Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) es catedrático de Filosofía Política y Social. Con un deslumbrante currículum académico, y con un Premio Nacional de ensayo bajo el brazo, tiene además en su haber el premio Príncipe de Viana de la Cultura (2013), concedido por un Gobierno de Navarra que estaba entonces bajo las riendas de su principal adversario político, UPN. Un filósofo metido a política a quien las encuestas vaticinan que no logrará el escaño por Navarra al que aspira. “Si no gano, me simplificaré la vida”, dice con despreocupación.
¿Qué lleva a un filósofo a embarcarse en las procelosas aguas de la política?
Cuando no era docente, sino que era un chaval y estudiaba la carrera, ya estaba en este entorno que coincide con mis ideas, con lo que hoy es Geroa Bai. Así que no me he sentido nunca ajeno del todo a esto de la política. De vez en cuando, me han pedido algo y lo he hecho sin ocupar ningún cargo político. Además, cometí el error, entre comillas, de animar a Uxue Barkos a entrar en política, así que ahora, cuando ella me ha pedido encabezar la candidatura, tiene mucha autoridad sobre mí y tengo que responder que sí.
¿Qué aporta este viaje desde la filosofía a la política?
Pues creo que puedo aportar algo. Soy un teórico de la política y llevo toda la vida reflexionando sobre cómo mejorar la política y cómo mejorar la democracia. Y, al contemplar el espectáculo de cómo se hacen ahora las cosas… ¡Que tengo ideas!, tengo convicciones y no digo que lo mío sea lo mejor, pero estamos en un momento de cambio de ciclo muy importante y creo que la aportación de ideas a la política puede ser en estos momentos muy valiosa.
¿Qué espera obtener usted de la política?
Yo me he complicado la vida. Estaba a punto de terminar un libro y llamé al editor para decirle que en dos meses no voy a tocarlo. He tenido que pedir permiso a la Universidad y suspender o aplazar varios viajes al extranjero. Así que me he complicado la vida. ¿Qué obtengo con ello? Tener la conciencia tranquila. Si yo le hubiese dicho ahora que 'no' a Geroa Bai, me estaría remordiendo la conciencia. Creo en el desinterés como motivo.
¿Y cuál es la principal inquietud política que le ha conducido a ser candidato al Congreso de esa forma desinteresada?
Mira, yo creo que el Gobierno de Barkos está siendo una gran experiencia para Navarra y que en Madrid podríamos tener una fórmula similar, y voy a contar luego una anécdota para explicarlo bien. Estoy convencido de que hoy no hay un Gobierno del cambio en nuestro país porque quienes podían haberlo hecho han sido muy torpes. Yo pienso que el método de Geroa Bai, primero programa, luego personas, es el correcto. Así que quiero apoyar esta fórmula para Navarra y quiero llevarla también a Madrid.
¿Y esa anécdota?
Unas semanas antes de saber que iba a ser candidato, asistí en Sicilia a un congreso sobre la política de refugiados de la UE, que incluía una visita, una tarde, a un centro de refugiados. La psicóloga del centro me preguntó por qué España no tenía una cuota de responsabilidad para acoger refugiados. Le expliqué que en Navarra sí habíamos puesto en marcha un programa, que mi casa estaba apuntada a la red de hogares de acogida, pero que no podíamos acoger a nadie porque el Estado español estaba siendo mezquino. Conocí esa tarde a familias de refugiados que podían haber venido a mi casa, pero que no vinieron porque Iglesias y Sánchez no se han puesto de acuerdo. Si en diciembre hubiera habido un gobierno de izquierdas, yo hubiera conocido a esa familia en mi casa y no en Sicilia. Pero unos y otros han subordinado cuestiones de enorme emergencia social, y así lo calificaban ellos mismos, lo han subordinado al sorpasso. Ahora vete tú y explícale el 'sorpasso' a un refugiado y cómo entra eso en sus cálculos familiares. O explícale que el referéndum en Cataluña supone una línea roja y por eso Sánchez no ha podido dar el paso… yo no puedo ser un espectador impasible ante esto. Yo no tengo una varita mágica, pero si lo consigo, mi escaño va a estar al servicio de esas cuestiones de emergencia social.
Usted se ha definido como nacionalista. Y sin embargo se presenta por una comunidad autónoma en la que la mayoría social no lo es. ¿Quiere convencerles a todos de que son vascos?
