durante los reinados de los reyes católicos y Carlos I había acuñado piezas de oro, pero que durante el reinado de Felipe IV solo tenía autorización para grabar moneda de cobre de circulación local.
De esta forma, en la casa de la moneda de Pamplona entre los años 1651 y 1652 se emitieron monedas con el grabado de las monedas castellanas 'Philippus Dei Gratia Castelle et Navarrae rex' (Felipe rey de Castilla y de Navarra por la gracia de Dios), sin ordinal y con una referencia al monarca como rey de Castilla y Navarra. Este hecho fue recibido como un gran agravio por las cortes navarras, que consideraron el episodio como una infracción del fuero, que recogía que en las monedas acuñadas en Navarra solo aparecería el escudo de Navarra y el título específico navarro, en el caso de Felipe IV de España, debería salir como VI de Navarra. Las cortes navarras ordenador paralizar la emisión de esas monedas y enviaron una queja al monarca, que fue aceptada.
Como desagravio por el quebrantamiento del fuero, Felipe IV autorizó durante un corto periodo de tiempo en 1652 una acuñación extraordinaria y muy limitada de las piezas de oro más importantes del reino (ocho y cuatro escudos), así como de toda la serie en plata, con la leyenda corregida 'Philippus Sextus dei Gratia Navarrae rex' (Felipe VI rey de Navarra por la Gracia de Dios).
Así, se acuñó esta moneda de 8 escudos de 1652 con marca de ceca AP (Pamplona), cuyo cuño de anverso se encontraba en 1866 en el Archivo de la Diputación Provincial de Navarra y que hoy está en el Museo de Navarra. La moneda se acuñó a martillo, cuando en Segovia la ceca ya contaba con tecnología hidráulica que permitía grabar las monedas con rodillo, y después fue repasada a mano, lo que todavía la convierte en una pieza más singular si cabe.
La moneda fue descrita por el numismático Aloiss Heiss en 1869 cuando el ejemplar era propiedad del Conde de Ezpeleta de Veire. Años después, la onza pasó a la colección de la Hispanic Society of America (HSA). Se trata de la pieza de mayor valor acuñada en toda la historia monetaria del reino de Navarra y subastada por última vez en 2012 por 525.000 euros.
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