“¿Y una vez que tenemos el Reyno Arena, qué hacemos con él? ¿Tirarlo?”. El promotor musical Jokin Zamarbide, de In&Out, la empresa organizadora de conciertos con sede en Pamplona, representa a una de las firmas que podría promover eventos en este recinto deportivo y cultural. Es decir, de las que podrían dar vida a una infraestructura por ahora sin abrir, sin fecha prevista de estreno y sin uso conocido. Este tipo de compañías son la otra cara de la moneda, las que, frente a las críticas a un proyecto de más de 58 millones de euros, ven un recinto cubierto de este tipo y que puede acoger eventos para unas 12.000 personas como una “oportunidad”. Con estas palabras. Otra cuestión es que, como los grupos parlamentarios de la oposición, también cuestionen la forma en que todo este proceso se ha llevado a cabo, su capacidad y su inversión.
Esta misma semana, en el Pleno del Parlamento foral, el consejero navarro de Políticas Sociales, Íñigo Alli, dio nuevas pistas sobre cuál puede ser el futuro del Reyno Arena, un proyecto impulsado en 2008 como parte del plan de inversiones Navarra 2012 pero que sigue sin abrirse. El representante del Ejecutivo aseguró que quedan obras por terminar, que este paso solo se dará cuando aumenten los ingresos hasta ahora previstos, que el gasto en luz y otras cuestiones de mantenimiento ronda los 125.000 euros y que se sigue contactando con empresas para intentar dar forma al modelo de gestión del recinto. El propio Ejecutivo ha asegurado que será público-privado, que permitirá abrir el recinto de forma puntual, a la demanda, y que por tanto el pabellón no estará activo los 365 días del año.
Pero, ¿cuáles pueden ser los usos de un recinto que, básicamente, se impulsó para acoger los partidos de un equipo (el Portland San Antonio de balonmano) que ya no existe? Con el deporte de elite sembrado de dudas y algunos equipos dudando de acudir a un recinto sin llenar sus gradas, está por ver qué tipo de eventos acoge el pabellón Reyno Arena. Las finales de pelota son, hasta el momento, la opción de la que más veces se ha hablado. Pese a que se podría perder sonido y pese a que los partidos semanales se mantendrían en esa bombonera que es el frontón Labrit (para 1.200 espectadores sentados), la posibilidad de acoger partidos de pelota para unas 3.000 personas sitúa a Pamplona como una posible sede de finales.
La web de Aspe, de hecho, se ha hecho eco a menudo de los avances en el proyecto, y desde la firma no ocultan que el Reyno Arena es una opción a tener en cuenta. De hecho, ya hubo contactos por parte del Gobierno para intentar acoger una final con la que inaugurar el Reyno Arena, pero de eso han pasado ya dos años.
Más allá del deporte, la función que, se suponía, sería la principal del Reyno Arena, el recinto también ofrece la posibilidad de ser utilizado como sede de conciertos y ferias. Es más, las empresas consultadas a este respecto se resisten a hablar únicamente de música, ya que la movilidad de las gradas del recinto (su arquitecto, Carmelo Fernández, insistió a finales de enero en la “versatilidad” del edificio) permite acoger otro tipo de eventos, y sin depender de la meteorología al ser un espacio cerrado. Desde Last Tour Internacional, una de las empresas involucradas en el Zentral Kafe Teatro, explican que una sede como el Reyno Arena “amplía las posibilidades” de conciertos de Pamplona, porque se puede plantear atraer actuaciones de mayor formato. Desde las empresas consultadas se coincide, por ejemplo, al hablar de artistas como Fito & Fitipaldi, Sabina & Serrat o Extremoduro, pero solo como ejemplos.
¿Por qué no cubrir la plaza de toros?
Zamarbide, por su parte, recuerda precedentes en Pamplona como Bon Jovi, Elton John, Manu Chao o Deep Purple, eventos con los que habría que competir con ciudades del entorno para atraer a su organización y al público. Y, por ello, todas de las empresas consultadas aseguran que se podría aprovechar el recinto, pero siempre invirtiendo dinero en su promoción y en la atracción de empresas privadas. Alli aseguró esta semana que ya hay dos operadores, de carácter nacional e internacional, interesados en asumir la gestión del Reyno Arena.
Con todo, Zamarbide también apunta que el Reyno Arena es un proyecto muy ambicioso, incluso “un disparate”, impulsado en el momento menos adecuado. “Habría sido más sensato cubrir la plaza de toros”, reconoce, al tratarse de un coso no aprovechado a lo largo del año y situado en pleno centro de la capital navarra. Pero se pregunta si, una vez construido el Reyno Arena, no hay que aprovecharlo (grupos de la oposición han asegurado que, si cuesta más, compensaría que siga cerrado), algo así como diseñar un plan para asegurar su viabilidad que, en cualquier caso, según las fuentes consultadas, tendría que haberse planteado antes de su realización, como apuntó el presidente de la Cámara de Comptos, el órgano que fiscaliza las cuentas púbicas de Navarra, Heliodoro Robleda. Las opciones de uso, por tanto, están ahí, pero al menos ninguno de los consultados apunta que serían a coste cero.