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La dirección del PP cántabro se somete a Génova: no dimite nadie pese al desplante y la candidatura impuesta de Ruth Beitia

Reunión extraordinaria del comité ejecutivo regional del PP cántabro. | L.G.

Laro García

Ni órdagos, ni dimisiones, ni maniobras para evitar lo inevitable: la designación de la atleta Ruth Beitia como próxima candidata del Partido Popular a la Presidencia de Cantabria. La reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Regional del PP cántabro, que se había convocado de forma urgente tras la imposición desde Génova de la medallista olímpica como cabeza de lista, se ha convertido en un acto de rendición.

Sus miembros han acatado con disciplina militar el desplante y la desautorización expresa a su presidenta, María José Sáenz de Buruaga, que se ha sometido así a la autoridad de la dirección nacional sin pelear siquiera, después de que Pablo Casado y su equipo hayan desplazado a la máxima dirigente del partido en la comunidad autónoma, que llegó al poder después de un polémico Congreso y cuyo liderazgo ha estado en cuestión desde el primer día.

Pese a que los cargos más cercanos a Buruaga habían filtrado la posibilidad de una dimisión en bloque, que culminaría con la imposición de una gestora y la apertura de un cisma interno a menos de seis meses de la cita con las urnas, la sangre no ha llegado finalmente al río y han optado por el pragmatismo: a reina muerta, reina puesta. Si el número uno es para Beitia, la pelea llegará ahora para ocupar los puestos más altos de una lista que va a estar muy cara. Las expectativas electorales del PP cántabro son más bien discretas y el mensaje implícito que han lanzado este martes es un “sálvese quien pueda”.

Y es que pese a que la protagonista indiscutible de la jornada era Beitia, que todavía no ha hecho declaraciones públicas desde que fue elegida, el cónclave interno de los populares cántabros se ha celebrado sin su presencia. La saltadora y campeona olímpica, que ejerce como diputada desde hace casi ocho años, no ha acudido la cita convocada precisamente por su sorprendente designación, que fue decidida en Madrid y con la oposición frontal del partido en Cantabria. “Hoy han operado a su padre”, han justificado desde el departamento de prensa.

Pese a esta ausencia notable, el encuentro ha arrancado puntualmente y entre tímidos aplausos de los asistentes cuando Buruaga ha entrado en la sala acompañada de dos de sus fieles: su portavoz, Íñigo Fernández, y su secretaria general, María José González Revuelta. Fueron ellos tres quienes acudieron en la mañana del lunes a Génova a intentar reconducir la situación y evitar de cualquier manera que Beitia fuera la candidata el 26 de mayo. Sin éxito. No vieron venir la jugada del sector crítico, que perdió el Congreso Regional de 2016 y llegó a judicializar aquel polémico proceso interno, que era imparable cuando llegaron a la capital.

Ese escenario de ganadores y perdedores en el PP cántabro se ha dejado notar también en las caras. Entre los más sonrientes del encuentro estaban los tres senadores, Javier Fernández, Blanca Martínez y Esther Merino, que, al igual que la propia Beitia, forman parte del sector crítico que apoyó al rival de Buruaga en el Congreso: al expresidente del partido y expresidente de Cantabria, Ignacio Diego. Han querido manifestar su distancia con la máxima responsable del partido y han evitado secundar el aplauso de bienvenida.

Además, cerca de la mesa presidencial se ha sentado también el diputado nacional Diego Movellán, que es vicesecretario de Estrategia y Acción Política del PP cántabro, con el que Buruaga se ha fundido en un abrazo. El exalcalde de Camargo era otro de los más alegres de la sala, con una sonrisa perpetua que ha llamado la atención de los fotógrafos. Su cercanía política y personal con Pablo Casado, al que apoyó en las primarias, le ha hecho sonar insistentemente en las últimas horas como el hombre fuerte que se haría cargo de la gestora en caso de necesidad.

