Abrir fosas para cerrar heridas: Euskadi y Navarra llevan 18 años buscando a los caídos
Con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, la exhumación del dictador Francisco Franco para su traslado fuera del Valle de los Caídos se ha convertido en una de las prioridades de su hasta ahora breve legislatura. Este hecho podría abrir las puertas a la consolidación de una Memoria Histórica hasta ahora olvidada por el anterior Gobierno, al que desde los Presupuestos Generales de la legislatura y media de Mariano Rajoy no se destinó ni un solo euro. En este debate y en este aspecto, Euskadi lleva algunos pasos de ventaja y 18 años de trabajo en la Memoria Histórica, sobre todo en lo que respecta a exhumaciones de los caídos durante la guerra civil española.
La Sociedad de Ciencias Aranzadi, con entonces Juan José Ibarretxe como lehendakari del Gobierno vasco, puso en marcha en 2002 un plan para atender a las familias afectadas por las desapariciones y ejecuciones de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Aranzadi ya comenzó a trabajar en exhumaciones, en investigación y análisis en el año 2000 colaborando con diferentes asociaciones de Memoria Histórica. Desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi se responde a las necesidades y peticiones de los familiares, de las instituciones municipales y de las diferentes Asociaciones, sobre todo en Navarra y Euskadi, donde se han establecido fuertes lazos con los gobiernos. Pero Aranzadi no restringe su trabajo a estos territorios y también trabaja en exhumaciones del resto del Estado.
La Memoria Histórica vasca cuenta con el apoyo del Ejecutivo desde entonces, recibiendo subvenciones que en casos puntuales como 2012 o 2013 rondaban los 200.000 euros destinados a hacer frente a proyectos “en materia de recuperación de la Memoria Histórica”. Sin olvidar el convenio suscrito en 2006 desde el Gobierno vasco con la Sociedad de Ciencias Aranzadi de 75.000 euros anuales. Actualmente, en el ejercicio de 2018, las ayudas que otorga la Lehendakaritza a la Memoria vasca de forma general, rondan los 72.000 euros según los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Euskadi. En adición, durante el año 2014, el Parlamento vasco aprobó la creación del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora). Esta entidad tiene el objetivo de “preservar y transmitir una memoria crítica con fines divulgativos y pedagógicos”.
Por todo esto, la Memoria Histórica de Euskadi ha ido siempre unos pasos por delante de la mayoría de las comunidades autónomas del resto del Estado español y se posiciona como una de las más consolidadas, sobre todo, en la búsqueda e identificación de víctimas de la guerra civil española y el Franquismo. Antes del inicio de los cursos de verano organizados por la Universidad del País Vasco este 2018 en materia de exhumación, el forense que encabeza Aranzadi, Paco Exteberria, así lo explicaba: “Habrá presencia internacional de congresistas. A ellos, personalmente les quiero decir que es injusto que cuando el relator de Naciones Unidas visita España y dice lo que dice para España en sus informes periódicos. Es injusto para el País Vasco. Que no nos comparen con otros sitios en los que no se ha hecho nada porque aquí sí que hemos tenido políticas de Memoria Histórica”. Para Paco Etxeberria, las exhumaciones y la Memoria Histórica como tal son un ensanchamiento de los derechos humanos, así como un fortalecimiento de la democracia.
Vascos caídos fuera de Euskadi
La Plataforma Vasca para la Querella contra los crímenes del franquismo reclama al Gobierno de Pedro Sánchez que se exhumen y trasladen a Euskadi los restos de “más de un millar de vascos” que se encuentran enterrados en el Valle de los Caídos. Eduardo González, miembro del colectivo, ha considerado, en declaraciones para Europapress, que están surgiendo este verano “muchas noticias contradictorias” sobre lo que piensa hacer el Ejecutivo del PSOE con el mausoleo. “Nosotros no solo tenemos que pensar en la exhumación de Franco, sino en los mil y pico vascos que hay allí enterrados”. “Nosotros queremos en casa a los vascos que están enterrados en el Valle de los Caídos, a los que están en Santander, en Asturias, en Galicia, en Cataluña, en Levante y a los que fusilaron en la Almudena de Madrid”, ha apuntado. González ha sentenciado que hay ciertos partidos políticos que podrían rechazar esta petición, llegando a señalar a Ciudadanos como “neofalangistas de ideas viejas con imagen renovada” y al PP de partido con lastre histórico.
En Euskadi están localizados alrededor de ochenta enterramientos resultado de la Guerra Civil: 20 en Álava, 28 en Bizkaia y 32 en Gipuzkoa. “La idea es poder investigarlas todas, es un trabajo que se puede acometer, en lo que a la exhumación se refiere”, anunció durante la presentación del Plan Vasco 2015-20 el forense Paco Etxeberria. Un plan destinado investigación y localización de fosas, para la búsqueda e identificación de las personas desaparecidas durante la Guerra Civil. Emilio Silva, de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, explicaba en una entrevista que “el Gobierno vasco exhuma cada fosa que conoce, automáticamente. Ha habido varios gobiernos, pero las políticas no han cambiado”.
Aranzadi también impulsa homenajes para garantizar, en palabras de Etxeberria, una “equiparación en derechos” para todas las víctimas y un “ensanchamiento” de la democracia. También organiza exposiciones pedagógicas y otras actividades para concienciar a la población sobre la dignidad de los desaparecidos y sus familiares.
