¿De dónde vienen los bebés? ¿Cómo se hacen? Tarde o temprano, cualquier niño o niña quiere respuestas a estas preguntas. Hablar sobre la reproducción, sus diferentes tipos y las formas de llegada de los bebés no es una tarea sencilla. Hace un par de meses llegó a nuestro país una nueva herramienta que puede servir de utilidad para tratar estos asuntos en cualquier familia. Es el libro Cómo se hace una criatura (Edicions Bellaterra, 2019), escrito por Cory Silverberg e ilustrado por Fiona Smyth en 2013.
Ya la elección del título es toda una declaración de intenciones. El uso de la palabra “criatura” en la traducción al castellano se explica en que en inglés la mayoría de las palabras no tienen género, pero en nuestro idioma sí. Por tanto, dada la vocación del autor de recoger la diversidad de género, se ha intentado usas un lenguaje no sexista.
El libro, escrito por los mismos autores de Sexo es una palabra divertida, se compone de una historia en forma de cuento y una completa guía. En ella se proponen una serie de consejos que pueden complementar la lectura.
“Este es un cuento sobre cómo se hacen las criaturas. La primera cosa que debes saber es que no se puede hacer una criatura de la nada. Tienes que empezar con algo”. Es el punto de inicio de una historia escrita con lenguaje sencillo y coloridos dibujos. En sus páginas se introducen conceptos como óvulos, espermatozoides, útero, que son los principales protagonistas del cuento. “Cuando un óvulo y un espermatozoide se encuentran, se enredan en un tipo especial de baile. Mientras bailan, se hablan. El óvulo le cuenta al espermatozoide todas las historias que tiene que contar sobre el cuerpo del que proviene. Y el espermatozoide le cuenta al óvulo todas las historias que tiene que contar sobre el cuerpo del que proviene”, señala otra de sus partes.
“¿Cómo entra en el útero?”
¿Cuáles son las preguntas más habituales que se hacen niños y niñas al leer la historia? El autor identifica al menos cuatro principales. En primer lugar, “¿quién tiene qué?”. Es decir, si sus cuerpos tienen óvulos o espermatozoides, si los tiene el padre, la madre, etc. La guía incluye una serie de sugerencias dependiendo del nivel de inquietud de las preguntas.
Otra de las típicas preguntas que pueden surgir es si solo las personas adultas pueden hacer una criatura. Es decir, si él mismo puede crearla ya. Un buen apunte del autor es recordar que no todas las personas adultas quieren tener hijos o hijas y que no todas las personas adultas que quieren pueden hacerlo. “¿Cómo entra la criatura en el útero?” sería otras de las dudas principales. Una respuesta corta recomendada sería: “Hay muchas maneras de que el espermatozoide y el óvulo se junten y que una criatura entre en el útero. Algunas veces las personas lo hacen por su cuenta y otras necesitan ayuda”.
Por último, puede surgir la pregunta de por qué una criatura no crece. “No se necesita usar un lenguaje técnico, pero puede explicarlo de una manera que entienda que hacer criaturas no siempre es fácil o sencillo”, señala el texto.
El libro está ideado para despertar la curiosidad de quien lo lea. En una de sus páginas se pregunta: “¿quién ayudó a juntar el espermatozoide y el óvulo que te crearon?”. Según el autor, el objetivo de estar redactada de esta forma responde a la necesidad de permitir a padres, madres o cuidadores contar su historia como quisieran. “La mayoría de los libros de educación sexual tradicionales comparten la visión médica actual de la reproducción e insisten en que las madres y padres biológicos son el centro de la historia”, critica Silverberg.
Es entonces cuando pueden entrar en escena los diferentes métodos reproductivos e iniciarse conversaciones a raíz de los mismos. Si es a través de donación de esperma o de óvulos con un donante conocido, el autor sugiere algunas ideas para compartir con el hijo. Por ejemplo: “Papá tenía el esperma, pero necesitábamos un óvulo para hacerte. Alguien nos ayudó dándonos un óvulo y luego recibimos mucha ayuda de otras personas como la del personas médico”.
También se incluyen sugerencias para tecnologías de reproducción asistida, adopciones y el coito: “Tu mamá y tu papá unieron el espermatozoide y el óvulo juntos, ayudándose mutuamente. Hicimos esto usando nuestros cuerpos y no recibimos ayuda de nadie más”. Por otro lado, incorpora sugerencias para hablar de gestación subrogada, una práctica que está regulada en Canadá, el país del que es originario el autor del libro. En España está prohibida.
Diversidad de cuerpos y expresiones
El enfoque sobre el sexo y el género es una de las principales virtudes del libro. La intención es que puedan leerlo personas de todos los géneros. Las ilustraciones no muestras ni genitales ni características de género. Según el autor, una criatura que lea el libro puede mirar uno de los cuerpos con espermatozoides y decir que es un niño. Una de las sugerencias inclusivas de respuesta propuestas es la siguiente: “Podría ser un niño, pero todo lo que sabemos es que tiene espermatozoides. La mayoría de las personas que tienen cuerpos con espermatozoides se llaman a sí mismos como un niño o un hombre. Pero algunos no. Algunas mujeres pueden haber nacido con cuerpos con espermatozoides pero aún así son mujeres”.
Para Silverberg, lo importante no es lo que deban saber o no sobre el género, sino que sepan que se puede hablar sobre ello y que existen muchas opciones para vivir una vida saludable y feliz cuando se trata de cuerpos, sexo y expresión de género.
A raíz de las páginas de la historia también se da pie a hablar sobre la raza. Los cuerpos que aparecen son de los colores llamativos como morados, rosas, verdes o azules. O de los cuerpos y la discapacidad. La forma de los cuerpos en el cuento es variada y se incluyen además algunos con problemas de movilidad que se ayudan de muletas o sillas de ruedas. Un glosario con conceptos como sexo, género, trans o cis pone punto y final a una herramienta que puede ser tan amplia como la imaginación de quien la use.