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Iruña-Veleia, de ser la nueva Pompeya a acabar en juicio por una gran estafa arqueológica

El dibujo de un cerdo con la inscripción "Júpiter", todo ello centrado en una pieza rota

Iker Rioja Andueza

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Álava bien podría haber presumido en la última edición de Fitur de un yacimiento arqueológico ubicado solamente 10 kilómetros al Oeste de Vitoria llamado Iruña-Veleia. Iruña por su ubicación, Iruña de Oca, y Veleia por el nombre de la ciudad romana. Se llegó a hablar de que aquello podría ser una pequeña Pompeya. No había en Europa tal concentración de tesoros por metro cuadrado. En su máximo esplendor, Iruña-Veleia contó 10.000 habitantes (Mérida alcanzó 50.000; Tarragona, 30.000). Pero por el yacimiento apenas pasan 3.000 visitantes al año, lejos de los tres millones que recorren las ruinas bajo el Vesubio.

Su nombre está contaminado por un caso de aparente falsificación de centenares de piezas presentadas en 2005 y 2006 y que, al fin, llega a juicio este lunes. No son unos restos cualquiera: de haber sido dadas por buenas, esas piezas del siglo III habrían adelantado varios siglos el origen documentado del euskara, alterado la historia del cristianismo con el calvario más antiguo del mundo o, incluso, ubicado jeroglíficos egipcios de la época dorada en plena tierra vasca con menciones a Ramsés y Nefertiti, formas modernas de nombrar a esas antiguas deidades.

Eliseo Gil era el responsable de las excavaciones de Iruña-Veleia, regadas con subvenciones públicas. El proyecto se llamaba “Tercer Milenio”. Con él, se sientan en el banquillo sus colaboradores Óscar Escribano y Rubén Cerdán. La Fiscalía pide para Gil cinco años y medio de cárcel y casi 300.000 euros de sanción económica. La Diputación de Álava, titular del yacimiento, eleva la solicitud a siete años y medio de prisión. A pesar del goteo de informes que apuntan no sólo a la falsedad sino a la falsificación de los hallazgos, Gil y su entorno -reducido pero ruidoso- continúan proclamando su inocencia, defendiendo el valor histórico de las piezas y alentando una teoría de la conspiración. Su esperanza es que también Altamira tardó años en ser reconocido como un hallazgo histórico verdadero. Por ello se han negado a alcanzar acuerdos de ningún tipo antes del juicio.

Este grupo de apoyo ha promovido un manifiesto en defensa del “esclarecimiento” del caso. Entre los firmantes se halla la magistrada Garbiñe Biurrun, así como nombres relevantes de la cultura vasca. También está en la lista el excargo del PNV condenado por corrupción en el marco del 'caso De Miguel' Iñaki San Juan. Su empresa, Errexal, colaboró con la de Gil, Lurmen, y con Montai para organizar campos de trabajo para jóvenes de todo el mundo auspiciados por la Dirección de Juventud del Gobierno vasco, uno de los focos de ese otro sumario judicial. 

El único punto en común entre las partes es la constatación de que el proceso judicial se ha alargado sobremanera, ya que la Diputación llevó el caso a los tribunales en 2009 y ha pasado ya más de una década. El último retraso lo motivaron problemas de agenda del letrado de Gil, el que fuera decano de los abogados alaveses Javier Martínez de San Vicente, aunque algunos estudios encargados también han tardado años. Las vistas se celebrarán hasta el 18 de febrero en el juzgado penal 1 de Vitoria, cuya titular es la magistrada Isabel María Díez-Pardo.

Siglos antes que las glosas de San Millán

Para conocer el origen del caso hay que viajar en el tiempo hasta 2006. Primera crónica de la época (vía Terra.es): “Los arqueólogos del poblado romano de Iruña-Veleia, en Álava, no ganan para emociones. Porque emoción es lo que debieron sentir cuando, al limpiar cuidadosamente un resto de cerámica, se encontraron con una inscripción no latina. Después de leerla y reeleerla pensaron que podía ser euskera. Expertos en epigafría y filología han dicho que sí, que en la arcilla sigillata están grabadas dos palabras: 'Urdin izar' ('Estrella azul'). Si las investigaciones en curso verifican su autenticidad y confirman, como se sospecha, que fueron escritas hacia los siglos III- IV después de Cristo, 'Urdin izar' serán las dos primeras palabras comunes de la lengua vasca que hasta ahora se conocen”. Se presentarían más piezas con inscripciones en lengua vasca, más antiguas que las glosas de San Millán de la Cogolla y con muchísima más extensión.

Segunda crónica (de Euskalkultura): “La representación del calvario más antigua del mundo puede elevar al yacimiento romano de Iruña-Veleia, situado en las proximidades de la localidad alavesa de Nanclares de la Oca, a los altares de la arqueología internacional. La escena de Jesús crucificado en el monte Gólgota, junto a los ladrones Dimas y Jestas y dos figuras a sus pies que podrían representar a la Virgen y San Juan, fue realizada en el siglo III después de Cristo. Esto es, tres centurias antes de la que hasta ahora lideraba este peculiar ranking histórico y que fue grabada en las catacumbas romanas. En la parte superior de la cruz de la cerámica alavesa aparece escrito RIP (requiescat in pacem-descanse en paz), un epitafio que comenzó a utilizarse justo en la época en la que ha sido datada y que se sigue utilizando en nuestra cultura funeraria”. Incluso había referencias al cristianismo en euskara.

