Sayas y Adanero, de las juventudes de UPN a la amenaza de expulsión tras la traición en la reforma laboral
En UPN desde sus comienzos en política, los dos han sido presidentes de las juventudes del partido y han acumulado una larga trayectoria en Navarra antes de dar el salto al Congreso de los Diputados, donde este jueves trataron de boicotear la reforma laboral contraviniendo las directrices del presidente de UPN, Javier Esparza
Sergio Sayas (Buñuel, 1979) y Carlos García Adanero (Talavera de la Reina, 1967) han sido, junto con Alberto Casero, los grandes protagonistas de una semana clave para el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, que ha logrado aprobar la reforma laboral pese a la “traición” de los dos diputados de UPN y gracias al error del diputado popular. Los dos comparten una amplia trayectoria en el partido regionalista en el que militan desde su juventud, su corta experiencia en el Congreso -entraron en la Cámara Baja en 2019- tras una más larga en el Parlamento foral, y un rechazo absoluto a Pedro Sánchez y sus maniobras de acercamiento a EH Bildu, que según ellos, les han arrebatado la presidencia de Navarra en favor de la socialista María Chivite.
En una decisión conjunta, los dos se desmarcaron de la directriz del partido de apoyar la reforma laboral, pero en el pasado no siempre defendieron las mismas posturas dentro del partido. Sin ir más lejos, en 2020, en las primarias a las que Sayas disputó la presidencia del partido a Javier Esparza, Adanero apoyó al que hoy quiere expulsarle por haberle mentido y traicionado. Y antes, en 2019, se enfrentaron por ser cabeza de lista de UPN al Congreso, que terminó siendo Sayas, aunque comparten portavocía del partido, integrado en el Grupo Mixto. Ahora, UPN ha iniciado lo trámites para expulsarles por lo que consideran ha sido una deslealtad. Otros miembros de Navarra Suma, la coalición con PP y Ciudadanos experimentada en las elecciones forales, generales y municipales de 2019, sin embargo los ven como “héroes” por haber intentado torpedear la reforma laboral dinamitando el acuerdo que su partido había alcanzado con el PSOE.
Nacido en la provincia de Toledo, pero afincado en Navarra desde los tres años, Carlos García Adanero es un profesional de la política, a la que ha dedicado toda su carrera. Licenciado en derecho se afilió a UPN con 20 años. Tras ser el presidente de las juventudes navarras -órgano juvenil de UPN- y concejal en el Ayuntamiento de Barañain -municipio colindante a Pamplona-, llegó al Parlamento foral en 1991 para protagonizar una dilatada trayectoria en la Cámara navarra hasta 2019. Siempre ortodoxo para el partido, fue portavoz de UPN desde 2004 hasta 2015, llegando a ser designado secretario general.
Quienes le conocen de haber coincidido durante décadas en el Legislativo navarro le definen como alguien que si bien no es brillante en su retórica, si es muy rígido en sus expresiones. Del ala más derechista de UPN, un antiguo compañero suyo, de otra formación política, recuerda una de sus frases más repetidas: “Euskal Herria no existe”. Algunas informaciones le sitúan también como ideólogo de los tránsfugas de Podemos Navarra, que en la pasada legislatura, abandonaron el grupo parlamentario poniendo en peligro la presidencia de la Cámara.
A nivel personal, quienes han compartido pasillo con él coinciden en señalar que sin el micrófono delante es una persona mucho más cercana y tratable de lo que parece en sus intervenciones públicas.
Su 'no' a la reforma laboral ha sido el que más ha dolido a Esparza, del que siempre ha sido su escudero, tanto en el Parlamento navarro como dentro de UPN. De hecho, le apoyó en las primarias de 2020 contra Sayas y es miembro de la Ejecutiva que este viernes, con su único voto en contra, propuso su expulsión del partido por lo que Esparza ha considerado una traición hacia su persona, el partido y el conjunto de Navarra.
Sayas, por su parte, también ingresó en política muy joven, a los 18 años para, al igual que su compañero en el Congreso, presidir las Juventudes Navarras. Licenciado en Filología Hispánica, tras ser concejal de Berriozar, dio el salto al Parlamento de Navarra con 27 años, siendo el más joven en hacerlo. Pupilo de la expresidenta navarra Yolanda Barcina, se puso del lado de Javier Esparza cuando este, en 2015 lanzó un ultimátum a Barcina para que abandonara las listas de UPN en los comicios forales. Años más tarde, en junio de 2020, fue Sayas quien intentó arrebatar la dirección del partido a Esparza en unas primarias que terminó perdiendo con el 42% de los apoyos de la afiliación.
Sayas, ha sido de los dos el que más ha atacado a la dirección de su partido en estos últimos días por haber acordado con el PSOE apoyar la reforma laboral. En su perfil de Twitter ha señalado que Javier Esparza “ha dejado de representar a los votantes de UPN” y, este sábado, a la salida del consejo político en el que ha pedido que sean las bases de la formación regionalista las que decidan si él y Adanero deben de abandonar el partido, ha acusado a Esparza de “convertir” UPN “en el felpudo de Sánchez” y en un partido “pisoteado por alguien que nos estaba diciendo que este pacto era por España y que al día siguiente iba a poner la mano al nacionalismo de nuevo para destrozar España”. La secretaria general de Vox en el Congreso, Macarena Olona, le ha ofrecido su “pluma jurídica” en la “lucha” que Sayas ha iniciado para intentar mantener su acta como diputado en el Congreso y su permanencia en UPN en un tuit que horas más tarde ha borrado.
