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Una noche para recordar a Nagore Laffage, siete años después

Una joven muestra el logo contra las agresiones sexistas durante el riau riau 'no oficial' celebrado este lunes.

Garikoitz Montañés

“Tenía que estar en el Chupinazo. No me apetecía, pero tenía que estar”. Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, habla ya desde su casa de Irun (Gipuzkoa), tras presenciar en Pamplona el lanzamiento del cohete festivo. Casasola ha sido invitada este año a la Casa Consistorial como uno de los gestos del compromiso del Ayuntamiento de recordar lo que pasó durante los sanfermines de 2008, cuando el psiquiatra José Diego Yllanes mató a Laffage, una joven estudiante de Enfermería de Irun, después de que ella dijera No tras un brusco acercamiento sexual. Él fue condenado por homicidio a más de doce años de prisión y Casasola reconoce que ahora los 7 de julio, fecha en la que tuvo lugar el suceso, se le hacen aún más difíciles.

“No había estado en los sanfermines desde los 18 años y, entonces, apenas pudimos tomar algo. Había tanta gente que la masa nos llevaba. Ahora me ha sorprendido el ambiente y la organización; la verdad es que he visto a mucha Policía, por ejemplo”. No en vano, la guardia urbana había organizado un dispositivo especial contra las agresiones sexistas precisamente durante el arranque festivo; esta es una de las medidas adoptadas para intentar evitar que este tipo de actitudes se asocien a las fiestas de San Fermín, a pesar de que llevan produciéndose durante años.

Con todo, Casasola subraya que nota una mayor concienciación en torno a lo que pasó a su hija y en torno a las agresiones sexistas. El Ayuntamiento afronta su segundo ejercicio con una campaña de concienciación contra este tipo de abusos y en este arranque festivo ha sido habitual ver a integrantes de la Corporación con un símbolo (una mano roja) contra este tipo de agresiones. Como parte de los actos de concienciación previstos para este fin, el alcalde, Joseba Asiron (EH Bildu), acudió este pasado día 5 a la concentración de condena celebrada en la plaza del Castillo y durante las noches del 6 y del 7 de julio, según confirma la asociación Lunes Lilas, se ha anunciado la iluminación del Parlamento de Navarra y de la Casa Consistorial de morado, en recuerdo precisamente de Laffage.

“Estoy encantada de que se pongan las pilas. Creo que se nota el trabajo que se ha estado haciendo en Pamplona. Espero que estos sanfermines salgan muy bien. Veo a mucha gente volcada en que así sea, en decir que no es no”, afirma Casasola, una labor en lo que destaca la aportación del Ayuntamiento (a través de plataformas como Sanfermines en Igualdad) y, sobre todo, de los colectivos sociales. Casasola confía en que “no haya tanta aceptación de lo que se hace por estar borracho, ya no se aplaude el manoseo”, destaca.

Concienciación para las nuevas generaciones

En cuanto a la posibilidad de estar en el Ayuntamiento, y conocer a representantes institucionales de otros municipios navarros, la madre de Laffage valora que ese tipo de encuentros son esenciales para que se recuerde la figura de su hija, ya que por ejemplo en Pamplona existe el compromiso de emplear el documental Nagore (de la directora navarra Helena Taberna), que relata qué pasó en aquellos sanfermines de 2008 y cómo fue el proceso judicial que acabó con esa condena por homicidio (y no por asesinato, como defendía la familia de Laffage), en los centros educativos. “Hoy veía en el Chupinazo a tanta gente joven, con ganas de divertirse... y pensaba que muchos de ellos no sabrían esta historia”, reconoce.

Otros, en cambio, sí, porque Casasola cuenta cómo, al cubrir el trayecto del Parlamento a la Casa Consistorial, “muchas personas se acercaban solo a darme un beso. Una chica incluso me ha dicho que, en esta época, siempre se acuerda de mi hija”. De ahí que gestos como iluminar de morado las instituciones sirvan, según explica, solo para que se pregunte por qué y que se vuelva a hablar sobre ello. Son cuestiones que conviene no olvidar, por mucho que toda la ciudad esté de fiesta.

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