Sahar Francis, directora de la asociación palestina de apoyo a los presos Addameer, apuesta por seguir con vías alternativas que puedan poner fin al conflicto entre Israel y Palestina. Por ejemplo, con charlas en otros países para concienciar a la población mundial sobre lo que está ocurriendo. En concreto, Francis ha participado esta semana en conferencias como las del curso de verano de la Universidad Pública de Navarra sobre ‘Palestina/Israel: buscando caminos para una paz con justicia’. A través de este foro reivindica que se respeten los derechos de los 6.300 presos palestinos que, en la actualidad, están recluidos en el servicio carcelario israelí. 500 de ellos, calcula, han sufrido detenciones administrativas. Es decir que, incluso sin pruebas aparentes, pueden ser retenidos.
¿Es común que haya tal número de prisioneros?
Sí, ha sido algo habitual en los últimos diez años. Cuando Israel cree que va a ser obligada a negociar con las autoridades palestinas, encuentra una manera de aumentar el número de prisioneros para tener margen para liberar a algunos de ellos en esas negociaciones.
¿En qué consiste exactamente la detención administrativa?
Es algo que Israel tomó de la regulación británica, que permite a las autoridades militares hacer un arresto de cualquier individuo durante seis meses sin ningún tipo de prueba clara, y esa orden puede renovarse de forma indefinida. Esto significa que puedes estar detenido durante varios años sin saber por qué has sido arrestado o cuándo serás liberado.
Lo habitual es pensar que, cuando ha sido detenido, es por algo.
Entre los detenidos, habrá unos 5.500 que han estado involucrados en actividades militares. Pero entre los detenidos administrativos también hay niños que han participado en manifestaciones, líderes políticos, activistas, personalidades involucradas en la sociedad civil… Así que no todos los detenidos han participado en actividades militares.
¿Cuál es la situación de esos prisioneros en general?
En el servicio de seguridad israelí y en su sistema carcelario hay torturas y abusos, que incluyen zarandeos, privación del sueño, confinamiento individual… Hay muchas restricciones en los derechos de estos prisioneros.
La pregunta es: ¿cómo puede estar pasando? ¿No funciona el derecho internacional?
Desafortunadamente, nadie en los organismos internacionales está intentando poner fin a esta vulneración del derecho internacional. Pero lo mismo ha ocurrido con la construcción del muro de Israel, cuando violaron las normas de la Corte Internacional de Justicia.
¿Cree que Estados Unidos es el que puede marcar la diferencia en este conflicto?
Si no apoyara a Israel de forma internacional, por ejemplo no habría pasado lo que ha ocurrido en el último asalto de Gaza, cuando nadie en la comunidad internacional ha intentado parar a Israel y por ello, tras 52 días de ataque, han fallecido muchas personas de la población civil.
¿Se puede creer entonces en el derecho internacional?
Durante la guerra en Gaza, la población fue muy escéptica con el derecho internacional, y gente de a pie comentaba cómo, por ejemplo, las declaraciones del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fueron decepcionantes. Porque intentó justificar el ataque israelí como una reacción en defensa propia, cuando era obvio que era una agresión iniciada por Israel contra la población civil de Gaza. Y no ha habido medidas, verdaderas medidas, para proteger a la población.
¿Cómo cree que debería haber actuado Naciones Unidas entonces?
Deberían ser más efectivas. Ahora, por ejemplo, han decidido enviar un comité de investigación a la franja de Gaza que estudie los crímenes de guerra, y espero que traten ese trabajo de forma seria, y que se tomen también medidas serias.
Los medios de comunicación han mostrado qué está ocurriendo en Gaza, pero no parece que la situación avance. ¿A qué lo atribuye?
Parece que las instituciones no se proponen solucionarlo. Si Estados Unidos y Europa quisieran de verdad reconocer los derechos humanos de los palestinos y hacer justicia por lo ocurrido, lo podrían hacer adoptando las resoluciones oportunas.
Israel insiste en que, en este conflicto, se ha defendido de los ataques terroristas.
En realidad, no es defensa propia, sino una ocupación. Por eso creo que Israel debería ser tratada de una forma diferente, que deberían hacerle comprender que tiene que terminar esta ocupación.
Durante los últimos días ha visitado Navarra y Euskadi con diferentes ponencias sobre este conflicto. ¿Cómo cree que la población aquí está viendo lo ocurrido?
Creo que cada vez hay más y más conocimiento sobre la necesidad del pueblo palestino. Y sentimos que hay apoyo para esta causa en la sociedad. Y esto, aunque no está ocurriendo, debería suponer un cambio a nivel político y decisivo, porque los gobiernos no se están tomando en serio ni escuchando la opinión y demandas de sus propios ciudadanos sobre el conflicto palestino-israelí.
¿Una ponencia, como en las que usted ha participado en la UPNA, puede ayudar a solventar esta situación?
Sí. Porque creemos en el poder de la gente para pedir un cambio. Aunque lleve más tiempo, llegará. Todos los cambios en el mundo ocurren por el poder de la gente.
¿Ve un final para este conflicto?
Estoy segura. Esta situación no puede durar para siempre. Es una pena que no ocurra pronto, porque más y más víctimas están pagando por ello.