Me llamo Violeta. Con esta declaración de intenciones, la hija de la pareja de actores porno Nacho Vidal y Franceska Jaimes manifestó a los seis años su identidad de género, femenina, en contraposición a su sexo, masculino. Antes de aquello, Vidal y Jaimes pensaron que era homosexual, pero no creían posible que fuera transgénero, por puro desconocimiento. Ahora explican su experiencia en Me llamo Violeta, un documental que se estrenó el pasado 22 de marzo en la 22ª edición del Festival de Málaga y que verá la luz el próximo 28 de junio en cines de toda España.
El documental aborda la realidad de los menores trans en la actualidad, que aún se enfrentan a infinidad de trabas de todo tipo, empezando por las administrativas. Violeta tuvo que esperar tres años para que le cambiaran el nombre en el DNI. “Es incoherente, durante años nos estuvieron negando el nombre y de repente nos lo aceptaron. Esto debería ser un sí o un no. Si es un no y yo quiero que sea un sí ya lucharé por ello”, protesta Nacho Vidal, en declaraciones a eldiario.es.
“¿Cómo sé yo que eres un chico o una chica?”. Así empieza el reportaje. A pesar que la pregunta parece fácil de responder, genera multitud de respuestas. “No lo sé”, “no lo tengo claro”, “son mis sentimientos”, dicen algunos de los niños y niñas que aspiran a hacer de Violeta en el documental, después de que los servicios jurídicos aconsejaran cambiar el guión del film para que la niña no apareciera de forma reconocible en el documental, a pesar del visto bueno de la familia, para proteger su imagen. “Teníamos claro que no la íbamos pixelar [a Violeta], no íbamos a hacer un tratamiento similar al de un delincuente”, asegura David Fernández de Castro, codirector y guionista de la película. “Esto no ocurriría, por ejemplo, con un menor con síndrome de Down”, denuncia.
A sus 11 años, Violeta entra en la adolescencia y debe tomar varias decisiones. Una de ellas es la de elegir si tomar bloqueadores de hormonas y evitar así el desarrollo de las características asociadas tradicionalmente al género masculino, como pueden ser el desarrollo de la nuez de Adán, situada en el cuello. Cuando cumpla los 18 años también podrá decidir si someterse a una vaginoplastia, una cirugía de reasignación sexual.
El reportaje hace también un recorrido histórico y relata la primera manifestación homosexual en España, organizada clandestinamente por el Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) en 1977 y en la que también participaron las personas trans y travestis, a pesar de las resistencias de una parte del colectivo LGTBI. Es el caso de Silvia, una mujer trans que cuenta en primera persona su participación en aquella manifestación, donde desfiló por las Ramblas de Barcelona al grito de “abajo la ley de peligrosidad”. El objetivo de aquella protesta, evidente: suprimir la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social aprobada en 1970 durante el franquismo, que perseguía a “vagos”, “rufianes”, “proxenetas”, a los que practicaran “actos de homosexualidad” o “la prostitución”.
“El transgénero se ha retratado siempre de una forma muy oscura, como del submundo, y en este caso hemos querido hacer una película luminosa”, señala Marc Parramon, codirector y realizador del documental. El film va dirigido a un público generalista, aunque sus directores esperan que tenga especial incidencia en asociaciones de padres y madres, colegios o centros LGTBI.
La historia de Alan
El caso de Violeta es un caso de éxito, ya que desde un inicio ha contado con el respaldo de su familia y su entorno. Sin embargo, hay otros ejemplos dramáticos, como es el caso de Alan, un menor trans que acabó con su vida en 2015, a los 17 años, víctima del bullying en la escuela. Ambos casos ponen sobre la mesa la complejidad y la diversidad de situaciones dentro de la comunidad trans en España. La madre de Alan, Ester Albert Cusso, aseguró poco después de morir su hijo que su suicidio había sido “un crimen social”.
La historia de Alan supuso un antes y un después en la lucha por los derechos de la comunidad trans, recuerda Ester, que ahora es una activista férrea en defensa de la visibilidad del colectivo LGTBI, especialmente de los transgénero. Una de las primeras en defender los derechos de este colectivo fue Carla Antonelli, que también aparece en la película. Con 17 años decidió marcharse de Güimar, su pueblo natal situado en Tenerife, para ser ella. Desde 2011 es la primera y única diputada trans en la Asamblea de Madrid.
“Necesito esto, aunque lo pase mal, aunque me levante sin fuerzas, necesito hacerlo”, cuenta en el documental Iván, un joven trans. En su caso, cuenta con el respaldo de sus amigos y de Ester, la madre de Alan. “Con mi madre hablamos poco del tema, solo cuando es necesario, le cuesta más”, lamenta Iván.
Me llamo Violeta se enmarca en la 22ª edición del DocsBarcelona, el festival de cine documental de la capital catalana que hasta el 25 de mayo ofrece una muestra de 41 documentales procedentes de 26 países. El documental, de 76 minutos de duración, está producido por Mediapro y Polar Star Films. Este viernes a las 21h se hará una proyección del film en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y el próximo 19 de mayo a las 16h se hará el segundo pase de la cinta.