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ENTREVISTA Saioa Baleztena, coautora de 'Todas las lactancias molan'

Lactancias trans, diferidas, en tándem, con teta o biberón: un nuevo libro coral para normalizar todas las opciones

Saioa Baleztena, periodista y coautora de 'Todas las lactancias molan'.

Lucía M. Quiroga

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“Vivimos en una sociedad que idealiza la maternidad y que nos estigmatiza en función de cómo alimentamos a nuestras criaturas”. Así comienza Todas las lactancias molan (Txalaparta, 2024), escrito por la periodista Saioa Baleztena y la asesora de lactancia Mireia Serra. El libro es a la vez un relato coral de voces diversas que cuentan sus experiencias, un manifiesto a favor del respeto a todas las elecciones y una guía con consejos prácticos para vivir desde el placer todo tipo de lactancias.

Para dar a conocer las diferentes realidades, Saioa y Mireia presentan los relatos de treinta personas que narran experiencias de todo tipo. “Personas que han alimentado a sus criaturas con el pecho, con leche natural, en diferido, con leche de fórmula y biberón; personas que han amamantado mientras gestaban o que lo han hecho en tándem. Mujeres que lo han hecho con un solo pecho o personas trans que han gestado, parido y dado de mamar (...). Personas que han inducido su lactancia, que han donado leche o que han vivido un proceso de relactación”, enumeran las autoras.

En esta entrevista, Saioa Baleztena explica las líneas principales de su nuevo libro, y aclara que ha sido un trabajo en equipo: ella se ha dedicado a darle forma a una serie de materiales recogidos por Mireia Serra a lo largo de años de acompañamiento a mujeres y personas que gestan, paren y crían.

 “Todas las lactancias son válidas, molan y merecen apoyo”. El título del libro es ya una declaración de intenciones. ¿Vivimos en una sociedad que estigmatiza a las mujeres por el tipo de lactancia que practican?

Sí, y sigue siendo necesario reivindicar que todas las lactancias son igualmente válidas y que lo que funciona para una no tiene por qué funcionar para otra. Nosotras partimos de nuestras propias experiencias personales, pero hablamos con una treintena de personas que ratifican esta tesis. De hecho, muchas madres viven sus lactancias en soledad, con miedo a contarlas por el juicio que puedan recibir por parte del sistema. Por eso necesitamos escuchar relatos diversos, porque hay realidades que si no se nombran es como si no existieran. Y esto que nosotras centramos en la lactancia, es extrapolable a muchas otras cosas que tienen que ver con la crianza.

La sociedad lanza mensajes contradictorios sobre la lactancia que penalizan a las mujeres independientemente de la opción elegida. ¿A qué se debe este juicio permanente?

Hagas lo que hagas, escojas la lactancia que escojas, te van a juzgar. Forma parte de una realidad estructural en la que a las mujeres y personas que gestan se nos infantiliza. Vivimos en un sistema hostil a la maternidad y a la lactancia, sea del tipo que sea. Todo el mundo se siente con la legitimidad de opinar, como si no fuésemos capaces de tomar nuestras propias decisiones. Por eso nos llueven críticas y opiniones no pedidas. Se nos quita la legitimidad de decidir sobre nuestros propios procesos, especialmente durante el embarazo, el parto y la lactancia.

En los últimos años se ha presentado la lactancia materna exclusiva como la mejor opción, invalidando en ocasiones otras posibilidades. Sin embargo, este mensaje no se ha acompañado de las medidas necesarias para garantizarla. ¿Qué medidas concretas se pueden tomar para garantizar la libre elección?

La lactancia materna exclusiva se presenta como la mejor opción, pero faltan datos objetivos que hagan una radiografía real de la situación de esa lactancia materna. Sabemos que mucha gente deja de dar la teta por falta de apoyo. Por eso nosotras en el libro hacemos una doble reivindicación: necesitamos que se respete toda la diversidad de maneras de alimentar a nuestras criaturas, pero también necesitamos políticas públicas que garanticen el amamantamiento para mujeres que quieren dar la teta y no pueden. El ejemplo más claro son los permisos de maternidad: la OMS recomienda dar el pecho seis meses, pero muchas mujeres tienen que reincorporarse al trabajo antes.

