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El Parlamento de Cantabria reconoce a los tres asesinados del Caso Almería como víctimas de terrorismo

La presidenta del Parlamento cántabro ha entregado a los familiares de las víctimas el manifiesto firmado por todos los diputados. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rubén Alonso / Rubén Vivar

El Parlamento de Cantabria ha homenajeado este jueves, en presencia de familiares y de todos los grupos políticos, a las víctimas del Caso Almería, los tres jóvenes -Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero- que fueron asesinados en 1981 por la Guardia Civil tras ser identificados por error como miembros de ETA. En el acto promovido por el colectivo Desmemoriados se ha instado al Gobierno de España a “iniciar los cambios legislativos necesarios y oportunos” para que todas las víctimas de terrorismo, incluyendo las de violencia policial, grupos de ultraderecha y grupos parapoliciales, sean reparadas y reciban la consideración y protección“ que corresponde a esta condición.

Con esta iniciativa se ha buscado, “en aras de cumplir con los principios de verdad, reparación y justicia para las víctimas” que la sociedad civil de Cantabria, -37 años después y en su nombre sus representantes legítima y democráticamente elegidos- “muestre el dolor y el respeto” a los familiares y “haga suyo el padecimiento sufrido a lo largo de tantos años, considerando que las citadas personas deben ser reconocidas a todos los efectos legales como víctimas de terrorismo”.

Así se ha expuesto en el manifiesto leído por Lola Gorostiaga, presidenta del Parlamento de Cantabria. El documento, que ha sido suscrito por los 35 diputados de la Cámara, critica que la legislación española (Ley 29/2011) “no contempla ningún tipo de reparación para las víctimas del terror ejercido por el aparato del Estado, ya sea por elementos policiales incontrolados”, como en este caso.

“Esta situación, a todas luces injusta, vulnera el principio de no discriminación entre víctimas de graves violaciones de Derechos Humanos”, cuestiona el texto, que al tiempo ha lamenta que estas familias, al igual que otras víctimas del franquismo, “sienten que las instituciones del Estado pretenden esconder su relato de sufrimiento y desamparo, así como negarles el rol debido en las políticas públicas de memoria y reconstrucción”.

Durante la lectura de la resolución, Gorostiaga ha hecho un repaso por los hechos que comienzan el 7 de mayo de 1981 cuando los tres jóvenes partieron de Cantabria hacia Almería para acudir a la comunión de Francisco Mañas y se quedaron a dormir en Madrid, el mismo día en que el general Valenzuela, jefe del Cuarto Militar del Rey, sufrió un atentado en la capital.

Al día siguiente, las víctimas retomaron el viaje, pero su coche se averió y alquilaron otro vehículo. Una de las personas con las que coincidieron ese día mientras buscaban una solución creyó reconocerles como los tres terroristas que aparecían como presuntos autores del atentado en una imagen publicada por los medios de comunicación y se lo trasladó a la Guardia Civil, que les detuvo el día 9 en Roquetas de Mar. El 10 de mayo aparecieron en el coche alquilado los cuerpos de los tres jóvenes “calcinados, desmembrados y con múltiples balazos”, y la versión oficial fue que murieron en un tiroteo tras un intento de fuga.

“Sobre lo ocurrido en el periodo que media entre su detención y el hallazgo de sus cadáveres -aproximadamente nueve horas- no existe más allá de una versión oficial reconstruida por los mandos responsables de su secuestro y desaparición, que responsabilizó a los propios jóvenes, 'peligrosos terroristas', de su muerte por un intento de fuga”, ha denunciado ante los cerca de 300 personas que han acudido al acto. “Versión inverosímil que mantuvieron y aumentaron incluso cuando se conoció fehacientemente la verdadera y pacífica identidad de los asesinados”, ha incidido.

Según Darío Fernández, abogado de las familias de las víctimas, fue necesario hacer “siete autopsias y multitud de pruebas periciales” porque los primeros informes estaban “manipulados para inculpar a los jóvenes como etarras, lo cual fue la tónica general por parte de las defensas de los miembros de la Guardia Civil, que incurrió en un sinfín de contradicciones”.

Seguidamente, en la lectura del manifiesto, Gorostiaga ha recordado que en 1984, la familia Mañas recibió una carta anónima redactada a máquina por un supuesto agente de la Guardia Civil implicado en la que se acusa a cuatro agentes, entre ellos al Teniente Coronel Castillo Quero. En la misiva se podía leer que “al principio les dieron una paliza (…) perdiendo uno de ellos el conocimiento (…) los mataron de un tiro por separado…”.