Dibujos infantiloides y un falso físico nuclear

Hubo más hallazgos “excepcionales”. Se hicieron públicos desde dibujos infantiloides hasta jeroglíficos egipcios siglos después de que se hubiese abandonado esa grafía y muy lejos de los confines de aquel imperio. Desde el inicio, algunas voces ya alertaron de lo anómalo de los hallazgos. Uno de los tres acusados, Rubén Cerdán, “afirmaba falsamente ser físico nuclear” y “en connivencia” con Gil elaboró los informes para dar veracidad a las piezas, según la Fiscalía. El ministerio fiscal cuantifica en 476 las piezas a las que se quiso dotar de un “pretendido valor histórico-cultural-religioso”. Ello generó un daño “irreversible” en piezas tardorromanas auténticas que por sí mismas habrían tenido un alto valor.

En 2008, la entonces diputada de Cultura de Álava, Lorena López de Lacalle (de EA, partido ahora integrado en EH Bildu y que gobernaba en coalición con PNV y Aralar), constituyó una comisión de expertos para aclarar los puntos oscuros de las piezas de Iruña-Veleia. En enero de 2009, la propia López de Lacalle y tres arqueólogos del equipo de Gil ofrecieron una larga rueda de prensa en la que dejaron claro el montaje detrás del yacimiento. “Hay que acabar con esta pantomima. Podría resultar cómica si no fuera porque afecta a dineros públicos”, solemnizó la diputada. Todo el trabajo de aquella época sigue publicado en la web de la Diputación.

Los técnicos que la acompañaron fueron muy claros. Ellos extrajeron las piezas del yacimiento y nunca vieron las inscripciones, dibujos o jeroglíficos que iban a cambiar la Historia. Los hallazgos “excepcionales” aparecieron en el proceso de lavado. Siempre ahí y en algunos casos hasta diez meses después de su aparición. “Son cientos y no vimos ninguno. 300 no se nos escapan. Quizás no seamos los mejores arqueólogos del mundo, pero tampoco somos los peores”, manifestaron en aquella rueda de prensa, en la que recordaron que sí pudieron apreciar el valor de algunas piezas romanas que extrajeron en otros puntos del yacimiento. Después de la polémica, nunca volvió a aparecer material semejante.

“Los materiales conservan restos y evidencias que apuntan a su Antigüedad, lo cual podría demostrarse (o rebatirse) con una serie de analíticas sencillas, rápidas y poco costosas de hacer”, replica Idoia Filloy, mano derecha de Gil en Lurmen en un artículo en 'El Salto'. Pero en estos años la Ertzaintza, la Guardia Civil, decenas de expertos de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y extranjeros y, más recientemente, Patrimonio del Estado no han extraído otra conclusión distinta a la de la falsificación. Éste último informe halló incluso metales recientes, a lo que Gil y su entorno añaden que se debe a la ruptura de la cadena de custodia de las piezas, en poder de la Diputación y bajo control judicial. Otra especie que se ha difundido es que podrían ser falsificaciones introducidas en excavaciones de la primera mitad del siglo XX. 

Italiano en el siglo III y un maestro egipcio

Los informes técnicos apuntan a curiosidades como la inclusión como supuesta palabra latina de “cuore”, en realidad un vocablo del italiano y no del latín. No sería el único 'error' en escritura antigua, ya que el propio “RIP” del calvario habría de haber sido “INRI”. En el caso de los jeroglíficos, eran de muchos siglos previos al siglo III y, aunque recogen símbolos propios de Egipto, sus mensajes son inconexos, sin un significado claro. Además, denominaciones como “Nefertiti” son convenciones de los egiptólogos modernos que eran desconocidas casi dos milenios antes. Había también alguna referencia griega.

La explicación que se dio fue la siguiente: “Los alumnos [de un 'paedagogium' o centro escolar] tenían un preceptor con cultura grecolatina, pero de origen egipcio, como han revelado los numerosos fragmentos con textos en latín que hacen referencia a la historia antigua egipcia o a sus divinidades [...] El maestro inculcó a sus discípulos nociones de la cultura de sus ancestros y además les enseñó la escritura jeroglífica. [...] Su presencia en Álava es exótica, pero no única, ya que era habitual que los pedagogos, médicos y preceptores de las casas acomodadas fueran de origen oriental. El maestro enseñó a sus alumnos el abecedario latino y los números y les puso en contacto con textos clásicos como La Eneida. Además, con él aprendieron a hacer retratos de sus familiares, a pintar paisajes y escenas cotidianas”.

Portavoces de la actual Diputación se limitan a mostrar su “satisfacción” porque se acerque ya el desenlace judicial pero rehúsan hacer valoraciones por “escrupuloso respeto al proceso judicial”. “Lo que nos toca es poner en valor Iruña-Veleia, que objetivamente es un yacimiento de importancia, tras este velo negro. 3.000 visitas al año son muy pocas para el valor que tiene”.

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