Lantz, el pueblo que invierte la pirámide de población

N. Elia

Lantz es el pueblo con menos de 5.000 habitantes con la tasa de natalidad más alta de España. El censo refleja que conviven en esta localidad 155 vecinos. De ellos, 35 son menores de 14 años y 20 de ellos no alcanzaban los seis años a comienzos de año. ¿Por qué esta localidad invierte la tendencia de la pirámide poblacional? Los motivos son peculiares y variados.

La economía local se basa en el sector primario. Su ubicación, muy próxima a una vía de gran capacidad como la N-121-A, ha favorecido que las generaciones más jóvenes puedan acceder al mercado laboral que ofrece Pamplona y vivir el resto de la jornada laboral en el pueblo. Porque, al decir de sus vecinos, Lantz es un pueblo en el que se vive, no es sólo el reducto rural en el que pasar los fines de semana, sino que es “un pueblo con mucho encanto, que invita a quedarse”.

Los vecinos de Lantz son “muy de Lantz”. El sentimiento de pertenencia al pueblo es muy fuerte y se remonta a lejanas raíces familiares. En Lantz todo el mundo conoce el nombre de la casa del vecino, no solo sus apellidos, sino el nombre por el que tradicionalmente se ha conocido a su familia. Exactamente igual ocurre con los terrenos, que se identifican también con el nombre de las casas familiares. Ser de Lantz es pertenecer a Lantz. Los jóvenes aspiran a poder emanciparse y quedarse a vivir en el pueblo, aunque haya que ir a trabajar hasta Pamplona. Y esta aspiración lleva haciéndose realidad desde hace dos generaciones, una veintena de años que han conseguido dar la vuelta a la tendencia de natalidad estándar en este tipo de pueblos en España.

Los datos así lo acreditan: la población de esta localidad ha crecido desde los 109 habitantes con que contaba en 2010 a los 155 vecinos que suma en la actualidad. La escuela de Lantz se cerró en 1992, cuando de los 26 alumnos a los que atendía, sólo quedaban cinco escolares. La inversión de la pirámide poblacional hizo cuestionarse a los vecinos la conveniencia de volver a abrir la escuela. Pero finalmente optaron por continuar con la concentración comarcal de Larraintzar, a la que diariamente acuden en torno a 25 escolares en el servicio público de autobús habilitado.

El jaleo mañanero que montan los niños acompañados de padres o abuelos para subir al autobús escolar es digno de contemplarse. Es preciso mirar varias veces a las distintas calles del pueblo para comprobar que no se asiste a una parada de autobús escolar en Pamplona o en alguna otra localidad con mayor vecindario de Navarra, sino que realmente el nutrido grupo escolar forma parte de los 155 vecinos de Lantz.

La localidad figura, dentro de los 272 municipios navarros, como la segunda con más población en la franja entre uno y cuatro años de edad. En primer lugar se sitúa el Valle de Egüés, con más de 20.000 vecinos. La principal diferencia entre Lantz y Egüés, además del volumen de población, es que su ubicación geográfica confiere a las dos localidades un carácter totalmente diferente: desde el desarrollo y crecimiento de Sarriguren, Egüés se ha convertido en un apéndice de Pamplona y es un pueblo eminentemente urbano. Lantz, por su parte, aferrado a sus tradiciones más ancestrales y empeñado en conservar su carácter rural, no deja de ser un pequeño pueblo que conserva el encanto de sus construcciones tradicionales y su peculiar crecimiento urbanístico. El crecimiento demográfico de Sarriguren obedece a la cercanía con Pamplona; el de Lantz responde a la voluntad de sus vecinos de seguir viviendo en Lantz. “El que es de Lantz, es muy de Lantz”, se dice en la localidad.