Reproches a Sánchez por sus acuerdos con EH Bildu
Pese a estar en el Grupo Mixto, lo que conlleva tener que repartir las intervenciones con el resto de formaciones integradas en el grupo, han sido varias las participaciones de Sayas y Adanero en el Congreso en lo que va de legislatura que han recibido los aplausos de la derecha por su contundencia en los reproches hacia Sánchez, casi todos ellos dirigidos hacia sus pactos con EH Bildu.
Sayas y Adanero sintieron como una traición que Esparza negociara con Santos Cerdán, el secretario de organización del PSOE, navarro, y muñidor de los acuerdos con la coalición abertzale en Navarra para que María Chivite, segunda en las elecciones navarras en 2019, lograra una mayoría alternativa a la del ganador en los comicios, Esparza y, más adelante, pudiera aprobar hasta tres presupuestos. También son suyos los contactos en Madrid con EH Bildu, que han permitido a Sánchez lograr importantes mayorías como las de los Presupuestos Generales. Para ellos, Cerdán es el culpable de que UPN, integrada en la coalición Navarra Suma, no recuperara la presidencia de Navarra tras haber ganado las elecciones y no perdonan a Esparza que haya negociado con él.
Diputados del Congreso consultados por este periódico destacan que pocas son las veces que en sus intervenciones no mencionan a ETA o a EH Bildu, sea cual sea el tema que se esté debatiendo.
Es el caso de una intervención en noviembre de 2021 tras el acuerdo que alcanzó el presidente del Gobierno con la coalición abertzale para aprobar los Presupuestos Generales en 2022 a cambio, entre otras cosas, de que la señal del canal público vasco de contenidos infantiles en euskera, ETB3, llegue a toda Navarra, que en la actualidad solo se pueda sintonizar en algunas zonas de la comunidad foral. Sayas habló de un interés de EH Bildu de “resetear cerebros adoctrinando a través de la televisión para construir nacionalismo y dividir a los navarros”, que fue muy aplaudido desde las bancadas de PP y Vox.
En otra intervención, la que fue su primera en el Congreso, en la investidura de Pedro Sánchez como presidente, Sayas le recriminó el haber acordado con “la expulsión de la Guardia Civil de Navarra”, en referencia al acuerdo que Sánchez con el Gobierno de Navarra para la transferencia de las competencias de Tráfico y Seguridad vial. “La Guardia Civil no se va a ir de Navarra porque Navarra la quiere y la necesita”, le reprochó Sayas, orillando que fue él mismo quien, en 2018, en el Parlamento foral defendió una enmienda de UPN que se incluyó en la ley de Policías que él votó a favor, para que los actuales agentes de la Guardia Civil pudieran seguir desarrollando sus funciones cuando la Policía Foral asumiese la competencia de Tráfico merced a una 'pasarela' legal que les permitiría pasar de ser funcionarios estatales a funcionarios autonómicos.
Un plan frustrado
Pero el día por el que serán recordados será por el de la votación de la reforma laboral que quisieron tumbar contraviniendo las directrices de su partido para erosionar al gobierno de coalición. Lo hicieron tras haber anunciado que acatarían la decisión tomada por la dirección de UPN, después de que Javier Esparza anunciara el miércoles, a última hora de la tarde, que había alcanzado un acuerdo con el PSOE para votar a favor. Ese mismo día, la secretaria general de los regionalistas, Yolanda Ibáñez, les comunicó a los dos la decisión por teléfono, de la que si bien mostraron su disconformidad, prometieron respetar en la votación, tal y como ha asegurado Esparza.
En la mañana del jueves, a los redactores que les preguntaron en el Congreso les aseguraron que acataría la disciplina de voto, al igual que a diputados del PSOE, si bien, tal y como han reconocido después, ya tenían tomada la decisión de votar 'no'. Según han explicado, no dieron a conocer cual sería su voto final para evitar que el PSOE pudiera maniobrar en busca de otros apoyos y asegurarse de que la reforma laboral no saldría aprobada.
Solamente el error de un diputado del PP, Alberto Casero, truncó la operación, aunque el terromoto político generado ha hecho saltar por los aires la estabilidad interna de UPN y de la coalición Navarra Suma, por cómo quedan las relaciones con el PP, con quien según aseguran Sayas y Adanero no han negociado, si bien Esparza “sospecha” que podía ser conocedor de la decisión de sus dos diputados.
El impacto de la maniobra de Sayas y Adanero ha sido tal que el artista local LKN se ha apresurado a retratarlos en un buzón frente a la sede de UPN en Pamplona con unas cajas en las que se llevan sus pertenencias tras la expulsión, incluida una fotografía de Felipe VI en el caso del segundo. Es el mismo autor de otras imágenes icónicas como la del beso a lo Brezhnev y Honecker entre la presidenta Chivite y la portavoz de EH Bildu, Bakartxo Ruiz, para simbolizar los pactos entre socialistas y abertzales.
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