María Chivite cumple un año al frente del Gobierno de Navarra marcado por la pandemia
Ni en sus peores pesadillas María Chivite (Cintruénigo, Navarra, 1978) podría haber imaginado que le tocaría vivir un año tan convulso como el que ha tenido que afrontar en su primer ejercicio al frente del Gobierno de Navarra. Un año claramente marcado por la pandemia del coronavirus que ha trastocado gran parte de los planes del Ejecutivo foral, que ha provocado una merma en las arcas de casi 1.000 millones de euros y que resta validez a los presupuestos aprobados en el Parlamento foral en febrero tras unas duras y largas negociaciones con EH Bildu que se materializaron con un acuerdo histórico en unas cuentas que batieron el récord del techo de gasto. Ahora, el Gobierno de coalición encabezado por la socialista Chivite tendrá que afrontar una de las mayores crisis económicas que se esperan para lo que necesitará de nuevo llegar a acuerdos con la oposición por ser el suyo un gobierno en minoría.
Una investidura cargada de incertidumbres y hostigada desde la derecha
María Chivite llegó a la presidencia tras unos días de incertidumbre por el papel que ejercería EH Bildu, que finalmente permitió su investidura con las cinco abstenciones necesarias para lograrlo. Unas jornadas previas a la investidura que se vivieron con un clima de hostilidad sin parangón por parte de la derecha, ya iniciado desde el momento en el momento en el que se iniciaron las conversaciones entre el PSN y Geroa Bai (marca navarra del PNV) para la conformación del gobierno. Con continuas menciones a ETA, los portavoces de Navarra Suma enfangaron un debate que se prolongó durante dos días, hasta que el 2 de agosto finalmente Chivite fue investida presidenta con ni una abstención más de las estrictamente necesarias por parte de EH Bildu. Unas abstenciones para las que, por mucho que lo repitiera la derecha, no fue necesario un acuerdo con el PSN. La formación abertzale trasladó a sus bases la pregunta sobre cuál debería ser su papel en la investidura y el 75% optó por el apoyo en forma de abstención a la candidata socialista.
Así, cuatro días después, María Chivite tomaba posesión como tercera presidenta de Navarra tras Yolanda Barcina (UPN) y Uxue Barkos (Geroa Bai).
Chivite se hacía con la presidencia con las ideas claras de hacía dónde quería que fuese la legislatura (fomentar políticas de igualdad, de mejora de la calidad del empleo, etc.), pero consciente de la dificultad que entraña gobernar en minoría, siendo además un gobierno de coalición de tres partidos diferentes, con los roces que a la larga se pueden ocasionar. Consciente también de que para sacar cualquier ley adelante, sería necesario llegar a un acuerdo con alguno de los dos partidos de la oposición: Navarra Suma (UPN, PP Y Ciudadanos) o EH Bildu.
Acuerdo histórico de presupuestos con EH Bildu
Con esta premisa clara, la presidenta socialista encaró el primer gran reto de su legislatura, sacar adelante sus primeros presupuestos. Para ello, el PSN, principal partido del gobierno no quiso cerrar la puerta a ninguno de los dos partidos de la oposición y les pidió a cada uno de ellos un documento con sus propuestas para empezar a entablar conversaciones. Solo EH Bildu envió dicho documento, mientras que Navarra Suma se desmarcó desde un principio de las negociaciones.
Tras varias semanas de intensas negociaciones con la formación abertzale, finalmente se llegó a un acuerdo para las cuentas de 2020, con el mayor techo de gasto de los últimos años. 4.573 millones de euros, de los cuales el 54% está destinado a Educación, Salud y Derechos Sociales.
Un aumento del gasto para costear medidas como la adelantada por este periódico de elaborar un estudio para implantar un complemento a las pensiones más bajas de los navarros a través de la Renta Garantizada o la creación de una partida “ampliable” de 10 euros para construir el Fondo Climático de Navarra. Dicho fondo debería servir para financiar medidas que tengan por objeto mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer frente a los impactos adversos sobre la salud y el medio ambiente que tienen esas emisiones. Además, el Gobierno de Navarra se compromete a presentar un Proyecto de Ley o hacer una modificación de los presupuestos para dotar al Fondo Climático con una partida en 2020 de al menos 300.000 euros. El acuerdo explicita que el fondo deberá funcionar “de forma transparente y con mecanismos claros de seguimiento, evaluación y destino de los fondos”.
La pandemia, el reto más difícil
Pero todo quedó paralizado por la pandemia de coronavirus. Sin duda, el reto más difícil al que se ha tenido que enfrentar el Ejecutivo de Chivite. Con un confinamiento que obligó a aparar casi por completo la actividad económica, los ingresos en las arcas forales comenzaron a desplomarse. Las previsiones que maneja el departamento de Economía y Hacienda encabezado por la consejera Elma Saiz, son de 800 millones de euros de merma en la recaudación. A ello hay que sumar el gasto extraordinario destinado sobre todo a las áreas de Salud y Educación, que supera con creces los 100 millones de euros.
María Chivite y su Ejecutivo tomaron medidas para intentar paliar los efectos de la crisis lo máximo posible en los trabjadores. Para ello se creo un fondo de ayudas para los autónomos o uno para complementar los ERTE de aquellos trabajadores con rentas más bajas, tras el último acuerdo alcanzado con la patronal y los sindicatos.
Para sufragar estos gastos e intentar paliar la caída de la recaudación, Navarra contará con parte del fondo del estado de 16.000 millones de euros para las comunidades autónomas. Eso sí, Navarra, al igual que Euskadi, al no ser comunidades de régimen común, se quedaron fuera del cuarto tramo del fondo Covid, de 5.000 millones de euros, emitido por el Gobierno central al recaudar sus propios impuestos.
Por ello el departamento de Elma Saiz solicitó al Estado poder endeudarse para poder compensar la no participación en esa parte del fondo. El pasado miércoles, tras días de negociaciones con el Gobierno central, Navarra llegó al acuerdo de establecer un nuevo objetivo de déficit para la Comunidad Foral situado en el 2’3% del PIB, lo que supone para la Comunidad foral un aumento en algo más de 400 millones de su capacidad para emitir deuda. Se trata de un cambio importante ya que ahora mismo éste estaba en el 0%, es decir, tenía capacidad nula de endeudamiento. Además, el acuerdo establece que el nuevo límite de déficit fijado será revisable al alza en las próximas semanas en el caso de que la situación económica en Navarra así lo requiriera.
Tras este primer año sin duda convulso, ahora le quedan a María Chivite tres años de legislatura en los que deberá afrontar un plan para la recuperación económica de la Comunidad.
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