Aranzadi en tierras vasco navarras
La última exhumación realizada por la Sociedad de Ciencias Aranzadi se llevó a cabo el pasado 20 de agosto en Artaiz (Unciti). Dos jóvenes caídos en el golpe militar de 1936 afloraban en territorio navarro. Pero si existe un lugar donde la Fundación Aranzadi ha trabajado, está trabajando y seguirá trabajando, ese lugar son las inmediaciones del Fuerte del monte de Ezkaba (Navarra), de donde 795 presos intentaron huir de la tortura y las enfermedades. De ellos, 206 fueron ajusticiados en la misma fuga. En Ezkaba se exhumaron cuatro cuerpos el pasado 3 de agosto. Al menos otros 25 ejecutados durante las fugas fueron hallados por Aranzadi durante los años de trabajo anteriores. En 2015, el Gobierno navarro firmó un convenio similar al vasco con Aranzadi enmarcado en su programa “Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos”. Este presupuesto destinaría 75.000 euros a exhumaciones, por las que Aranzadi considera que “no en vano, el programa ha permitido recuperar 71 cuerpos, 21 devueltos a sus familiares”.
En Euskadi, la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha recuperado cerca de 120 restos en 42 exhumaciones, identificándose a 38 víctimas, gracias en gran medida, al acompañamiento del Gobierno vasco desde 2002. En Bizkaia, la última exhumación se realizó en Zeanuri, cinco caídos y enterrados en una trinchera. En Araba, el último trabajo de recuperación se realizó en Legutio, al parecer son los restos de un combatiente de la llamada Batalla de Villarreal por la que se quería tomar la ciudad de Vitoria-Gasteiz, donde los historiadores cifran un millar de muertes y 3.000 personas heridas. En Gipuzkoa, las exhumaciones más recientes llevadas a cabo por parte del equipo Aranzadi se remontan al pasado año, en el monte donostiarra de Txaldatxur, donde se halló un combatiente republicano en una zona históricamente preparada para el ataque franquista en los comicios del golpe militar de 1936.
La políticas de Memoria Histórica vascas y navarras, en gran medida gracias al esfuerzo de asociaciones como Aranzadi, resultan modélicas. La ONU lleva advirtiendo al Estado español, desde 2013, de la necesidad del trabajo en excavar cunetas y sacar a los asesinados en la Guerra Civil y durante la dictadura de Franco. El territorio español es el que más fosas comunes posee en Europa. De hecho, según informes, la denominadas “desapariciones forzadas” que dejó la guerra y posterior dictadura de Franco, únicamente se ven superadas por las “desapariciones forzadas” de Camboya, es decir, España es el segundo país con más fosas comunes del mundo. Se identifican, según indican desde el Ministerio de Justicia, al menos 2.382 fosas comunes en todo el territorio español.
Aranzadi también fuera de Euskadi y Navarra
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha participado recientemente en proyectos en Parasimon (Asturias) donde colaboró en la exhumación de doce víctimas; Burgos, donde se hallaron más de 70 cuerpos en cuatro fosas diferentes, cuerpos de fusilados en la cárcel burgalesa. Esta exhumación, donde participó Aranzadi, la UPV/EHU, la Coordinadora para la Memoria Histórica de Burgos y otras asociaciones, fue financiada a través de un ‘crowdfunding’, es decir, a través de ayudas voluntarias y desinteresadas mediante Internet. Cerca de esa fosa, en Palencia, ya se rescataron hace siete años un centenar de cuerpos “inhumados por el fascismo de Franco”, como expresan desde Aranzadi, concretamente en un antiguo cementerio, lamentando no haber encontrado los 250 ejecutados que se hallan en las listas. También la Sociedad de Ciencias Aranzadi colaboró en Porreres (Mallorca), donde se encontraron 14 cuerpos, 14 cuerpos esta vez identificados. Una de las últimas actuaciones de Aranzadi fuera de Euskadi y Navarra fue en Alcalá de Henares (Madid), el pasado junio, donde se hallaron los restos del histórico dirigente comunista Jesús Carrera Olaskoaga que posteriormente fueron trasladados a su localidad natal, Hondarribia (Gipuzkoa), donde ahora descansan. Según informó Aranzadi, Carrera fue arrestado y ejecutado tras una operación desarrollada con los servicios secretos de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha trabajado en un centenar de fosas comunes. Como puede resultar obvio, las provincias vasco navarras, a través de acuerdos con los municipios, son territorios donde Aranzadi ha intervenido en mayor medida. En Bizkaia, han trabajado en municipios como Amorebieta-Etxano, Zeanuri, Carranza, Elorrio, Galdakao o Gernika. En Gipuzkoa, Aranzadi ha actuado en favor de la memoria en Bergara, Irún, Zumarraga, Usurbil, Mutriku, Azkoita, Elgoibar, Azpeitia o Donostia. También el plan de exhumaciones se ha llevado a cabo en Araba en municipios como Amurrio, Laguardia, Zigoitia, Kuartango o Legutio. En el territorio navarro, Aranzadi ha trabajado sobre Tudela, Roncal, Erasun o el monte Ezkaba. Este último monte cobra relevancia por ser el lugar donde se produjo la fuga más multitudinaria de Europa, una fuga del Fuerte de San Cristóbal en 1938, en plena guerra civil española.