La crisis de Zaldibar muestra más unida que nunca la coalición de PNV y PSE-EE en el Gobierno vasco
La comparecencia extraordinaria en el Parlamento del lehendakari, Iñigo Urkullu, y de cuatro consejeros, dos del PNV y dos del PSE-EE, para dar cuenta de su gestión de la crisis tras el desprendimiento del vertedero de Zaldibar ha puesto de manifiesto que la coalición de Gobierno entre nacionalistas y socialistas termina la legislatura en su mejor momento, con un mensaje unitario y una acción coordinada. Ambos partidos han realizado ya un balance satisfactorio de cuatro años de trabajo en común -que se extiende a las tres capitales, a las tres diputaciones y a variados municipios con excepciones como Irún- y aspiran a que la fórmula se prolongue más allá de las autonómicas, esta vez con mayoría absoluta para evitar que la heterogénea oposición conformada por EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP se pueda unir en momentos muy concretos -como es el caso de Zaldibar- para exigir al mismo tiempo explicaciones y responsabilidades.
Si en otros momentos de la legislatura los consejeros socialistas y los del PNV acudían por separado al Parlamento -como ocurría en los plenos de política general-, en esta ocasión se ha querido proyectar una imagen de equipo. La crisis ha afectado de lleno a áreas que dirigen ambos partidos, como son Seguridad y Salud, controladas por nacionalistas, y Medio Ambiente y Trabajo, dirigidas por el PSE-EE, y la coordinación parece haber funcionado a la perfección entre ambos.
En la diputación permanente, un órgano extraordinario que hace de puente entre legislaturas y que nunca antes había escuchado a un lehendakari en puertas de unas elecciones, la propia distribución física de los asientos mostraba esta imagen de unidad. En el lado derecho de la gran mesa de la sala tercera de la planta tercera del Parlamento, los vocales de PNV y PSE-EE. Frente a ellos, ocupando la parte izquierda, los representantes de los tres partidos de la oposición.
Urkullu ha acudido a la diputación permanente no sólo con los consejeros de Medio Ambiente (el socialista Iñaki Arriola), Seguridad (la peneuvista Estefanía Beltrán de Heredia), Trabajo (María Jesús San José, del PSE-EE) y Salud (Nekane Murga, de la cuota del PNV). El resto de miembros del gabinete prácticamente sin excepciones han escuchado la comparecencia en una sala habilitada por la Cámara y han agasajado a sus colegas a la salida. También altos cargos de ambos partidos. En sillas plegables dentro de la propia sala de la diputación permanente han tomado notas los 'número dos' de tres de los cuatro consejeros, Elena Moreno (Medio Ambiente), Jon Azkue (Trabajo) e Iñaki Berraondo (Salud). Había una cuarta silla que ha quedado vacía, la del viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, pero ha llegado más tarde al estar en Zaldibar en una nueva reunión de la mesa de crisis. Es el único cargo que ha acudido a todas las citas desde el día en que se produjeron los hechos, el 6 de febrero.
Producto de esa estrategia compartida, tanto el lehendakari Urkullu como los portavoces de PNV y PSE-EE, Joseba Egibar, y José Antonio Pastor, han cargado las tintas contra la oposición por la “utilización política” de una tragedia humana, que mantiene a dos trabajadores todavía sepultados bajo una avalancha de residuos. Más institucional, el lehendakari ha demandado “unidad”. “Ante una tragedia como la que hemos sufrido caben dos alternativas: división o unión. Se pueden agitar los miedos, los deseos vindicativos o la prisa por debilitar al adversario político si es que ésta es una cuestión entendida como de utilización política. Se puede, claro que se puede. Lo estamos comprobando. En todo caso, a mí me corresponde favorecer la colaboración y la unidad ante la adversidad y la fatalidad. […] Hago un llamamiento a la sociedad y a las fuerzas políticas a responder desde la unidad ante esta grave situación”. Menos institucional, Egibar ha llamado “miserables” a EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP: “En el mundo se ha puesto de moda ser miserable en política. No pensaba que en este país se iba a poner también”. Pastor, por su parte, ha criticado los “mítines” de algunos partidos en la diputación permanente y, mirando al PP, le ha recordado que rebajó a “hilillos” otra gran crisis, el Prestige.
Desde las bancadas de la oposición, los portavoces han completado la larga sesión de la diputación permanente -casi cuatro horas y media- sin quedar satisfechos con las respuestas del Gobierno. Maddalen Iriarte (EH Bildu) ha considerado que llegan “tarde” las explicaciones como tarde llegó la primera reacción ante la crisis. Ha considerado que el Ejecutivo de PNV y PSE-EE ha perdido “credibilidad” y “ha demostrado que no está a la altura de lo ocurrido”.
El portavoz de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, ha señalado que el desprendimiento de Zaldibar responde a una “gestión desastrosa” porque no era “ni inevitable ni imprevisible”. Más bien era “la consecuencia posible de una cadena de negligencias administrativas” previas en la relación con la empresa titular del vertedero, Verter Recycling. A pesar de que las llamas sobre los residuos se han dado ya por sofocadas, Martínez ha ironizado que “el incendio de Zaldibar no se termina de apagar”, en referencia no tanto al fuego real sino a la crisis política y social, con una ciudadanía movilizada y muy crítica. Como EH Bildu, Elkarrekin Podemos entiende que esta catástrofe ambiental tendrá consecuencias económicas muy importantes en la comarca.
Por parte del PP, Alfonso Alonso ha dejado caer que, después de las elecciones, planteará una comisión de investigación porque la gestión del Gobierno ha sido “desafortunada”, no sólo tras la avalancha sino antes, cuando no se detectó que el vertedero podría venirse abajo. Alonso ha sido especialmente crítico con el socialista Arriola, al que ha acusado de defender a la empresa. No obstante, ha afeado que el lehendakari tardara varios días en hablar del asunto y que, cuando lo hizo, no mencionara a las víctimas. “Tienen un problema serio de credibilidad”, ha enfatizado.
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