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“Con el TTIP, las multinacionales quieren cambiar las reglas del juego y dominarlo más todavía”

El integrante de la Iniciativa contra el TTIP Nafarroa Iosu Osta.

Garikoitz Montañés

“Tenemos que ser como ese mosquito, que es pequeño, pero que, si está en una habitación, no te deja dormir por la noche”. Iosu Osta, maestro, miembro del movimiento Attac Nafarroa-Navarra e integrante de la Iniciativa contra el TTIP Nafarroa plantea así, como una lucha de David contra Goliat, la crítica a este Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP). Un tema que puede sonar desconocido, y complejo, y por eso la iniciativa ha participado este sábado en el II día internacional de lucha contra el TTIP, basado principalmente en una reivindicación: pedir información sobre las negociaciones que están manteniendo Estados Unidos y la Comisión Europea.

¿Cree que la ciudadanía está al corriente de qué es el TTIP?

Los medios de comunicación están sacando muy poca información, la gente no sabe qué es el TTIP y, además, las siglas son siempre complejas. Además, hablar de un tratado sobre el libre comercio suena hasta bien. ¿Quién va a estar en contra?

El objetivo es, en teoría, fomentar el libre comercio y las inversiones, y plantear un denominador común a las diferentes normativas.

Hablan de favorecer el comercio y minimizar los obstáculos. Unos pueden ser los aranceles, pero la media es de apenas un 4 o un 5% y, por tanto, son insignificantes. Con lo cual, esa no es la razón de fondo. Lo que quieren homogeneizar a la baja son las legislaciones, todas esas normas pequeñas que se usan en Europa y Estados Unidos en cuestiones de salud, medio ambiente… Por ejemplo, Europa tiene el principio de precaución y, ante la duda de que un producto sea malo para la salud o el medio ambiente, lo quita; en Estados Unidos es al contrario, vale todo y es la Administración la que debe demostrar que tiene consecuencias negativas.

Entonces, ¿es el modelo estadounidense impuesto a Europa?

En casi todos los temas sí. Excepto igual, si hablamos de los grandes temas, el de las transacciones financieras, donde sí son más radicales en la protección en EE.UU que en Europa.

¿Pero qué gana entonces Europa con este tratado?

Aquí el tema no está en Europa o Estados Unidos, sino en las multinacionales, que no tienen patria. Quieren cambiar las reglas del juego y dominarlo más todavía. Lo único que les interesa es el dinero. El TTIP es un tema de las multinacionales contra el pueblo europeo y el norteamericano. ¿Cuáles van a salir ganando? Todas. Y van a perder las pequeñas industrias, los agricultores y ganaderos y la población. Los grupos de presión son los que deciden en este tema, por eso a menudo decimos que es antidemocrático y oscuro.

Se refiere a la falta de información sobre cómo marchan las negociaciones. Si apenas sabemos sobre ellas, ¿por qué entonces la Iniciativa contra el TTIP tiene tan clara su oposición al tratado?

Este es un tema clave. En todos los acuerdos comerciales no se sabe lo que se negocia ni lo que se firma. No hay información, y esta es nuestra principal queja, sino solo filtraciones [menciona Wikileaks y la investigación de diversas ONG] que, incluso, caen en contradicciones. Por eso, muchas de las cosas que digo son parece ser o puede ser. Sueltan documentos sesgados de lo que Europa propone, pero no de lo que se acuerda. Y eso genera desconfianza. Al vampiro hay que matarlo con luz.

¿No les pueden acusar, por lo tanto, de ser agoreros porque la decisión no está tomada?

Por eso lo primero que pedimos es información y un proceso democrático. En su debate y en la decisión final.

Llama la atención que se produzca este debate cuando no hemos dejado atrás la crisis. ¿Cree que la ciudadanía está dispuesta a ceder derechos, por ejemplo, por más trabajo?

Parece que las grandes decisiones están por encima de las constituciones de cada país. La sensación es que el dinero está por encima de todo. Y, por supuesto, que saben vender este tratado. El problema es que no es verdad esa generación de empleo, porque hace más de veinte años ya firmaron un tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México [se refiere al NAFTA, vigente desde 1994] y se ha visto que ha provocado la pérdida de puestos de trabajo [la politóloga Susan George habló de la destrucción de 700.000 empleos en la industria estadounidense]. Y, en todo caso, si los datos fueran verdad, que den argumentos.

Attac Navarra-Nafarroa y la propia Iniciativa contra el TTIP han hablado de los proyectos concretos a los que puede abrir la puerta este tratado en Europa. Y mencionan el fracking, los transgénicos o los medicamentos con menos controles. los proyectos concretos

Son proyectos que pueden tocar más de cerca a la gente. Y hay temas, en mi opinión, aún más graves: por ejemplo, el ISDS [un mecanismo para la resolución de conflictos entre multinacionales y estados], que permite a las multinacionales llevar a un tribunal al margen para que tres abogados decidan el veredicto. Esto ha generado una enorme oposición, aunque ahora parezca que lo quieren suavizar.

Esta semana han organizado una cadena humana entre partidos como UPN, PPN, PSN y Geroa Bai [los dos primeros no votaron en contra del TTIP en el Parlamento navarro; los dos últimos se abstuvieron]. ¿Conseguir que esos partidos se comprometieran contra el TTIP lograría algo?

Hombre, esto es una escalera. Lo más importante es llegar a Europa.

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