Buruaga amenaza con expedientes y expulsiones a los críticos para hacerse con el control interno del PP cántabro
Ni siquiera los más agoreros fueron capaces de prever una guerra fratricida tan sangrienta como la que se ha destapado en el seno del PP de Cantabria. Desde que María José Sáenz de Buruaga anunció hace tres meses su candidatura a presidir el partido, -entrando en colisión frontal con Ignacio Diego, del que había sido su mano derecha durante más de una década-, las cosas solo han ido a peor cada día.
La victoria pírrica de Buruaga en un reñido Congreso Regional, en el que consiguió imponer sus postulados por tan solo cuatro votos de diferencia entre los compromisarios a pesar de haber perdido las primarias entre los militantes, no ha permitido al PP cántabro cerrar las heridas. La amenaza de la impugnación, las críticas de los afines a Diego, las acusaciones de 'pucherazo' y la falta de autoridad de la nueva presidenta son una constante.
Ante este escenario, Buruaga ha pasado al ataque y ha dejado de lado los mensajes de “unidad” y “reconciliación” que ha repetido en las últimas semanas, una vez comprobado que la posibilidad de alcanzar una tregua parece una quimera y consciente de que tiene en su poder toda la maquinaria del partido y el apoyo indisimulado de Génova.
Así, en el último Comité Ejecutivo del Partido Popular de Cantabria celebrado esta semana, donde la presidenta tiene una abrumadora mayoría, se decidió que ella misma asuma la portavocía del Grupo Parlamentario para “avanzar” en la nueva estrategia política acordada por la dirección. Este es un objetivo que viene persiguiendo Buruaga desde el primer minuto de su mandato, pero con nulo resultado.
Y es que el grueso de los diputados autonómicos del PP mantienen su lealtad hacia Ignacio Diego, al que apoyaron durante el cónclave interno, y han rechazado en varias ocasiones que Buruaga destituya al actual portavoz, Eduardo Van den Eynde, amigo personal del expresidente y muy combativo durante las primarias contra la candidatura alternativa, que consideró una “traición”.
Expedientes disciplinarios
Por si fuera poco el clima de tensión que se vive entre los populares cántabros, el Comité Ejecutivo también aprobó esta semana instar al presidente del Comité de Derechos y Garantías Regional a abrir expediente informativo sobre las actuaciones de determinados afiliados que “dañan la imagen del partido”.
El PP precisa en un comunicado que “no supone en ningún caso la apertura inmediata de expedientes disciplinarios, sino que se da traslado al Comité de Garantías para que determine si esas actuaciones tienen una repercusión pública negativa para el nombre y la imagen del Partido Popular de Cantabria, dirigentes y afiliados”.
Destitución en el aire
En relación con el acuerdo referido a la portavocía del Grupo Parlamentario, desde la dirección explican que el pretendido relevo de Van den Eynde se produce “en aplicación de los Estatutos del PP, que establecen que corresponde al Comité Ejecutivo definir la estrategia general y sus pronunciamientos políticos y programáticos, establecer las líneas maestras de la acción pollita de los grupos institucionales y nombrar y cesar a los portavoces”.
“El Grupo Parlamentario es uno de los pilares fundamentales de la estrategia política del Partido Popular que corresponde definir a los órganos de dirección del partido y no al revés”, ha subrayado la secretaria general, María José González Revuelta, quien ha remarcado que “un grupo de diputados no puede bloquear la acción política acordada por los órganos de dirección y mucho menos decidirla”.
Sin embargo, esta interpretación está a años luz de la que hace el propio afectado, que a través de su redes sociales ha expresado que “el Comité Ejecutivo no tiene esa competencia, la de nombrar o destituir a miembros del Grupo Parlamentario, que son cargos electos”.
“A mí no me han destituido porque no pueden. Mis compañeros diputados sí que pueden hacerlo, y no me consta que lo hayan hecho, ya que no se ha sometido a votación semejante asunto. Esto está rozando tintes estalinistas, versión norcoreana. Es decir, sainete surrealista con purgas y sumarios, y una suerte de democracia popular al estilo Kim Jong-un”, ha dejado el portavoz del PP por escrito.
“Esto no es una secta”
Van den Eynde, que ya ha anunciado que abandonará la política al finalizar la política, ha recordado a Buruaga que “el PP no es una secta, es una organización política” y que no puede pretender imponer sus planteamientos a través del “ordeno y mando”, algo que ha calificado de “absoluto despropósito”. “Nos sentimos muy atropellados para que ahora nos vengan con órdenes de obligado cumplimiento”, ha sentenciado el diputado autonómico.
Tras estas declaraciones públicas, la nueva presidenta del PP cántabro ha confiado en que los representantes de su partido en el Parlamento de Cantabria respondan con “lealtad” y “disciplina”, y no con “rebeldía”, la “instrucción” del Comité Ejecutivo de otorgarle a ella la portavocía del grupo, y les ha recordado que la decisión es de “obligado cumplimiento”.
Buruaga ha explicado que la decisión del Comité será trasladada a cada uno de los diputados del Grupo Parlamentario y se les dará “un tiempo prudente” para que fijen su postura y decidan “si acatan o no la instrucción” de la dirección regional.
A preguntas de los periodistas, no ha querido aclarar qué consecuencias o qué salidas tienen aquellos diputados que no acepten la decisión o si esto implicaría que tengan que abandonar el grupo, pero sí ha señalado que el reglamento del partido prevé “ante una serie de infracciones, una serie de sanciones”. “Cuando llegemos a ese río, cruzaremos ese puente”, ha dicho la dirigente popular.