El nuevo 'Mr. Wonderful' de la maternidad: “Disfruta, que el tiempo pasa muy rápido”
“Los bebés crecen muy rápido, disfruta”. “Solo tienes ocho navidades para creer en la magia con tus hijos, exprímelas”. “Aprovecha a tope los veranos con ellos, que luego cuando crezcan no van a querer irse de vacaciones en familia”. Son solo algunos ejemplos de un tipo de mensajes que proliferan en las redes y a nivel social invitando a las madres y padres a disfrutar de la crianza, y a hacerlo urgentemente porque el tiempo pasa rápido.
“Me ponen de los nervios, no puedo con ellos”, explica Leticia, madre de un bebé de seis meses y una niña de ocho años. “Son mensajes que me hacen sentir mal desde siempre, cuando los leo en las redes sociales o cuando me lo dice otra madre o una vecina, y llevo un tiempo pensando por qué me generan tanto rechazo. El problema es que idealizan totalmente la maternidad, como si fuera una etapa en la que tienes que estar feliz todo el tiempo. Pero luego la realidad de la mayoría de madres no es así. A mí me encanta estar con mis hijos, pero los días se me hacen larguísimos, y no tengo para nada la sensación de que el tiempo vuela. Así que esos mensajes de Mr. Wonderful me ponen enferma”, explica esta madre.
Para Paola Roig, psicóloga perinatal y divulgadora sobre maternidad, lo primero que hay que hacer para combatir este discurso es “aceptar que las criaturas crecen”. “De alguna manera parece que crecerán menos si lo disfrutas todo el rato. Pero eso es mentira: nuestras criaturas van a crecer igual, lo disfrutes o no. Hay que convivir con ese dolor y a la vez placer de saber que nuestras criaturas van a crecer, y que otros tiempos van a llegar, y que quizá a veces vamos a añorar un tiempo pasado, pero eso no depende del nivel de disfrute sino que es inherente a la vida”, explica la experta.
Quizás una maternidad gozosa y disfrutable es aquella en la que se acepta que los momentos de inquietud, duda o sufrimiento también existen
Además, añade Roig, “es imposible disfrutar de algo todo el rato”: “Pero ya no solo en la maternidad, sino en la vida, que a veces es disfrute, a veces es sufrir un poco, luego lo vuelves a pasar bien, y luego otra vez un poco triste… La maternidad es la relación más larga y profunda que vamos a establecer con nadie en nuestra vida. Si con nuestra pareja nos pasa que a veces la odiamos y la tiraríamos por la ventana, pues con nuestras criaturas también. Aceptar eso no nos hace malas madres ni hace que tengamos una maternidad menos gozosa y disfrutable. Al contrario: quizás una maternidad gozosa y disfrutable es aquella en la que se acepta que los momentos de inquietud, duda o sufrimiento también existen”, afirma Paola Roig.
Coincide en este criterio Irene Ferradas, periodista, formadora y madre. “No tengo claro qué es ser buena madre, pero sé que no tiene que ver con disfrutar todo el rato. No se me ocurre nada, de hecho, que siempre, siempre, siempre me haga disfrutar. Exigírselo a mi hija sería un disparate”, reflexiona.
Para ella, los mensajes que urgen a exprimir la maternidad son “frases hechas”, “que se dicen sin pensar demasiado ni en su origen ni en sus posibles repercusiones para quien las escucha”. “Supongo que el paso del tiempo es algo que nos genera mucho desconcierto, y que cuando tus criaturas crecen y ves a un bebé la nostalgia te hace acudir a ese lugar común, como para sentir que al menos has avisado a otra de que algún día probablemente se sienta como ahora te sientes tú”, explica Ferradas.
Ocho navidades, diez veranos
Paula, madre de dos adolescentes, ya explicó la ambivalencia que le generaban las vacaciones de verano –o “mataciones”–: “Te dicen todo el tiempo que disfrutes, que el tiempo pasa muy rápido, y recibes los típicos mensajes de ‘solo vivirás 12 veranos con niños pequeños’. Pero es que luego el verano hay que pasarlo y es agotador”, contaba en aquel reportaje. Ahora que se acercan las navidades, tiene los mismos sentimientos encontrados: “Por un lado me apetece, porque es tiempo que pasamos en familia y hay muchos ratos de disfrute, pero por otro me da una pereza que me muero. Tendré que hacer malabares para teletrabajar con ellos en casa, saltar de celebración en celebración, encargarme de los regalos, de preparar comidas y cenas especiales para toda la familia y de pensar planes navideños porque es lo que toca”, reconoce esta madre.
Lo comparo con cómo sería ver a una pareja que está enamorándose y decirles: ‘Disfrutad, que enseguida se os pasa el subidón’. ¿Por qué harías algo así?
Paola Roig también utiliza el ejemplo de las navidades para hablar de las expectativas actuales sobre la crianza: “Tenemos una exigencia tremenda en torno a la maternidad, es como si tuviéramos que estar haciendo cosas todo el rato. Ahora que se acerca la Navidad, tenemos que pensar en hacerles un calendario de adviento, organizar el juego del duende… Debemos plantearnos si todo eso equivale a disfrute, o más bien disfrutar es simplemente poder estar en casa o en el parque con nuestras criaturas”, explica Roig. Para ella, la ambivalencia materna se hace especialmente presente en época vacacional, aunque no solo. “Es un sentimiento que nos acompaña durante todas las etapas de la maternidad, incluso antes de ser madres”, asegura.
Irene Ferradas ve además un punto de amenaza en los mensajes sobre la urgencia del disfrute. “Lo comparo con cómo sería ver a una pareja que está enamorándose y decirles: ‘Disfrutad, que enseguida se os pasa el subidón’. ¿Por qué harías algo así?”, se pregunta. Y lanza una reflexión: “Sabemos que la infancia dura pocos años, así que es natural sentir cierta urgencia por acompañarla con presencia, por enterarnos de las distintas etapas que atraviesan nuestras criaturas, por disfrutarla. Pero ninguna vida, ni la más privilegiada, es disfrutona todo el rato. Tampoco en la infancia. Pretender que todo sea dulzura, alegría y asombro es ridículo y puede resultar bastante frustrante”, concluye.
0