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Los rostros detrás de la atención a las mujeres víctimas de la violencia de género en Navarra

Trabajadoras del Equipo de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género del área de Pamplona y la zona norte de Navarra

Rodrigo Saiz

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El 25 de noviembre se conmemora el día internacional de la eliminación de la violencia de género, una tarea por la que luchan a diario la treintena de mujeres que trabajan en los Equipos de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género que hay en Navarra. Trabajadoras sociales, educadoras o psicólogas que prestan atención durante todo el año a aquellas mujeres que sufren una situación de violencia machista o que están en riesgo de recibirla. Un trabajo poco visible pero que es de vital importancia para que esas mujeres puedan huir de esas situaciones de violencia o actuar antes de que ocurran. En el periodo de enero a septiembre de este año, se han registrado en Navarra 1.034 denuncias por violencia de género.

En Navarra hay cuatro equipos distribuidos por toda la comunidad que se encargan de estas labores en las áreas de Tudela, Estella, Tafalla y Pamplona y zona norte de la comunidad. A ellos cuatro que dependen del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) hay que sumarles el Servicio Municipal de Atención a la Mujer de Pamplona dependiente del Ayuntamiento de la capital de Navarra. Hasta septiembre estos equipos han atendido en 2020 a un total de 739 mujeres, además de 47 menores y 7 personas mayores que estaban a su cargo.

Estos equipos se encargan de informar y atender “de manera integral” a todas aquellas mujeres que hayan recibido violencia de género o estén en riesgo de recibirla. Violencias que pueden ir desde el acoso laboral o de un vecino hasta la agresión sexual y quieran recibir ayuda social, psicológica , educativa o incluso jurídica. “Te encuentras muchos perfiles de mujeres que sufren diferentes tipos de violencia, por eso lo primero que tenemos que hacer es recabar toda la información del caso y luego darle la ayuda que necesite”, explica a elDiario.es Edurne González, coordinadora del Equipo de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género del área de Pamplona y el norte de Navarra.

Cualquier mujer que haya recibido algún tipo de violencia puede acudir a estos equipos de atención, no es necesario que haya interpuesto una denuncia o que se haya separado de su pareja en caso de tenerla. “Muchas veces somos nosotras las que hacemos el acompañamiento en el proceso de interponer la denuncia, un camino muy complicado para las mujeres que sufren violencia de género”, relata.

Trabajar en el empoderamiento

Una de las labores más importantes que realizan estos equipos de atención integral es la de “trabajar en el empoderamiento” para que las mujeres que sufren violencia de género “sean conscientes de lo que están viviendo y que ellas mismas sean capaces de ser las responsables de sus propias decisiones”. “Vienen muchas mujeres que tienen normalizados ciertos comportamientos de sus parejas que no son normales y que esconden violencia”, señala Edurne González. “Nosotras como profesionales tenemos llegar a tener una fuerza de poder, pero nunca presionamos a insistimos a una mujer de que se separe, podría empeorar la situación, sino que les damos las herramientas para que ellas sean conscientes de lo que están viviendo y que tomen sus decisiones”. Unas herramientas de “autoprotección”, como las denominan, para que la mujer distinga cuándo puede estar en peligro y “protegerse ella misma” de la situación que están viviendo.

“Hay mujeres que después de todo nuestro asesoramiento han decidido continuar con sus parejas, eso para nosotras es un objetivo cumplido, siempre y cuando hayan tomado esa decisión de forma libre y sabiendo que existen otros mecanismos”, apunta la coordinadora del equipo de atención integral de Pamplona.

Estos equipos ofrecen tanto asesoramientos periódicos, para consultas puntuales como seguimiento de mujeres que sufren violencia de género y en las que hay una intervención, un trabajo prolongado con la trabajadora social, psicóloga, etc. “Algunas mujeres llegan porque han vivido una primera situación de violencia, pero siguen creyendo que su relación es ideal, pero si vienen es porque algo ya iba mal de antes, no se pasa de repente a la violencia, por eso es muy importante la labor educacional, para que la mujer desnormalice ciertos comportamientos”, apunta.

La atención en tiempos de pandemia

Como todo la pandemia trastocó también el servicio de atención a mujeres víctimas de la violencia de género, que en muchos casos tuvieron que confinarse con sus agresores. “Tengo un caso de una mujer que justo iba a divorciarse y todo quedó paralizado por el estado de alarma”, señala Edurne. Si bien desde estos equipos no notaron un especial aumento de consultas, sí que tuvieron que cambiar el modo de realizar la atención, que pasó a ser toda de forma telemática, y también un cambio en el comportamiento de las mujeres.

“Muchas tenían que aprovechas escusas como bajar el perro a pasear para poder hablar con la trabajadora social, no se atrevían a hacerlo en casa con su pareja delante”. Estas situaciones que se volvieron más complicadas por culpa del confinamiento pensaban que no podrían resolverse con atención telefónica, sin embargo se quedaron “sorprendidas” de lo bien que funcionó. “Una no se espera que sin conocerte te vayan a contar situaciones tan dramáticas de violencia por teléfono, pero ha sido muy sorprendente”. Edurne atribuye esto a la necesidad que tenían esas mujeres de contar su situación, de “tener un respiro”, que no les importaba tener que contarlo por teléfono. “Con alguna he estado más de una hora y media hablando por el móvil”, relata.

La importancia de la educación

Además de esta labor de atención y asesoramiento a las mujeres que son víctimas de violencia de género, en los últimos años estos equipos de trabajadoras sociales, educadoras y psicólogas han acudido a colegios e institutos a impartir cursos sobre las formas de violencia hacia las mujeres. Edurne reconoce que los alumnos y alumnas tienen “el discurso muy aprendido”, pero luego cuando lo llevas a un caso práctico fallan. “Cuando te sales del discurso ves que no tienen interiorizado el funcionamiento, y ahí está el riesgo”. La coordinadora del equipo de atención integral de Pamplona considera fundamental reforzar este tipo de talleres que eduquen desde el instituto sobre la violencia de género para que en el futuro no se produzcan las situaciones de violencia.

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