Dice la asesora de lactancia Alba Padró en el prólogo que ella hace tiempo que ha dejado de hablar de los beneficios de la lactancia materna para poner el foco en el deseo de las madres. ¿Cuántas veces se nos olvida preguntar o preguntarnos qué es lo que realmente queremos hacer con la lactancia?

Partimos de la base de que es imprescindible conocer los beneficios de la lactancia materna, pero somos partidarias de poner a la mujer o persona gestante en el centro. Creemos que hemos llegado a un punto donde tenemos tanta información sobre maternidad o crianza con apego que a veces caemos en la trampa de poner a la criatura en el centro, pero perdiendo de vista nuestras propias necesidades. Así que es importante preguntarnos, como madres: “Vale, todo esto está muy bien, pero ¿yo qué quiero realmente?”. Algunas mujeres han elegido la lactancia materna por la presión del entorno y eso no ha acabado bien, porque si no te escuchas a ti misma lo más probable es que no funcione.

Ahondemos en ese concepto del deseo de amamantar. Mientras que a nivel social se pone en duda nuestra capacidad de gestar, parir y amamantar, en el libro se sostiene que esta etapa puede ser una oportunidad para reconciliarse con el propio cuerpo y el deseo. ¿En qué sentido?

Partimos de la base de que en general, salvando algunos casos, venimos de una educación basada en la desconfianza con nuestros cuerpos. Esto condiciona el inicio de la lactancia materna, si es la opción escogida, que suele partir de una desconfianza en el propio cuerpo. A nuestra generación se nos ha educado alejadas de todo lo que supone lactar o cuidar de una criatura. Eso hace que, cuando te pones un bebé en la teta, todo sean dudas e inseguridades. Pero si tenemos las herramientas adecuadas y los apoyos para establecer la lactancia, para algunas mujeres puede ser una experiencia sanadora. A mí me ha pasado: siempre he tenido una relación complicada con mi cuerpo, así que la lactancia me ha dado la oportunidad de hacer las paces conmigo misma y con mi cuerpo. Pero esto no quiere decir que sea igual para todas las personas. Otras mujeres pueden dar la teta y no sentir esa conexión con el cuerpo, y no pasa nada.

Una de las cosas que se desmienten es que la lactancia materna sea la única forma de establecer el vínculo entre bebés y madres. ¿Por qué es importante desmontar este tipo de ideas?

Cuando escribes un libro así, o cuando impartes una charla sobre crianza, es difícil no acabar decantándote por un tipo de lactancia o monopolizando con un tema concreto. Por eso nuestro objetivo principal era demostrar que un tipo determinado de lactancia es una elección que no invalida las otras opciones. Hay personas que consideran que quienes dan el pecho tienen un vínculo más fuerte con sus bebés, y esa creencia a menudo lleva a las familias que, por lo que sea, alimentan a sus hijos e hijas con biberón, a angustiarse por el hecho de perder ese vínculo tan especial.

Una de las claves del libro es la diversidad en los testimonios: personas trans que amamantan, mujeres que lo hacen en tándem o con un solo pecho, personas que donan leche o se inducen la lactancia… ¿Faltan referentes diversos en el mundo de la lactancia?

Sí, y es una pena que este tema siga siendo tan polémico. Es absurdo que tengamos que seguir justificando la diversidad en todos los sentidos. Un libro que habla de diversidad, inclusión y respeto con todas las formas de la lactancia, y escrito desde una mirada feminista, tenía que abordar también las lactancias de las personas trans y no binarias, por eso quisimos dedicar un capítulo a este tema.

Ese capítulo incluye las vivencias con la lactancia de dos hombres trans y de una persona no binaria. ¿Sufren un estigma doble, por la lactancia y por ser trans?