“Apoyo mayoritario”

Este sometimiento a la autoridad de Génova se ha debatido durante un encuentro que se ha prolongado durante cerca de tres horas, y en el que la presidenta del PP de Cantabria ha dejado en manos del Comité Ejecutivo Regional la decisión sobre su continuidad, que ha sido respaldada por una “abrumadora mayoría”.

A pesar de que Madrid le ha dejado sin ser la cabeza de cartel del PP en Cantabria y le ha impuesto a una candidata afín al sector crítico, Buruaga no abandonará la primera línea política. Se aferra a su cargo de presidenta y tratará de reubicarse en el partido acatando las órdenes que lleguen desde Génova de cara a la campaña. Casado acudirá este jueves a Santander para celebrar el acto de proclamación de Ruth Beitia como candidata a la Presidencia de Cantabria y de Gema Igual como aspirante a la Alcaldía de Santander.

“Evitar un cisma”

Tras ese cónclave interno, en el que la práctica totalidad de los asistentes ha tomado la palabra para apoyar a su presidenta -está integrado por sus más fieles, ya que no hubo integración tras la victoria de Buruaga en el Congreso-, la todavía líder de la formación conservadora ha acudido a la sala de prensa a realizar una declaración institucional sin preguntas, por lo que los periodistas allí desplazados no han podido trasladar ninguna de las cuestiones que quedan en el tintero tras esta grave crisis.

De esta forma, en un breve discurso, Buruaga ha firmado su capitulación y se ha entregado a los dictámenes de sus superiores jerárquicos. Ha reconocido la humillación política que supone no ser candidata pese a ocupar la Presidencia del partido en Cantabria, pero ha ocupado más tiempo en justificar por qué se queda que en plantear alternativas o dar explicaciones a lo ocurrido en los últimos días.

“Me quedo porque me lo ha pedido el PP, porque no puedo abandonar a todas las personas que tengo detrás y confían en mí, que son la inmensa mayoría, y así me lo han demostrado en estos días”, ha insistido durante su intervención, al tiempo que ha reiterado que no quiere que el partido “retroceda dos años”, en referencia al tiempo pasado desde que arrebató el liderazgo a su mentor político.

La dirigente del PP cántabro ha asegurado que estos dos días han sido “los más díficiles y dolorosos” que ha vivido en política, principalmente porque Génova “no ha escuchado ni ha atendido” la propuesta del partido en la comunidad autónoma, que defendía que ella, como presidenta, debía ser la candidata a la Presidencia de Cantabria.

“Las normas son las que son, que son las que nos hemos dado voluntariamente entre todos. La decisión corresponde al presidente nacional, que ha impuesto su criterio”, ha admitido. Además, ha considerado que su candidatura “era la decisión y la voz de los militantes”, así como “la consecuencia lógica del Congreso Regional que ganamos legítimamente con el compromiso de abrir un nuevo tiempo”.

“Lo más fácil hubiese sido apartarme de la Presidencia, quitarme del medio y dar por terminada esta etapa”, ha justificado Buruaga. De hecho, ha explicado que ayer, lunes, a esa misma hora, había tomado la decisión de irse y tan solo estaba “a expensas de compartirla con mi equipo”. Sin embargo, ha dado marcha atrás tras “escuchar al PP de Cantabria, que me ha pedido que no me vaya”. “No he podido decir 'no' al Partido Popular”, ha subrayado.

La presidenta del PP ha afirmado que se queda “para no retroceder dos años” ni “tirar por la borda los frutos del trabajo y la ilusión de tanta gente, para no dar por entregado ni enterrado este proyecto”. “Destruir es muy fácil, cualquiera puede hacerlo. Construir es muy difícil, no todos saben, no todos pueden, ni todos quieren”, ha añadido Buruaga, que ha asegurado que su conducta va a ser la de “no contribuir ni un ápice a dañar el proyecto del PP”.

Además, ha señalado, como otras razones de su permanencia, que, con ella, se iba a marchar “el grueso” de la dirección regional y “caerían muchas de las candidaturas municipales a las que todos los días se sube gente”. “Porque no quiero bajas, sino altas en el partido”, ha insistido. “Es la única manera de evitar un cisma”.

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