(Risas) Hombre, yo creo que si de los cinco diputados de Navarra dos fueran nacionalistas, quedaría mejor reflejada la realidad de esta comunidad. No pido para las ideas que yo defiendo más representación que la que la gente nos dé. Sé que no represento a todos. Yo siempre me he sentido emocionalmente identificado con mi tierra, mi país, Navarra, Euskal Herría. Pero detesto el egoísmo, me repele. Mi territorio es abierto al encuentro de los diferentes que conviven en él, y de la gente que pueda venir. Si llego como diputado a Madrid, representaré a todos los navarros y las navarras sabiendo que no todos piensan como yo. Es más, sabiendo que la mayoría no piensa como yo. Pero siempre he entendido la política como un lugar de encuentro, de cooperación, de suma. Podemos encontrar lugares, estrategias y puntos de conexión entre todos los navarros.
Resulta muy difícil encontrar dos o tres ejemplos concretos de estrategias nacionalistas que puedan suponer un punto de conexión con lo que piensa UPN, hasta hoy el partido más votado en Navarra. Para UPN, el triunfo del nacionalismo es la desaparición de Navarra. Yo nunca he dicho, y nunca diré, que UPN se quiere cargar Navarra. Y nunca diré a nadie, aunque esté en mis antípodas políticas, que es un mal navarro. Y eso se lo he oído decir a UPN muchas veces. En esta campaña electoral. Yo no me siento capacitado para repartir carnés de navarridad, pero veo que hay gente que lo hace con una alegría que, en el fondo, es una amenaza. Es realmente hiriente que ciertos líderes de UPN hayan repetido cosas de este estilo. Yo a ese juego no voy a entrar nunca.
Las encuestas siguen negando a Geroa Bai el puesto de diputado al que usted aspira. ¿En qué no están logrando conectar con su electorado?
Primero hay que decir que partimos de un escenario muy desfavorable, porque no logramos el escaño en diciembre, somos una formación modesta y siempre estamos disputando el último escaño, siempre jugando en la 'play off'. Y hay otro factor. Porque esta campaña se está haciendo en los platós de televisión. Yo he estado en un programa de televisión estatal porque soy un filósofo metido a política, porque como candidato de Geroa Bai no me hubieran llamado ni locos. Vaya, que ni siquiera sabían pronunciarlo.
El Gobierno que preside Uxue Barkos lleva casi un año en el poder. ¿Beneficia o perjudica este hecho el resultado electoral de Geroa Bai el próximo 26J?
Yo creo que ayuda. Aunque hay división de opiniones y hay gente que piensa lo contrario. Ayuda no sólo la acción de gobierno, en la que ha habido cosas mejores y peores, sino también el propio hecho de ser Gobierno. A mí lo que me está dando autoridad, dentro de la modestia de lo que represento, el apoyo de Uxue Barkos, que ha sido capaz de dirigir el proceso del cambio en Navarra. En esta tierra la gente sabe que el gobierno del cambio ha sido posible por la responsabilidad y la generosidad de muchas formaciones políticas, pero también por la forma en que Uxue Barkos ha dirigido el proceso.
¿Por qué no ha sido posible una candidatura unitaria que reflejase de forma más fiel el acuerdo para el cambio que ha hecho posible el Gobierno de Navarra?
A mí la clave me la dio el propio Pablo Iglesias en aquella sala de maquillaje del programa de televisión. Yo le dije, Pablo, te lo digo con todo el afecto, pero estamos muy decepcionados con que no se haya producido una candidatura unitaria en Navarra, que hubiera sido un bombazo y un respaldo enorme al Gobierno del cambio, y también hubiera sido un pequeño avance en Madrid en un momento en el que nos jugamos mucho con las mayorías en el Congreso y el Senado. Y la respuesta que me dio me dejó helado. Me dijo, tienes que tener en cuenta que nosotros somos un partido de ámbito estatal. Y hay ciertas operaciones que en Navarra se entienden, pero aquí abajo no.
¿Y qué le dijo usted?
