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Dentro de Txagorritxu, el hospital de Vitoria en el que casi ya no quedan pacientes que no tengan coronavirus

Dos mujeres, en la entrada de Urgencias del hospital de Txagorritxu

Iker Rioja Andueza

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Vitoria tiene más casos de coronavirus por habitante que Wuhan o Lombardía. Sorprende la sobreabundancia de ambulancias que recorren la capital vasca en los últimos días. ¿O quizás es solamente un efecto de la ausencia de otro tipo de tráfico? El hospital de referencia contra el Covid-19, la sede de Txagorritxu del hospital universitario de Álava, lleva desde que el 28 de febrero se conoció el primer positivo con una elevadísima presión asistencial. “Cada turno es una aventura. Es como una guerra. En 20 años no he visto nada semejante”, informa uno de los sanitarios que se ha prestado para realizar con este periódico una reconstrucción de cómo están los pasillos y plantas del hospital.

Tomar -virtual y telemáticamente- el ascensor en la clínica da una idea clara de cuál es el panorama. Planta primera, quirófanos de urgencias, maternidad, pediatría y, sí, la capilla. Planta segunda, coronavirus. Planta tercera, coronavirus. Planta cuarta, administración y oncología. Planta quinta, coronavirus. Planta sexta, coronavirus. Planta séptima, coronavirus. “Nadie podía esperar esto. Nos ha dado en la línea de flotación”, explica esta fuente. El último dato da un respiro ya que los hospitalizados en Álava han pasado de 234 a 196. Pero los casos en la ciudad y en la provincia siguen creciendo. Una de las claves es que ya habido pacientes a los que se les ha ofrecido el ingreso en Eibar (Gipuzkoa), a unos 55 kilómetros. El diario 'El Correo' aludía también a que el otro hospital de la ciudad, el de Santiago, se preparaba para la batalla.

En la tercera unos quirófanos de traumatología ahora sin actividad -se ha suspendido toda intervención leve programada- se han reconvertido en UCI de reserva para casos de Covid-19, como también el ala C de la quinta planta. En la UCI de toda la vida del hospital, con 20 camas, la ocupación es o del 100% o cercana desde hace días. “Los más estables van dejado la UCI para que entren los más graves. Persona que sale, persona que entra”, indica gráficamente el profesional.

Entre los sanitarios, hay un código que indica con rapidez la gravedad de un paciente. Si está en posición de decúbito prono, es decir, boca abajo, mala señal. Nunca antes en la UCI de Vitoria se han visto tantos internos así. Hasta cuatro o cinco a la vez. “La gente que se pone mala, se pone muy mala y muy rápidamente. En dos horas todo cambia drásticamente. Esto no es nada habitual”. Las familias sólo disponen de unos pocos minutos en el día para visitas. Únicamente se autoriza a una persona, se tiene que enfundar un traje especial y solamente puede ver a su ser querido tras un cristal.

Cinco o seis horas para una ambulancia

“Se hacen traslados de enfermedad respiratoria a todas horas. Llegamos y en Urgencias todos los 'boxes' ocupados y con gente sospechosa de tener Covid-19 en sala de espera”, describe un conductor de ambulancias. Se registran demoras de “cinco o seis horas” en algunos traslados no vitales, como constata esta fuente y un familiar de un afectado.

En Álava han fallecido 27 de las 40 personas muertas con el neovirus en Euskadi. Hay países enteros como Alemania que no tienen esas cifras. Hace varios días a una familia ya se le planteó la posibilidad de que su pariente, de 85 años, no pasara a la UCI. Finalmente sí recibió cuidados intensivos, pero falleció. No hay más internos porque varios de los casos están en “aislamiento respiratorio” en sus habitaciones de la residencia de ancianos de Sanitas en el barrio de San Martín, donde hay nueve fallecidos y hasta 43 positivos entre internos y trabajadores, sin contar a los familiares.

En medio de los numerosos bulos que toman al asalto las redes sociales de los vitorianos en cuarentena, en Twitter han florecido algunas cuentas en los últimos días gestionadas por sanitarios de Txagorritxu. En una de ellas, una profesional muestra en fotografías la carencia de medios materiales para que los médicos se protejan. Habla de “apaños” con “vendas o esparadrapos” a falta de lo que se denomina EPI (equipo de protección individual). Hace días -mucho antes del estado de alarma- este periódico ya publicó que se estaban “requisando” mascarillas a otras instituciones o empresas.

El guía de este periódico corrobora la ausencia de materiales. “Vamos a salto de mata. En el turno de mañana han llevado trajes tipo China que no te dejan ni ir al baño pero, por la tarde, ya no quedaban y han tenido que usar otras batas”, explica este sanitario. “Nuestra gente es maravillosa, pero nos estamos exponiendo. ¿Qué pasa si caemos nosotros?”, se pregunta.

De hecho, la 'paciente cero' del coronavirus en Vitoria fue una doctora que trabajó varios días y estuvo en contacto con otros colegas y pacientes. A partir de ahí ha habido decenas de positivos entre los profesionales de Osakidetza y una cifra nunca confirmada de personal en cuarentena. Hasta 160 la acabaron el pasado fin de semana pasados los primeros 14 días del brote. Se ha contagiado o se ha visto apartada del servicio personal de Medicina Interna, de Urgencias, de las ambulancias y hasta de los equipos domiciliarios creados para hacer los test PCR a los casos sospechosos.

En otra cuenta de Twitter, un grupo de enmascarados de la UCI también quiso lanzar un mensaje a la sociedad en un vídeo que se viralizó casi tanto como el Covid-19 y emplazaron a la población a quedarse en casa. ¿Quién va a atender en plena emergencia sanitaria a alguien que sufra un accidente en la montaña o pedaleando? Con menos viajes y desplazamientos, ¿acaso no se reducen los riesgos de accidente también?

La dirección de Txagorritxu activó el viernes de la pasada semana un servicio de atención psicológica para sanitarios. “Es para echarse a llorar”, señala un delegado sindical. “Hay mucha ansiedad. Hay que ver las caras de los más jóvenes cuando vuelven para casa”, añade el guía. No hay ni permisos ni vacaciones en el horizonte. Solamente trabajo y más trabajo. Cunde el desánimo también porque no se practican test a los sanitarios. “Nosotros todo el día con casos sospechosos para arriba y para abajo y no tenemos acceso a la prueba”, indica uno de ellos, que mira de reojo al Baskonia y al Deportivo Alavés.

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