No se trata de un aviso, según el portavoz de Bildu, Adolfo Aráiz, sino de “fijar posiciones políticas”. Y la del más importante socio de gobierno de la presidenta Barkos está cada día más diáfana: “Si el Gobierno opta por sacar adelante el convenio, generará una crisis en cuanto a apoyos y habrá que valorar hasta no apoyar Presupuestos o qué alcance tendrá”.
El corredor ferroviario de alta velocidad aparece así en el horizonte del Gobierno como el punto de inflexión de la unidad del cuatripartito, mientras Geroa Bai se enfrenta a su particular encrucijada. Si se sirve de los votos de la oposición para aprobar en el Parlamento la firma de un Convenio con el Estado para la construcción de la Alta Velocidad en Navarra, habrá perdido la mayoría de 26 votos de la que ha gozado hasta ahora gracias a su alianza con Bildu, Podemos e Izquierda Unida; pero si, por el contrario, se aviene a negociar con sus socios de Gobierno un modelo constructivo para el TAV diferente al que propone Fomento, corre el riesgo de dejar pasar una oportunidad de oro para acordar con el Estado ‘detalles’ tan importantes como el trazado, la estructura técnica, las fases de construcción y el calendario, o la financiación.
Geroa Bai quiere para Navarra el mismo tren que ya se construye en Euskadi. Así se lo ha hecho saber, en nombre del Gobierno foral, el vicepresidente Ayerdi al ministro De la Serna en sus dos recientes reuniones. Pero Bildu no está dispuesto a lo que, considera, supondría pasar por el aro de las exigencias del Estado. Y tampoco a separarse de la postura de oposición al TAV que mantiene en Euskadi, donde exige reiteradamente la paralización de las obras para abrir un proceso de debate social sobre qué modelo de ferrocarril quiere al sociedad vasca.
Los intentos de Geroa Bai para diluir el rechazo frontal de Bildu al corredor ferroviario no han dado el resultado que los de la presidenta Barkos esperaban. A la propuesta de convenio que hizo el ministro, el Gobierno foral respondió pidiendo que el dinero que Navarra adelante para ejecutar las obras pueda descontarse anualmente de la aportación de Navarra a las cuentas generales del Estado, fijada en el Convenio Económico. Es exactamente la fórmula con la que se construye la parte de la ‘Y’ vasca que discurre por Guipúzcoa, que financia el Gobierno vasco y después descuenta del Cupo. El ministro De la Serna se apresuró a dar el sí al Gobierno foral, pero tampoco el gesto del Estado ha sido suficiente para Bildu, que anualmente solicita desde la Diputación de Guipúzcoa dejar a cero la partida presupuestaria destinada a financiar las obras del tren.
Y son precisamente estas dos teclas, la del proceso participativo de la sociedad y la de los presupuestos, las que ha tocado Bildu en su particular sinfonía de oposición al TAV. Pero, a diferencia de lo que ocurre en Euskadi, Bildu se opone a la Alta Velocidad en Navarra desde la postura de fuerza que le otorga su calidad de principal socio de Gobierno. La elaboración de los presupuestos para el próximo año está a la vuelta del verano y fija en el mes de diciembre el plazo máximo para que el cuatripartito llegue a un acuerdo. Éste es, más que las prisas que pueda estar urgiendo el ministerio para firmar un convenio, el calendario que tiene en mente el Gobierno de Barkos.
“Las prisas son malas consejeras”, advierte Adolfo Araiz al Ejecutivo foral. “El Gobierno ha puesto freno, en algunos casos demasiadas veces, y en otros está corriendo”, insiste el portavoz de Bildu. “El interés general está también en los consensos políticos”, recuerda a sus socios de Geroa Bai.
Sin embargo, a pesar de esta “fijación de postura política” de Bildu (que no “aviso”), el partido de la presidenta Barkos parece estar jugando sus cartas más para acomodarse con la oposición que para favorecer a sus socios de Bildu. Así, el portavoz de Geroa Bai, Koldo Martínez, pretende ahora que son los partidos de la oposición, principalmente UPN y PP, quienes “se han acercado a nuestras posturas, defendiendo que el tren tiene que ser de pasajeros y mercancías, defendiendo la importancia del corredor Cantábrico-Mediterráneo”. Desde la oposición, en cambio, devuelven el debate a su marco inicial: “Estas obras son fundamentales, y nosotros haremos todos los esfuerzos que tengamos que hacer. El Gobierno de Navarra tendrá que decidir si apuesta por el TAV o por hacer caso a sus socios; si está con el desarrollo en Navarra o con quienes están por el boicot permanente”, señala el regionalista Carlos García Adanero.