Que Podemos ha entrado en el ámbito de Ferraz, el ámbito del Partido Socialista que subordina los intereses de Navarra a las estrategias de partido. Y la misma lógica que llevó al PSOE a tener pánico a un gobierno del cambio en Navarra en dos ocasiones anteriores es la lógica de Podemos, que ha impedido ahora una candidatura unitaria del cuatripartito. Podemos ha entrado en una dinámica que, otra vez, nos subordinan a los navarros a estrategias, cálculos, mareas, confluencias y razones de Estado que son ajenas a lo que preocupa a la gente de aquí. Podemos venía con fórmulas originales, pero ha mutado a la fórmula tradicional de la izquierda. Me da pena ver que Podemos está sacrificando su proyecto más fresco y más original a la contienda electoral, y yo creo que vamos a ver cómo esto nos pasa factura.
Tanto el CIS como las últimas encuestas publicadas ratifican una representación de Navarra en el Congreso formada únicamente por formaciones de las llamadas constitucionalistas.
A mí, más que el cálculo de constitucionalistas o no, me interesa el cálculo de diputados por el cambio o diputados por no cambiar nada. Las encuestas dicen que habrá dos diputados del cambio, y a mí me gustaría conseguir en estos últimos días de campaña que sean tres diputados del cambio.
Entiende entonces que los dos diputados de Podemos y el diputado socialista que dan como resultado las encuestas no suman tres diputados del cambio.
Está claro. El diputado del PSOE no es un escaño para el cambio en Navarra, y ése es el escaño que queremos pelear.
¿Qué Gobierno necesita España?
Tendría que haber un gobierno de toda la izquierda que tuviera un tipo de pacto para dar salida a los problemas de tipo territorial, de forma que pudiera tener también el apoyo del Partido Nacionalista Vasco.
¿Por dónde debe pasar ese pacto?
Debemos cambiar todos de cultura política e ir a esquemas de solución que abran procesos de negociación con finales no predeterminados. No podemos insistir en la idea de que todo es posible, pero dentro de la Constitución, o de que hay que respetar la legalidad. Son mantras que no sirven para nada. La rigidez constitucional y de los marcos legales los hace muy quebradizos y frágiles. La Constitución es un lugar de encuentro de personas que han llegado a grandes pactos. Y ahora se ha convertido en un corsé. En qué país, a la reforma constitucional, se le llama abrir la caja de Pandora. Sólo esa expresión ya delata que España es un país muy inseguro de sí mismo, que confía muy poco en su gente y genera dinámicas disgregadoras.
Ese debate para negociar el modelo territorial, ¿sería previo, paralelo o posterior a las cuestiones de índole social que más urge corregir?
Una de las cosas que más ha obstaculizado la formación de Gobierno y ha provocado el lío en el que nos hemos metido estos meses ha sido que hemos mezclado los planos de actuación. Hay tres planos. Uno, el de los liderazgos internos de los partidos. Dos, la formación de un gobierno para actuaciones de emergencia social. Y tres, el plano de las reformas constitucionales. Y las reformas constitucionales implican mayorías muy cualificadas, que deben incluir a los partidos de la oposición. Así que creo que no hay que entremezclar los tres planos para poder avanzar.
¿Cuáles serían en su opinión las tres medidas más urgentes que debería adoptar ese gobierno?
Es difícil hacer una jerarquía, pero creo que lo primero es reconocer que las políticas de austeridad no han dado el resultado que prometieron. Por tanto, la idea esta de que una flexibilización del mercado laboral iba a permitir un crecimiento del empleo que generase más recursos públicos no funciona. Esto es mentira. Ha sido aprovechado por unos cuantos para reducir costes y aumentar sus beneficios. Así que revertir la reforma laboral es, para mí, una cuestión principal.
Si finalmente las urnas confirman el 'sorpasso' de Unidos Podemos al PSOE, ¿qué opción ve usted más posible, un Gobierno de izquierdas con apoyo nacionalista o una gran coalición con abstención socialista?
Creo que si hay 'sorpasso', tenemos un 90% de posibilidades de que gobierne la derecha. Si no lo hay, tenemos un porcentaje menor de posibilidades de que gobierne la derecha. Pero yo veo a un Partido Socialista muerto de miedo y a un Podemos muerto de ganas de superar al PSOE. Pero a ninguno de los dos los veo con ganas de gobernar. Están disputando la hegemonía de la izquierda. Y a nosotros eso no nos interesa, a Geroa Bai no le interesa la hegemonía de ningún sitio. Tampoco descarto totalmente que tengamos que hacer unas terceras elecciones.