Nadie quiere ser candidato en la Navarra vaciada: sin elecciones en 37 pueblos y 54 con un alcalde ya decidido
7.700 habitantes de Navarra no podrán votar el próximo domingo 28 de mayo por su gobierno municipal ya que en sus municipios no se ha presentado ninguna candidatura
Juan José es vecino de Barásoain, un municipio de la zona media de Navarra de poco más de 600 habitantes, y el próximo domingo 28 de mayo acudirá a su colegio electoral a votar. Hasta ahí, todo normal. Pero Juan José tan solo podrá votar en las elecciones forales, en las que se eligen a quienes ocuparán los escaños del Parlamento de Navarra. En esta localidad situada en la Valdorba, a unos 25 kilómetros de Pamplona, no podrán elegir a su alcalde o alcaldesa, nadie en el pueblo se ha presentado y no hay candidaturas. Como Barásoain, otros 36 municipios de Navarra, que acumulan una población de 7.700 habitantes, tampoco celebrarán elecciones locales, del total de 43 en toda España. Nadie quiere ser candidato en la Navarra vaciada. En otras 54 localidades ya saben quien ostentará el bastón de mando los próximos cuatro años al haberse presentado una única candidatura, que no tendrá otra lista con la que competir por liderar el Consistorio.
“Me entristece que no haya gente que quiera colaborar y trabajar por su pueblo”, lamenta Rita Roldán, alcaldesa de Barásoain desde hace 12 años. “Nos estamos acostumbrando a que todo lo hagan otros y en los pueblos pequeños si no trabajamos los que vivimos en él, es muy difícil que nadie venga a hacerlo, la gente de aquí tiene que asumir esa responsabilidad”, apostilla.
El caso de Rita esconde una realidad creciente en poblaciones pequeñas, la gente no quiere asumir la responsabilidad de ponerse al frente de un Ayuntamiento por el trabajo que supone y “la poca recompensa” que tiene, y allí las campañas políticas ya no consisten en pedir el voto, sino en pedir que la gente se presente. “Sé que está mal visto a nivel político, pero a nivel de trabajo hay que pensar que los alcaldes de poblaciones pequeñas tienen que ser recompensados porque hacemos un trabajo de estar aquí todos los días”, relata Rita, que compagina sus labores municipales con su trabajo como limpiadora por las tardes. “Económicamente necesito vivir y para ello no puedo dedicarme solo a ser alcaldesa”, se resigna. “Este sacrificio es difícil mantenerlo en el tiempo y dificulta que la gente quiera hacerlo”.
Pero, ¿por qué Navarra concentra a casi el 90% de los pueblos en los que no habrá elecciones? El decano del colegio de Sociología y Politología de Navarra, Manolo Rodríguez, apunta al mapa local de esta comunidad. “Nos encontramos con que en Navarra, sobre todo en la zona del Pirineo y Prepirineo —donde se encuentran 18 de los 37 municipios sin candidaturas—, hay muchas poblaciones muy pequeñas, con muy pocos habitantes y muy envejecidas”, señala. Los datos muestran que en la comunidad foral el 70% de los 272 municipios tienen menos de mil habitantes. “Estamos hablando de municipios que en ocasiones no superan la veintena de habitantes”, añade. “La gente mayor ya no tiene ganas de meterse en política, y los pocos jóvenes que viven en estos pueblos en muchas ocasiones van a Pamplona todos los días a trabajar o incluso viven allí y vuelven solo los fines de semana”, apostilla.
Es el caso por ejemplo de Iñaki Suso, alcalde de Dicastillo, y que compatibiliza sus labores como primer edil con su trabajo en la Biblioteca de Pamplona. “Cuatro años han sido suficientes, compaginar los dos trabajos y la vida familiar se antoja difícil a largo plazo si sigo como alcalde”, señala Suso, quien ha decidido por no optar a la reelección en su pueblo, que también se ha quedado sin candidaturas.
Económicamente necesito vivir y para ello no puedo dedicarme solo a ser alcaldesa
La presidenta de Navarra, María Chivite, puntualiza otro factor: “El problema de la representación municipal, sobre todo en localidades con pocos habitantes, es el escrutinio público y las críticas personales a las que estamos sometidos, y cómo se denosta la política. Eso no favorece la participación en la política”.
