El nacimiento de la hija de Georgina Rodriguez y Cristiano Ronaldo ha vuelto a levantar la polémica sobre los partos programados a los que recurren algunas mujeres. Tanto a nivel social, como en el ámbito médico, existe una gran controversia sobre si se deben permitir los partos por cesárea por solicitud materna. Sin embargo, las escasas evidencias científicas disponibles indican que, a pesar de no ser la mejor opción, no es una práctica que se deba impedir en todos los casos.
Es relativamente habitual que las mujeres reciban críticas por las decisiones que han tomado con respecto a la maternidad, ya sea por no dar el pecho a sus hijos, por dárselo durante demasiado tiempo, por rechazar un parto medicalizado o, como en este caso, por recurrir a una cesárea a demanda (CD), que se define como la cesárea realizada a petición de la madre, sin que haya ningún problema médico que la justifique.
En los últimos años, los debates en torno a la forma de abordar el parto se han centrado en la necesidad de que se reduzca la medicalización del procedimiento siempre que sea posible. En los partos excesivamente instrumentalizados la madre tiene poco poder de decisión, con lo que reducir las intervenciones que no sean necesarias es una forma de que las mujeres consigan una mayor autonomía.
Sin embargo, en España existe un pequeño número de mujeres que piden todo lo contrario, parir por cesárea. Aunque a día de hoy la mayoría de los especialistas insisten en recomendar el parto natural sobre la cesárea a demanda, el escaso número de estudios específicos sobre esta cuestión, unida a la gran carga ideológica que encierra el debate, han provocado que la opinión de las mujeres afectadas pase, de nuevo, a un segundo plano.
El parto vaginal es la opción con menos riesgo
Los estudios más recientes siguen sin aclarar definitivamente el balance de beneficios y riesgos de las cesáreas a demanda en comparación con el parto vaginal. Sin embargo, dado que una cesárea es una cirugía mayor, la conclusión de la mayor parte de las sociedades ginecológicas de todo el mundo, así como de la Organización Mundial de la Salud, es que el parto vaginal es la mejor opción.
Los datos de los pocos estudios que analizan las cesáreas a demanda en comparación con otros tipos de parto indican que ésta se asocia con un menor riesgo de lesión fetal, pero a su vez está asociado a un mayor riesgo de problemas respiratorios neonatales y, sobre todo, a complicaciones en futuros embarazos, dado que los riesgos de placenta previa, adherencia anormal de la placenta e histerectomía (extirpación del útero) aumentan con cada parto por cesárea.
“Como regla general, debido a los riesgos maternos para los embarazos actuales y futuros, el obstetra debe responder a una solicitud de cesárea no indicada con una fuerte recomendación en contra”, explican a eldiario.es los investigadores de la Universidad de Cornell, Laurence McCullough y Frank Chervenak, autores de un reciente estudio sobre las consideraciones éticas a tener en cuenta en las cesáreas.
Sin embargo, que las cesáreas a demanda puedan tener un mayor riesgo para ciertas patologías, no quiere decir necesariamente que las mujeres que han optado por este método estén siendo irresponsables. Hay que tener en cuenta que los riesgos asociados a una cesárea programada, aunque son mayores que los de un parto vaginal, siguen siendo relativamente pequeños en los países occidentales, con lo que pueden ser asumibles para algunas mujeres.
“Si una mujer persiste, el obstetra debe asegurarse de que está informada y si sus motivos se basan en esta información, la cesárea sería éticamente permisible”, explican McCullough y Chervenak. Aunque recalcan, que estos casos serán “excepcionales”.
Este motivo es el que ha llevado al Colegio Oficial de Ginecólogos y Obstetras de EEUU (ACOG, por sus siglas en inglés) a no rechazar específicamente este tipo de procedimientos, aunque insisten en que en ausencia de problemas en la madre o en el feto, “el parto vaginal es seguro y es el que debe recomendarse a las pacientes”.
Según esta institución, en caso de que una mujer decida optar por programar una cesárea “el parto no debe realizarse antes de una edad gestacional de 39 semanas” y, sobre todo, insisten en que “no es recomendable para mujeres que desean tener varios hijos”.
En España, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia mantiene que las cesáreas se deberían indicar solo en casos de emergencia, aunque también recomienda a los médicos hablar con las mujeres que pidan esta intervención para conocer sus posibles inquietudes y llegar así “a una decisión aceptable para ambas partes”.
Los principales motivos para pedir una cesárea
Precisamente, una de las cuestiones a tener en cuenta a la hora de valorar una petición de cesárea son las circunstancias de la mujer, incluyendo no solo las condiciones médicas, sino también su filosofía personal sobre el parto. Así lo indica un estudio publicado este mismo mes en la revista Birth Issues in Perinatal Care, en el que se ha revisado la literatura científica sobre los motivos que llevan a las mujeres a pedir una cesárea.
“Aunque hemos identificado múltiples razones diferentes, es importante destacar que el parto es un proceso individual y muy personal, por lo que es probable que cada mujer tenga una razón diferente”, explica a eldiario.es el investigador James O’Donovan, principal autor del estudio. Aún así, una de las razones más recurrentes es la combinación de miedo al dolor e imprevisibilidad.
También “las experiencias previas durante el parto y las interacciones con profesionales de la salud juegan un papel importante”, explica O’Donovan. Partos anteriores excesivamente largos o con mucho dolor, o el haber sufrido una muerte perinatal en embarazos previos son algunas de las experiencias que llevan a las mujeres a pedir este tipo de procedimientos, ya que “sienten que al planificar una cesárea hay un mayor control sobre el nacimiento”.
Ése es el caso de Marta, una mujer de 32 años que perdió a su hija tras complicaciones durante el parto y que, en su segundo embarazo, ha decidido optar por la cesárea, una decisión que ha sido respetada por el equipo de ginecólogos del hospital público donde será atendida. “Soy consciente de los riesgos y sé que esta decisión compromete mis futuros embarazos, pero no estoy dispuesta a pasar por un parto. Lo único que quiero es que esta vez la saquen lo más rápido posible”.
O'Donovan reconoce la complejidad del debate, pero considera que “si se han explorado todas las opciones” y la mujer aún desea una cesárea, “debemos respetar su autonomía”. “Es un proceso muy personal y complejo y no deberíamos decirle a las mujeres qué hacer con su cuerpo”. El objetivo, concluye este investigador, debería ser “ofrecerles toda la información de manera clara y dejar que ellas elijan en base a la mejor evidencia disponible”.