“¿Si en la vía pública no está prohibido comer, por qué iba a estarlo la lactancia materna?”. Desde la asociación Amagintza, que organiza charlas en Navarra para promover este hábito, lanzan esta pregunta para invitar a la reflexión. Porque, pese a la lógica de la respuesta, reconocen que una madre dando de mamar a su bebé aún genera suspicacias, sobre todo en locales privados, que invitan a las madres a abandonar el negocio por “prejuicios” o por incomodidad. No es lo habitual, pero todavía se da.
La Comunidad Foral, como la inmensa mayoría de las autonomías, no cuenta con una legislación específica sobre esta materia, pero Euskadi ahora ha sentado un precedente: la nueva Carta de Derechos y Deberes de las personas en el Sistema Vasco de Salud (Osakidetza), aprobada recientemente por el Gobierno vasco, reconoce como un derecho que se pueda amamantar a un bebé en cualquier espacio público de Euskadi. Se trata de no dar por supuesto este derecho (en Reino Unido, por ejemplo, se consideró que prohibir la lactancia es una forma de discriminación hacia la mujer) y, de esta forma, de promover la información y su práctica.
Desde colectivos vinculados a la promoción de la lactancia materna en Navarra tienen diversas opiniones al respecto. La presidenta de Amagintza, Beatriz Mansilla, cree que no es necesario reconocer así un acto que no está prohibido, porque “una madre ha podido, puede y podrá alimentar a su bebé cómo y cuándo quiera” en público. Desde la Liga de la Leche, por su parte, reconocen su interés por la medida impulsada en Euskadi. Este movimiento internacional, fundado en 1956 y presente en más de 60 países, cuenta en Navarra con cuatro monitoras en activo y una treintena de personas colaboradoras. En la actualidad, organiza talleres en Pamplona, Estella, Bera y Huarte. La monitora Laura Laubach reconoce que, en general, no tiene por qué haber problemas con la lactancia, antaño reservada a las madres y ahora a menudo vinculada al personal sanitario, aunque aún se dan casos de locales que la impiden y ciudadanos y ciudadanas que “no están concienciados”.
Algunos detalles básicos
La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, aconseja la lactancia natural como método de alimentación del bebé durante sus primeros seis meses de vida, y recomienda continuar con ella hasta los dos años. Unicef, además, reconoce la lactancia materna como parte de los derechos de las personas, muy ligada a la alimentación y la salud. Según la normativa vigente en España (primero en el Estatuto de los Trabajadores y, después, en las medidas de conciliación), grosso modo, durante los primeros nueve meses se puede contar con una hora de pausa para la lactancia sin reducción de salario; esa pausa la decide la persona trabajadora, y puede ausentarse una hora en plena jornada, fragmentarla en dos medias horas o bien reducir la jornada en media hora, entrando más tarde o saliendo más temprano. Y cabe recordar que no se distingue entre lactancia natural, artificial, amamantar directamente o extraerse la leche, y que el permiso lo puede tener la madre o el padre.
Laubach defiende, en cualquier caso, que el hecho de que una madre pueda amamantar a su bebé “no es algo que se tenga que hacer secretamente. Es parte de la vida”. Desde Amagintza realizan una reflexión similar: “La sociedad está muy habituada a ver imágenes de pechos, y sin embargo todavía puede haber prejuicios y desconocimiento, cuando la lactancia es algo natural y normal”.