A este respecto, la Cámara de Comptos, el tribunal de cuentas navarro, alertó a comienzos de este año de la necesidad de desarrollar la Ley foral de reforma de la administración local que se aprobó la pasada legislatura, ya que según el órgano fiscalizador el actual mapa local “no es racional, ni favorece la gestión eficaz y eficiente de los servicios en el ámbito local”. Para Ignacio Cabeza, su presidente, el problema de fondo es la despoblación de ciertas zonas de la comunidad foral. La reforma del mapa local aprobada en 2019 contempla la creación de entidades supramunicipales, que serían comarcas, que asumirían las competencias de los ayuntamientos de estas zonas, que quedarían agrupados bajo una única unidad administrativa. Sin embargo, esta circunstancia no acabaría con el problema de la falta de candidaturas, puesto que los municipios seguirían teniendo cada uno a su propio alcalde o alcaldesa. “Dentro de cuatro años estos pueblos van a tener todavía menos habitantes si no se toman soluciones contra la despoblación y será todavía más difícil que haya candidaturas”, indica Manolo Rodríguez.
La falta de relevo generacional provoca a su vez que en hasta 54 localidades de Navarra haya una única candidatura, que ya sabe que será la elegida por la falta de competencia. De nuevo, en su gran mayoría son agrupaciones independientes, y en muchos casos encabezadas por personas que acumulan décadas en el cargo. “Hay que concienciar a los jóvenes de la importancia del compromiso con la política, que en el caso de los pequeños municipios se basa en la gestión de los servicios, de hacerlo lo mejor que se pueda”, apunta el alcalde de Dicastillo.
El riesgo de que quedarse sin candidatos: “No sabían nada del pueblo”
En realidad no es la primera vez que esto pasa en Barásoain. En 1995, después de que no hubiera candidaturas para elegir al nuevo alcalde, la corporación municipal saliente elaboró una lista abierta con todos los vecinos del pueblo. Los siete más votados formaron una lista que fue la elegida por el municipio para liderar el Ayuntamiento los siguientes cuatro años. “Supongo que la alcaldesa hará algo así si nadie se presenta en seis meses”, apunta un vecino.
Y es que la Ley Orgánica del Régimen Electoral General ya contempla este escenario y deja en manos de la Delegación del Gobierno, en el caso de los municipios, y en el Gobierno de Navarra, en el de los concejos, la potestad para convocar una segunda vuelta electoral a los seis meses a estos pueblos en los que nadie se ha atrevido a dar el paso de postularse como alcalde. Si para entonces tampoco hay candidaturas, se nombra una comisión gestora. Pero esta segunda oportunidad conlleva un riesgo añadido. Lo saben bien en Garínoain, municipio colindante a Barásoain. Allí, en 2011 también se quedaron si candidatura tras varias legislaturas de gobiernos municipales de agrupaciones locales independientes. A los seis meses de quedar desiertas las elecciones, por fin una lista se presentó para encabezar el Ayuntamiento, pero en ella no aparecía el nombre de ningún vecino. Se trataba de una candidatura del partido ultracatólico y de extrema derecha Derecha Navarra y Española. Entonces sí, todos los habitantes de Garínoain se unieron para tratar de que la lista no llegara al 5% de los votos (la barrera electoral para conseguir representación en un Consistorio) votando en blanco. Fue en vano, 18 votos fueron suficientes para que este partido se hiciera con el poder.
El escrutinio público y las críticas personales a las que estamos sometidos no favorece la participación en la política
“No hicieron nada bueno por el pueblo, no eran de allí y no sabían nada. Eso sí, nos subieron el IBI”, señala un habitante de esta localidad. “Al menos nos sirvió para escarmentar, ahora siempre hay alguna lista que se presenta, porque sabemos lo que puede suceder. Ahora les puede pasar a estos [a los vecinos de Barásoain]”, añade. “Me preocupa que nos pase a nosotros, les deshizo el pueblo, aquí hay gente joven y preparada, son los que tiene que asumir la responsabilidad”, reclama una vecina de Barásoain.
“Hace un mes todos se miraban como diciendo 'a ver quién se anima a dar el paso', cuando ya se han dado cuenta de que nadie, ahora se miran diciendo 'venga, tendremos que hacer algo'”, señala Rita Roldán, quien confiesa que ya está comenzando a hablar con vecinos para animarles a que se presente. En la misma situación se encuentra Iñaki Suso en Dicastillo. “Les estamos concienciando de la importancia de que el pueblo sea gestionado por alguien de aquí, que haya un Ayuntamiento elegido por la gente es muy importante, una gestora no tendrá las mismas inquietudes”, asevera.