Las obras que se realizaron desde 2007 en el aeropuerto de Noáin para contar con una segunda terminal, y que incluyeron la construcción de esa infraestructura, una ampliación de pista y una segunda torre de control se adjudicaron, según los datos que maneja Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), por un total de 27.935.763,15 euros. El objetivo era preparar a la base navarra para un progresivo aumento del tráfico. Sin embargo, por el momento no se han cumplido ni las primeras ni las segundas previsiones. Estas tres obras finalmente se ejecutaron por un total de 33.338.943,52 euros, lo que supone un sobrecoste de en torno al 19,34%. Y los viajeros, por el contrario, han descendido de forma sensible. En 2007, por ejemplo, según los datos oficiales de Aena, hubo 500.097 pasajeros y pasajeras en Noáin; y 2014, según los datos provisionales anunciados, 138.316. La caída supera el 72%.
Estos datos han provocado la indignación de Amaiur en el Congreso de los Diputados. El partido ha denunciado cómo la ampliación de Noáin, iniciada en enero de 2008 e inaugurada por el Ejecutivo de Zapatero en noviembre de 2010, no ha dado los frutos esperados. Entonces se hablaba de un coste total, entre la nueva terminal y la torre de control (que se hicieron de forma paralela a la ya existente para permitir que siguiera adelante el tráfico aéreo), la ampliación de pista o la habilitación de una nueva zona de aparcamientos, de unos 28,2 millones de euros. No obstante, la formación abertzale insistió en que el proceso apenas hubo explicaciones.
En la respuesta del Ejecutivo a una pregunta de la formación sobre este tema, se detallan brevemente las obras realizadas. La nueva terminal se adjudicó en principio por unos 18,14 millones de euros a la Unión Temporal de Empresas conformada por Acciona INF y URB Iruña; finalmente costó 21,9. La ampliación de la pista de cabecera 34 se otorgó a Rover Alcisa por 5,93 millones, pero costó 6,67. Y, por último, la nueva torre de control iba a costar 3,85 millones y las obras corrieron a cargo de Bruesa Construcción, pero se realizaron por 4,76 millones. El sobrecoste total supera el 19%.
El diputado de Amaiur Sabino Cuadra lamenta que “desgraciadamente, nos hemos acostumbrado a que las obras públicas no acierten en esas previsiones, y es bastante habitual que haya desviaciones”. Por costes imprevistos, por problemas con los materiales o, lo que es más cuestionable, porque el presupuesto original se hizo a la baja para imponerse en el concurso. Con todo, Cuadra insiste en que estos importes necesitan una explicación mayor, que por el momento no ha llegado.
Pero las previsiones también fallaron en el volumen de viajeros: el objetivo era alcanzar los 620.000 en torno a 2020, o, incluso, los 812.600, según los diversos informes barajados, dado que, por ejemplo, la base cerró 2007 con más de medio millón de pasajeros. Pero, después, la cifra ha caído de forma progresiva, año a año: 434.477 en 2008, 335.612 en 2009… y así hasta los 138.316 con los que, de forma provisional, se ha cerrado 2014. Desde el Gobierno atribuyen estos pobres resultados a la marcha de Spanair de Pamplona, la bajada de actividad de Iberia y el hecho de que el aeropuerto se ha quedado, únicamente, con Air Nostrum. Y apuntan a las “complicadas circunstancias propias del sector aéreo” y a la crisis económica.
¿Quién asume la responsabilidad?
Cuadra, por su parte, cree que solo los datos no bastan. Ahora que se ha anunciado la privatización del 49% de Aena y su salida a Bolsa, el diputado teme que los ajustes acaben afectando a la plantilla de la base navarra, que ya sufrió un ERE hasta quedarse con sus actuales 42 empleados y empeladas.
Representantes de la plantilla precisamente organizaron este jueves una charla en la librería Katakrak de Pamplona para analizar los riesgos de esta privatización. Fuentes de Aena sostienen, por el contrario, que este proceso afecta solo a una parte de la empresa, que no están prevista la privatización de aeropuertos (pese a los resultados de algunos aeropuertos, insisten en que siempre han funcionado en red) ni nuevos ajustes en la plantilla. Desde Amaiur, por su parte, avanzan que seguirán buscando aclaraciones en el Congreso de los Diputados en torno a un aeropuerto que, desde hace ya siete años, sigue volando bajo.