Versión oficial en duda

“Gracias al dolor de los familiares, a la tenaz actividad de su abogado -que soportó múltiples amenazas e incluso intentos de hacer explotar su coche- y al apoyo de algunos periodistas, se pudo poner en duda la versión oficial y procesar a tres de los once guardias civiles implicados en el secuestro y asesinato de las víctimas”, ha explicado. No obstante, ha lamentado que solo esos tres procesados fueron condenados por tres homicidios y no por asesinatos.

A ello hay que sumarle, tal y como expone el manifiesto, que estos guardias civiles “cumplieron tan solo una parte de las condenas”: Castillo Quero logró el tercer grado en 1988 y salió en libertad condicional en 1992, con lo que estuvo 11 años en prisión, dos de ellos en régimen abierto. Murió libre, de muerte natural, en 1994. Gómez Torres estuvo en la cárcel siete años y Fernández Llamas no llegó a cinco años. “El cumplimiento de las penas fue en unas condiciones privilegiadas, hasta que la prensa lo destapó, recluidos en establecimientos militares”, ha puesto de manifiesto.

Finalmente, ha concluido señalando que esos “métodos de terror merecen el reproche de la sociedad en general, y no menos la violencia ejercida por algunos miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que, en el ejercicio de sus funciones, torturaron y asesinaron a estos tres jóvenes, violando los más importantes derechos de las personas sometidas”.

Continuidad en el Congreso

Tras concluir la lectura del manifiesto, ha tomado la palabra Francisco Mañas, el niño que cumplía la comunión y por el que los tres jóvenes se desplazaban desde Santander hasta Almería. Después de agradecer a Desmemoriados y al Parlamento de Cantabria la celebración de este acto de reconocimiento, Mañas ha dicho no entender la “complicidad” del Estado con los asesinos, ni de la Guardia Civil por “encubrir” este “crimen a sangre fría” y ha pedido que el Caso Almería sea reconocido como “símbolo de la Transición”.

“Siempre hay tiempo para reparar las heridas”, ha expresado Mañas, quien ha asegurado que las familias persistirán en su empeño de conseguir que se haga justicia con la memoria de Luis Montero, Juan Mañas y Luis Cobo.

Por su parte, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha instado al Gobierno de España, a través de las fuerzas representadas en el Parlamento nacional, a seguir los pasos dados en Cantabria y a reconocer a los tres muchachos como víctimas del terrorismo. “Lo que ocurrió entonces ya no tiene arreglo, pero esto sí se puede y se debe hacer”, ha dicho el presidente durante su intervención.

Revilla ha admitido que “Cantabria ha tardado” en honrar la memoria de quienes perdieron la vida en un “hecho terrible”. Sin embargo, ha confiado en que esta iniciativa de la Comunidad Autónoma tenga continuidad y que los grupos políticos presentes en el Parlamento regional, que tienen todos representación en las Cortes Generales, salvo el PRC, y mayoría en el Congreso y el Senado (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) promuevan la aprobación por unanimidad de una resolución por la que se inste al Gobierno del Estado a reconocer a estas tres personas, y a otras que se vieron involucradas en situaciones similares, como víctimas del terrorismo.

Finalmente, el jefe del Ejecutivo cántabro, visiblemente emocionado, ha expresado su solidaridad con los familiares de las víctimas y su agradecimiento al colectivo Desmemoriados, la asociación para la recuperación de la memoria colectiva de Cantabria que ha promovido este homenaje, por su “entereza para aguantar todos estos años de dolor” y mantener muy presente la memoria de las víctimas.

Al concluir su intervención, una mujer del público ha increpado a los políticos al considerar que “no es de recibo” que sean los ciudadanos los que tengan que tomar la iniciativa y pelear durante años para que reconocimientos así puedan ser una realidad. De igual forma, un amigo de la familia de Mañas, que no ha podido acudir al homenaje pero que ha hecho una breve declaración a través de un representante, ha mostrado su deseo de que la Junta de Andalucía lleve a cabo un acto similar al celebrado en Cantabria.

En el acto también han intervenido Carolina Hernáiz y Agustín Macías en nombre de Desmemoriados, quienes han hecho un relato de los hechos acontecidos y apelado a conservar el recuerdo de las víctimas. El homenaje, en el que se ha visionado un adelanto del documental que está preparando Desmemoriados, ha concluido con la actuación musical de Belén Puerto y Andrés Pueyo, que han interpretado ‘El cant dels Ocells’, de Pau Casals; ‘Nimrod’, de E. Elgar, y el ‘2º movimiento sinfonía número 9’, de Dvorak.

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