“Estaba en una biblioteca pública con mi bebé de un mes y mi hijo de dos años. El de dos años me pidió teta y me puse a darle de mamar allí sentada viendo cuentos, como había hecho en todas partes. Se acercó la guardia de seguridad y me dijo que no podía hacer eso ahí. Le pregunté por qué y ella me dijo que no se podía comer en la biblioteca, que dejara de dar de mamar, que el niño era mayor. Incluso me llegó a decir que si estuviera dando de mamar a mi hija de un mes no me diría nada, pero que el niño ya andaba y no le parecía bien que estuviera mamando”.
Raquel López, asesora de lactancia y madre de cinco hijos, no obedeció esa decisión arbitraria: “Yo le decía: ”¿Hay alguna norma que impida dar de mamar aquí? Tráemela, que la quiero ver“. Efectivamente no había nada escrito y tras un mes moviéndome mucho me llamó por teléfono el consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, me pidió disculpas y me dijo que iba a mandar una notificación a todas las dependencias de la Junta para decir que un bebé puede mamar donde queramos, tenga la edad que tenga”.
Para que nadie más pase por esa situación tensa y desagradable y porque es consciente de que escenas como la suya son habituales, Raquel se ha sumado a la campaña Quien no llora no mama, lanzada por Teta&Teta para reclamar una ley que proteja la lactancia en espacios públicos. Según una encuesta realizada para esta campaña por LOLA MullenLowe y LinQ Market Research España S.A. a 200 mujeres lactantes, un 85,5% de las mujeres apoyan que exista este tipo de ley.
Una de cada dos mujeres se ha tenido que esconder para dar el pecho. Es más, un 63,3% de las mujeres se han sentido juzgadas por dar de mamar en público y un 15% de las mujeres han sido reprendidas activamente por ello cuando solo una de cada tres amamantaba habitualmente en espacios públicos.
“Me da mucha pena que tengamos que luchar por una ley, creo que realmente en lo que hay que trabajar es en la educación para que la población vea como algo normal el hecho de lactar, es como si tengo sed y bebo agua en la calle”, señala López, aunque por experiencia sabe que “hay madres a las que el hecho de tener una ley las va a ayudar a vivir más tranquilas”.
¿Por qué una ley? Contesta Marina García, coordinadora de la campaña y parte de Teta&Teta: “La figura del pecho femenino está muy sexualizada. En el momento en el que no sirve para esa mirada masculina y sirve para alimentar a un bebé parece que molesta. Además, falta una protección específica que forme al personal y a la sociedad para que respeten ese momento tan íntimo que al final es un derecho humano tanto de la madre como del bebé”. El hecho de que se trate de un derecho que la ONU cree que hay que proteger y fomentar impulsa a Marina a reclamar una ley.
¿Cómo sería esa norma? Las coordinadoras de la campaña ya tienen un texto en mente, el aprobado en Chile en 2019, que reconoce la lactancia materna “como un derecho de la niñez”, consagra “el derecho de las madres a amamantar libremente” y garantiza “el libre ejercicio de la lactancia materna sancionando cualquier discriminación arbitraria que cause privación, perturbación o amenaza a estos derechos”.
El que se reconozca el derecho a tener información veraz y comprensible es otro de los aspectos que la campaña busca adoptar de la norma chilena (“y luego que cada mujer decida si quiere dar el pecho o no, o si puede”, defiende Marina). También quieren que se establezcan protocolos de formación para trabajadores como la guardia de seguridad que molestó a Raquel cuando daba el pecho en la biblioteca, una situación que recuerda “muy tensa y muy desagradable”.
“El inicio de la maternidad es un momento en la vida de la mujer en el que está muy vulnerable. El estar dando el pecho no es nada fácil, como para que encima pongan más trabas. Lo único que hay que hacer es apoyar a esa mujer que está lactando”, reivindica Patricia Hernando, madre desde hace cinco años que ha soportado muchísimos comentarios y juicios no pedidos de personas conocidas, comentarios que sin duda muchas mujeres hemos escuchado de familiares o allegados: “No me extraña que este niño tenga la mamitis que tiene, como todavía tiene la teta…”, “cuanto más le des el pecho más feo se te va a quedar”, “¿qué pasa, que este niño va a tomar teta hasta que se vaya a la mili o qué?”, “madre mía, qué glotón, todo el día a la teta, te está usando de chupete”…
“Este tipo de comentarios no ayuda”, señala Patricia. Recuerda que “me he encontrado con mi primera hija con muchos problemas de lactancia porque no sabía dar la teta, porque nunca había visto a una mujer dando el pecho”, así que cree que una ley de este tipo puede ayudar a que la información que hay sobre la lactancia llegue a la sociedad, porque, subraya, es un derecho de la infancia. “Todos hemos sido niños y en algún momento tendremos bebés a nuestro alrededor. Es una pena que haya tanta gente que parezca que no ha sido niño nunca”, lamenta. Patricia además ha recibido comentarios del tipo “qué poco pudor sacarse una teta en un restaurante” y responde entre la indignación y el humor: “A lo mejor a mí tampoco me gusta ver cómo comes y no por eso te voy a mandar al baño a comer”.
La campaña, que comenzó con la colocación de un bebé gigante que lloraba en la Plaza del Museo Reina Sofía, en Madrid, ha tenido muy buena acogida, cuenta Marina García. Más de tres millones de personas han visto los vídeos en redes sociales y ya hay 10.000 firmas de apoyo (se necesitan 500.000 para elevar esta propuesta como anteproyecto de Ley al Congreso). “El bebé no solo reclama la atención de los firmantes, sino también de las instituciones. Ya tenemos contacto, por suerte, con gente dentro de las instituciones que está interesada en hablar con nosotras”. Teta&Teta comenzó trabajando el tema de la lactancia con una campaña para reconocer los locales pro lactancia o “teta friendly”, como dice Marina. “Pero pensando y pensando nos hemos dado cuenta de que esto no tiene que ser un gesto altruista de los locales que estén de acuerdo, sino que tiene que ser reconocimiento institucional y estatal a un derecho que tiene que estar protegido por una norma”.