La asociación Txinparta-Fuerte San Cristóbal se ha sumado a la propuesta realizada por la asociación de familiares de fusilados de Navarra, affna36, de que la plaza Conde de Rodezno de Pamplona (ya denominada Serapio Esparza) se rebautice como plaza de la Libertad. La idea también cuenta con el apoyo, por ejemplo, de los grupos municipales de UPN y PSN, que han criticado la decisión del alcalde de Pamplona, Joseba Asiron (EH Bildu), de eliminar la polémica denominación anterior, que hace referencia al que fuera ministro de Justicia en el primer gobierno de Franco, por cambiarla, sin debate previo, por el del arquitecto del Segundo Ensanche de Pamplona. Un asunto en el que fuentes cercanas a la junta de gobierno ven oportunismo por parte de los partidos.
En cualquier caso, otras entidades, como Podemos o la coordinadora de pueblos por la memoria Amapola del Camino, han solicitado que se abra un debate sobre esta denominación. Y, en principio, el 5 de noviembre, en el pleno municipal, se prevé abordar la propuesta de affna36 para llamar a la plaza de la discordia la plaza de la libertad, un nombre neutro que no hace una referencia directa a las reivindicaciones memorialísticas, pero que también se ha convertido en un escollo para los pasos realizados por la Alcaldía. Y eso teniendo en cuenta que dentro de su junta de gobierno está Izquierda-Ezkerra, con integrantes en affna36 y que defiende esa alternativa a Serapio Esparza.
Y hasta aquí el debate más político. La cuestión que cabe preguntarse ahora es quién fue Serapio Esparza y si merece este reconocimiento. A ello responden el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco Josu Chueca (Lerín, 1956) y el presidente en Navarra del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro, Mariano González Presencio (Bilbao, 1957), y ambos coinciden en que Esparza es una figura revisable que a menudo ha pasado desapercibida.
Chueca, doctor en Historia Contemporánea y premio Manuel Irujo 2015, cree, de entrada, que es “una alegría” ver materializado “algo que era necesario”, como es la sustitución del nombre de Conde de Rodezno, una plaza nombrada así desde 1952, aunque ya durante la etapa en la Alcaldía de Yolanda Barcina hubo una votación a favor de un cambio de denominación; aunque finalmente, y con el visto bueno judicial, se mantuvo el nombre al hacer referencia al título Conde de Rodezno y no simplemente a Tomás Domínguez Arévalo, el polémico ministro. Chueca valora, por tanto, que la nueva junta de gobierno en Pamplona haya sido “operativa”, aunque también admite que podía haberse producido un debate previo.
¿Quién era Serapio Esparza? Como arquitecto, Mariano González insiste en que su importancia es “indiscutible”. Fue el arquitecto municipal que sustituyó en el cargo a Julián Arteaga y diseñó el nuevo Ensanche siguiendo el modelo del plan Cerdá de Barcelona (1919) y “con un esquema muy similar, con una diagonal que en este caso es Baja Navarra”. Por ese Segundo Ensanche, González cree que se merece “cualquier homenaje”, aunque insiste en que no llegó a ver acabado el diseño con la actual plaza Conde de Rodezno, que tampoco estaba claro que estuviera incluida en la idea original. En cualquier caso, el barrio cuenta con numerosos edificios de viviendas suyos, que a menudo se atribuyen a Víctor Eúsa, otra figura que genera más discusión, no tanto por su labor arquitectónica como por su trayectoria carlista y su papel como arquitecto oficial de la ciudad con Franco. En el caso de Esparza, entre sus obras clave está el colegio público Vázquez de Mella; y, para rizar el rizo, cabe recordar que affna36 también ha solicitado en diversas ocasiones el cambio de nombre de este centro, por su referencia al ideólogo carlista.
González, por otro lado, no entra en los “claroscuros” de la figura, “que seguro que los tiene”, aunque estos sí han sido destacados por formaciones como Podemos o la propia affna36, porque Esparza, muy vinculado al PNV, dejó de ser arquitecto municipal en 1936, pero siguió realizando trabajos después, y este punto es lo que ha generado debate. Txinparta, por ejemplo, ha hablado a través de un comunicado de él como un “conviviente con el franquismo”. Con todo, el presidente en Navarra del COAVN insiste en que “le debemos un cierto recuerdo, y es importante subrayarlo, porque quedó en el ostracismo”. “Creo que sacar a la luz este tema es interesante, porque así la gente toma conciencia de cómo se ha hecho su ciudad”.
¿Qué hacer con el monumento a los Caídos?
La pregunta clave entonces es si ese reconocimiento debe ser en una plaza como Conde de Rodezno, junto al polémico monumento a los Caídos, uno de los grandes debates pendientes vinculados a la memoria histórica en Navarra, porque está dedicado a los caídos de un solo bando de la Guerra Civil y porque alberga los restos de los generales Mola y Sanjurjo. Chueca, en este sentido, recuerda que el monumento sigue en una situación provisional, sin que “nadie se atreva a hincarle el diente”.
Durante la campaña electoral, se habló de derruirlo (I-E) o de reacondicionarlo y decidir su uso a través de un concurso de ideas (EH Bildu), pero por el momento sigue como sala de exposiciones, con sus leyendas tapadas, pero no borradas ni explicadas. Chueca, por ejemplo, no es partidario de su demolición pero sí de su “reutilización”. “Es necesario un debate muy amplio con el corazón caliente y la mente fría, con la intervención de profesionales de Urbanismo, Historia, Arquitectura… Y eso es más importante que un cambio de nombre”, señala. Un cambio que ya es una realidad (por el momento, no en las señales de la plaza), aunque ahora habrá que ver si de forma definitiva.