“Esto no es un proyecto de arquitecto, es un proyecto de sociedad. Queremos acoger cualquier tipo de espectáculo sin que haya ningún problema funcional”. El arquitecto responsable del proyecto del Reyno de Navarra Arena, Carmelo Fernández, ha defendido este viernes el diseño del edificio durante el primer ciclo Arquitectura, deporte y sociedad, organizado por la Universidad de Navarra con la colaboración del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro. En este foro, Fernández ha insistido en la “versatilidad” del edificio, que por el momento sigue sin uso a la espera de que el Gobierno Foral presente por fin las conclusiones de los estudios sobre su posible finalidad.
En octubre de 2014, el consejero navarro de Políticas Sociales, Íñigo Alli, no confirmó en sede parlamentaria la fecha de apertura, pero sí que el Reyno Arena no se abriría los 365 días del año, que albergaría eventos deportivos o culturales, y que sería a través de una colaboración público-privada.
El representante del Ejecutivo respondió de esta forma a la pregunta planteada por el parlamentario de Izquierda-Ezkerra Txema Mauleón, que le recordó que el compromiso que había adquirido era el de haber anunciado la finalidad de este ambicioso recinto, en el que se han invertido más de 58 millones de euros, un mes antes, en septiembre. Esta tardanza avivó las dudas entre los grupos de la oposición: hay quien creía que UPN realizaría un acto antes de las elecciones para justificar que el proyecto no está parado (aunque no se ha inaugurado) y quien auguraba que dejaría ese regalo envenenado, con esas palabras, para la próxima legislatura.
La información sobre el futuro del Reyno Arena ha llegado con cuentagotas y, en este debate, el responsable de su diseño ha defendido este viernes su gran capacidad de adaptación. No en vano, se trata de un edificio con capacidad para 12.000 personas, con gradas fijas y móviles y con espacios, ha defendido Fernández, “multifuncionales”.
Uso deportivo y cultural
La Universidad de Navarra ha explicado, a través de un comunicado, que esta primera sesión sobre el ciclo de Arquitectura, deporte y sociedad se ha centrado precisamente en esta infraestructura. Y, para ello, ha reunido al pelotari Mikel Idoate; el profesor de la Escuela de Arquitectura de la universidad, Rafael Araujo; y la gerente de Grandes Recintos de la Comunidad de Madrid, Beatriz Martínez. Tres visiones que pueden ayudar a concretar para qué servirá un edificio ya construido.
Por ejemplo, se ha especulado que, entre los posibles usos del recinto, podría estar el de albergar competiciones de pelota de alto nivel; Idoate, a este respecto, ha reconocido que el sonido se pierde y eso puede suponer un inconveniente, pero también ha remarcado que en esta infraestructura pueden disputarse “finales” y con una importante presencia de público, unas 3.000 personas. Araujo, por su parte, se ha referido a la ubicación del recinto como un punto “idóneo”, bien conectado con las rondas; y, por último, Martínez, ha asegurado que ya hay que pensar en sacar rentabilidad a este tipo de recintos por otras vías más allá de las deportivas. En concreto, la “música en vivo”.
Ahora falta por conocer cuáles son los resultados de la segunda ronda de contactos que, desde el Gobierno Foral, anunció con empresas privadas para concretar los usos del recinto. Hasta ahora, se sabe que las condiciones del Ejecutivo han sido que fuera un uso social, que no genere déficit y que cree empleo. Desde la oposición, mientras, han criticado que el Ejecutivo solo buscar ganar tiempo para justificar para qué sirve el pabellón.