El capítulo incluye la vivencia de dos hombres trans que optaron por modalidades diferentes de lactancia: uno de ellos dio el pecho y otro biberón. Son realidades que se desconocen, y es curioso que los dos se hayan sentido juzgados en uno u otro sentido. Estas personas no encuentran espacios seguros en sociedad para alimentar a sus criaturas. Uno de ellos cuenta que se ha tenido que esconder para dar teta, por no sentirse violentado. Esto no debería seguir pasando. Necesitamos más sentido común y una ampliación de la mirada.

Todo el libro está escrito en lenguaje inclusivo. ¿Importa la manera en que nombramos las cosas?

Siempre hemos apostado por eso, aunque nos ha costado esfuerzo porque todavía es algo que nos cuesta interiorizar. A mí por ejemplo me cuesta hablar en lenguaje inclusivo, hago autocrítica con esto. Y queríamos encontrar un equilibrio, sin dejar de nombrar a las madres, pero siendo lo más inclusivas posibles.

Otro de los temas que se nombran explícitamente es la muerte gestacional. ¿Por qué se escriben con nombres y apellidos los nombres de bebés fallecidos antes o al poco tiempo de nacer?

Por la misma razón que comentábamos, porque lo que no se nombra no existe. Y esto forma parte del cambio necesario de mirada sobre el duelo gestacional y perinatal. Estamos todavía en las antípodas de normalizar que hay criaturas que nacen muertas, o que fallecen poco después de nacer. Esas madres y esas familias sufren también un doble estigma por falta de acompañamiento de la sociedad. Para las madres, nombrar a las criaturas que murieron con sus nombres y apellidos es importante. Y esto también tiene repercusiones en la lactancia, aunque sean muy desconocidas. Cuando un bebé fallece, la mayoría de sanitarios presionan a las madres para que inhiban la subida de la leche con fármacos. Y sin embargo existen otras opciones, como donar la leche para alimentar a otros bebés, que para algunas madres puede resultar sanador.

Además de los testimonios, el relato se completa con consejos prácticos y marcos teóricos de expertas en el tema: Alba Padró, Esther Vivas, Inma Marcos, Paola Roig… ¿Sigue siendo necesario aportar información de calidad sobre este tema?

Nosotras no queríamos hacer solo un libro de relatos, sino que queríamos dar un paso más, encontrando un equilibrio entre vivencias personales y aportaciones de expertas de diferentes ámbitos: pediatras, asesoras de lactancia IBCLC, comadronas…. Lo hemos hecho así porque este libro puede ser una herramienta que nos acompañe en diferentes etapas de la vida. No solo cuando estés embarazada o al poco de nacer un bebé, sino en distintas etapas.

Entonces, ¿es un libro para madres y personas gestantes o puede leerlo cualquiera?

Nos gusta reivindicar que no es un libro solo para madres, sino que interpela a la sociedad en general: damos algunas claves que pueden ser útiles para las personas que gestan, paren y dan teta o biberón, pero también para las personas que las rodean. Si nosotras estamos desconectadas de nuestras maternidades, imagínate nuestros hermanos, parejas o primas. Por eso es interesante que libros como este interpelen a otras capas de la sociedad, que suelen ser las que critican, juzgan y opinan sin que se lo pidan.

El libro termina con un llamamiento a la sororidad como una de las claves para normalizar todo tipo de lactancias, invitando a las personas a respetarse entre sí y a no cuestionar las decisiones de otras. ¿Es suficiente con esto, o hace falta un cambio más profundo a nivel social, laboral y sanitario? 

La sororidad puede ser una aliada para descargar la cantidad de juicios, miradas y estigmas que recibimos en el contexto actual, donde partimos de condiciones precarias para lactar a nuestras criaturas de la forma que sea. Es una herramienta imprescindible para entender y respetar todas las opciones, pero no puede ser la única. Paralelamente, tenemos que seguir luchando por cambios estructurales en el sistema sanitario, en el mercado laboral y en la sociedad en general. Cambios profundos que nos permitan tener una mirada mucho más real de lo que suponen las lactancias, escojas el modelo que escojas. Ha habido avances importantes a nivel social, ya que gracias al feminismo la diversidad está cada vez más presente, también en lo que tiene que ver con la lactancia. Pero en el ámbito de la maternidad, la lactancia y la crianza todavía nos queda mucho por mejorar. 

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