El yacimiento de Irulegi ofrece nuevos hallazgos sobre la “compleja” romanización vascona

Rodrigo Saiz

Pamplona —

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Nuevos hallazgos arqueológicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en el yacimiento del monte Irulegui, situado en el valle de Aranguren (Navarra), demuestran que la romanización de los vascones fue “más paulatina y compleja de lo que se pensaba”. Se trata de piezas de cerámica, huesos de animales, enseres personales, armas, así como edificaciones que revelan que el pueblo vascón quiso imitar el estilo urbanístico y las técnicas romanas, pero cuyo proceso no fue “tan repentino” como se creía. Los hallazgos han sido en el mismo lugar en el que hace un año se localizó la conocida como mano de Irulegi, que ha revolucionado las investigaciones sobre el euskera por evidenciar que los vascones escribieron en su propia lengua, algo que hasta entonces estaba en el entredicho.

Esta semana la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha finalizado tres meses de excavaciones en este yacimiento que servirán para conocer mejor el urbanismo y las costumbres de este poblado, habitado entre mediados de la Edad del Bronce (s. XV a XI a.C) y final de la Edad del Hierro (s. I a.C). Más allá de descubrir que los habitantes del poblado escribieron en su lengua, la vascónica, de donde nació el euskera, distintos restos encontrados, como lo son armas o flechas incendiarias, evidencian que se trató de un poblado que fue atacado, incendiado y posteriormente abandonado en el contexto de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C), conflicto civil que enfrentó a los romanos Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, y en el que los pobladores autóctonos de este valle tomaron partido, si bien no se sabe de qué bando formaron parte.

Precisamente este hecho, el que el poblado fuera incendiado, provocó que los elementos de la vida cotidiana de sus habitantes quedasen sepultados por los escombros generados al incendiarse los tejados de paja, las estructuras de madera y los desprendimientos de ladrillos de adobe de las viviendas, permitiendo que objetos como cerámicas, armas o la propia mano de Irulegi pudiesen conservarse en muy buen estado hasta la fecha.

Los hallazgos demuestran a su vez que los pobladores vascones de este valle a finales de la Edad de Hierro tuvieron contacto con los romanos, a los que trataron de imitar en varias de sus técnicas, si bien el proceso de romanización no fue tan rápido como se creía hasta ahora. “Están viendo lo que supone Roma, quieren formar parte del imperio romano, quieren entrar dentro de esa órbita, manteniendo también sus características propias”, explica en unas declaraciones recogidas por EFE Mattin Aiestaran, director de la excavación, quien matiza que ese proceso de “romanización bastante laxa y compleja” se vio cortado por las guerras sertorianas.

La primera casa con escaleras de la Edad de Hierro del Pirineo occidental

Así, los vascones trataron de aplicar técnicas arquitectónicas de los romanos, pero sin hacerlo “del todo bien”. Es el caso de “un enlosado se les derrumba porque no lo han montado muy bien”. Sin embargo sí que logran aplicar el uso de las escaleras en las viviendas y, de hecho, entre los restos encontrados, se encuentra la primera casa con escaleras de la que se tiene conocimiento hasta la fecha de la Edad del Hierro en el Pirineo occidental. Se trata de una vivienda distinta a las dos que ya se habían examinado en excavaciones anteriores (en una de ellas es donde apareció la mano de Irulegi) y que es “bastante singular” por su morfología.

Según apuntan desde Aranzadi, es una casa construida en “dos fases”: una primera con una planta rectangular “más pequeña”; y una segunda en la que fue ampliada hasta duplicar su tamaño. Las escaleras de piedra encontradas en la entrada de la vivienda la convierten en una edificación “única” de la época. “Hasta ahora no se había encontrado en vivienda de ningún poblado del entorno del Pirineo occidental una escalera que diera acceso a la vivienda desde la vía principal”, asegura Mattin Aiestaran.

A los trabajos de excavación, en los que han intervenido casi 100 personas voluntarias además del equipo de arqueología de Aranzadi, le seguirán ahora meses de investigación de los materiales encontrados para seguir conociendo más detalles sobre el pueblo vascón. Mientras, un equipo de lingüistas sigue trabajando para tratar de descifrar el contenido de la inscripción de la mano de Irulegi, de la que hasta la fecha tan solo se ha podido traducir la primera palabra, “sorioneku”, similar a la palabra actual en euskera “zorioneko”, de buena fortuna en castellano.