Las pistas de medio centenar de discotecas y salas de baile repartidas por toda Navarra volverán a dejar una foto no vista después de más de un año de pandemia: La de cientos de jóvenes bailando y consumiendo de pie. A partir de la medianoche de este jueves, los dueños de los locales podrán vender el 100% de sus entradas, ocupar todo su aforo y servir copas en la barra. Este último servicio, que se recuperará también en la hostelería, llega a suponer hasta el 80% de la facturación para los bares más pequeños. La noticia del deseado fin de las restricciones, lanzada el pasado martes por la presidenta del Gobierno foral, María Chivite, fue acogida con una mezcla de alegría, sorpresa y también incredulidad por parte de un sector que ahora se encuentra expectante por conocer cómo reaccionará el consumidor.
“Sorprendidos, incrédulos. No estamos contentos, pero sí liberados”. Ese es el ánimo que traslada Carlos Tabar, presidente de la Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas de Navarra (ASNABA) y propietario de la discoteca Canalla, que insiste en pedir “claridad” en la nueva Orden foral publicada este 30 de septiembre que eliminará toda restricción y permitirá el retorno del ocio nocturno. La nueva norma que entrará en vigor la medianoche del jueves, posibilitará ocupar el 100% de la capacidad de los espacios, aunque continuará vigente la obligación del uso de la mascarilla en interiores y también en exteriores, siempre y cuando en este último caso no se respete la distancia social. “Queremos claridad en la norma y que no se nos haga responsables del uso de las mascarillas, cuando es la gente la que debe ser responsable. Esto no puede recaer encima nuestra porque nos haría polvo”, insiste Tabar.
El sector, asegura, se muestra impaciente por ver cómo reaccionará el público y si ha cambiado o no sus hábitos de consumo después de año y medio sujeto a restricciones. No obstante, más claro lo tienen en la Sala Zentral de Pamplona. Ésta cuenta con un espacio que, transformado en pista de baile, permite un aforo máximo para 1.200 personas de pie. En pandemia sólo han podido ofrecer servicio a unas 200 y sentadas en mesa. “Este fin de semana vuelve la fiesta normal”, asegura Olatz Pison, responsable de comunicación, quien apunta a un “aluvión” de consumidores para este mismo jueves por la noche.
Con todo, los responsables de una de las pistas de baile con más capacidad en la capital navarra parecen optar por la prudencia. Según indica Pison, no descartan limitar el máximo de aforo, pese a no existir restricciones. “Primero vamos a medir la reacción de la gente y si podemos llegar a tener ese aforo o no. Las cosas han cambiado mucho. También hay muchas ganas de salir de fiesta, pero no está de más ir controlando. Igual hay gente cómoda con 900 personas, pero hay otra que no. Trataremos que haya el máximo aforo posible, pero midiéndolo”, aclara.
La apertura de barras: entre un 40% y 80% más de facturación
La prohibición del consumo de pie y en barra fue una de las primeras restricciones adoptadas para frenar la expansión de la COVID-19. Este hábito, tan propio de Navarra, constituye el modo con el que ganarse la vida para los bares más pequeños. Según señala el portavoz de Asociación Navarra de la Pequeña Empresa de Hostelería (ANAPEH), Juan Carlos Oroz, para los locales de paso y que no sirven en mesa supone hasta el 80% de la facturación. El volumen de ganancias que la barra deja en caja depende, aclara, de la adaptación realizada por los establecimientos y si han desplegado terrazas o las han ampliado. No obstante, para locales más grandes con servicio en mesa, dicha facturación puede representar hasta un 40% del total. Por su parte, en discotecas y pequeñas salas de concierto, como la Sala Zentral, puede representar hasta un 50% de las ganancias.
“Llevamos más de un año que no se podía usar las barras. Y para muchos locales es su salvavidas, es un motor, es su pulmón”, señala Oroz, quien reconoce que el fin de las limitaciones se ha recibido con “alegría y alivio” en el sector de la hostelería. No obstante, afirma que la expectación también sobrevuela para los propietarios de bares y restaurantes que dejarán de tener todo tipo de restricciones de aforo. “Expectación por ver si hay hábitos que han cambiado y si la sociedad volverá enseguida a los hábitos anteriores. Por lo pronto, la gente prefiere estar en exteriores y en terrazas. Parece ser que hay un adelanto con los horarios de las cenas. Todo eso lo iremos viendo con el paso de los meses”, abunda.
Exigen indemnizaciones por “daños y perjuicios”
Tanto el sector de la hostelería como el del ocio nocturno insisten en pedir ayudas directas e indemnizaciones por daños y perjuicios a las administraciones, y ante el elevado nivel de endeudamiento que han tenido que asumir para no cerrar definitivamente. “Lo peor puede estar por llegar todavía”, augura Juan Carlos Oroz. “La gente se ha descapitalizado totalmente y ha perdido todos sus ahorros, todo colchón que pudiera tener. Algunos están endeudados con los bancos, por Seguridad Social, con Hacienda…”, señala el responsable de ANAPEH, para quien la quiebra de muchos establecimientos es algo que el tiempo irá mostrando. En este sentido, exige indemnizaciones y estudios pormenorizados de cada situación.
En ello coincide el responsable de la Asociación de Salas de Baile y Discotecas de Navarra, quien se queja de que ha sido éste el único sector obligado a cerrar por ley. Según apunta Carlos Tabar, la posibilidad de usar las pistas de baile para ofrecer un servicio en mesa, con 50% de aforo, no ha llegado a cubrir más del 10% de la facturación normal. Los gastos fijos de estos locales superan los 20.000 euros mensuales y han encadenado 17 meses sin poder ejercer la actividad. Asegura que no han cerrado por “unas deudas tremendas” contraídas con créditos ICOS, por lo que la viabilidad de las empresas está comprometida. Por ello, insiste en pedir “indemnizaciones por daños y perjuicios” a un sector, el del ocio nocturno, cuya recuperación no será inmediata.
En esa línea también apunta la responsable de comunicación de la Sala Zentral. “Será una recuperación lenta y complicada, quedan por delante meses bastantes duros”, augura. Olatz Pison señala también a las administraciones, a las que pide un “paquete urgente y específico” para el sector de la música en vivo, cuya facturación, estima, ha caído hasta un 80%. La recuperación, recalca, será “lenta y dura”.