Si los agentes no caben en los nuevos vehículos, la Ertzaintza les propone “estiramientos” y descansos cada 20 minutos
Con años de retraso por el 'dieselgate' del grupo Volkswagen, la Ertzaintza incorporó a su flota coches-patrulla Seat León en la modalidad de 'renting'. Nada más llegar, se detectó que las unidades con mampara para el traslado de detenidos en los asientos traseros reducían notablemente el espacio en la parte delantera hasta el punto de que el personal de mayor altura no podía viajar con comodidad. Ahora, la división de prevención y salud laboral de la Policía vasca ha encargado un informe externo de “evaluación ergonómica” del vehículo en cuestión y, en el resumen al que ha accedido este periódico, no sólo se han confirmado esos problemas denunciados por los sindicatos, sino que se plantea o bien gastar más dinero en modificar las mamparas para ganar espacio o bien adoptar medidas como que los agentes realicen “ejercicios de calentamiento previos a la incorporación al trabajo” o incluso “descansos posturales cada 20-30 minutos”.
El documento, emitido por una división adscrita al área de Recursos Humanos de la Ertzaintza y fechado el 11 de febrero, enumera una larga lista de “puntos fuertes” del Seat León, entre ellos su “facilidad de conducción”. Como coche, es un modelo “de gran calidad” y moderno. Sin embargo, tiene también “puntos débiles”, como el espacio interior “restringido” en caso de que sea una unidad con módulo para detenidos. No caben las piernas, el “embarque y desembarque” es “dificultoso” y no hay soluciones adecuadas para el almacenamiento seguro en su interior de porras, armas y otros elementos necesarios para la actividad policial.
En estas circunstancias, el informe oficial propone medidas cuanto menos imaginativas, como retirar la tapa de la guantera para ganar 10 centímetros para las rodillas del copiloto o un “cambio de asiento” por uno más pequeño. Más drástico sería reconvertir la parte trasera para que la mampara sólo fuera de una plaza y uno de los dos asientos pudiera ajustarse como un automóvil normal. En ningún momento se habla de presupuestos ni de quién asumiría ese coste dado que los vehículos no son de propiedad de la Administración.
Ésas, en todo caso, son las medidas “técnicas” para aplicar en un coche que se compró según las características marcadas en el contrato por el propio Departamento de Seguridad y que salió a unos 62.000 euros la unidad. Sin embargo, también se alude a otras medidas de tipo “organizativo” tales como dar la “posibilidad de elección” de modelo de coche a los patrulleros y que opten por modelos anteriores (Seat Altea, Volkswagen Passat o incluso todoterrenos).
Si no es posible con carácter general, sí que habría que “limitar o restringir” su uso para funcionarios de “tallas extremas” (“altura, envergadura, perímetro abdominal”). En todo caso, antes de trabajar los ertzainas deberían hacer “estiramientos”, “ejercicios de calentamiento previo”. También serían necesarios otros de “recuperación” después del turno. Lo más llamativo, en cambio, es que se plantee suspender cada “20-30 minutos” la labor policial para hacer “descansos posturales”.
“La mayoría de la plantilla no tiene ningún problema con los coches”, matizan fuentes policiales. La Guardia Civil también ha comprado recientemente 249 coches de ese mismo modelo de la marca española (de capital alemán). Se da la circunstancia de que en Bilbao se produjo la misma polémica: los agentes más altos tampoco cabían en los nuevos Mercedes-Benz adquiridos por la Policía local.
La misma división de prevención y salud laboral, asimismo, ha encargado otro informe, en este caso sobre las tareas de las unidades antidisturbios. En él se recomienda limitar estas misiones por capacidad física y edad y, en todo caso, realizar entrenamientos regulares. El tope de permanencia en la Brigada Móvil es de 20 años y debería haber controles anuales de aptitudes. Asimismo, se alerta de las largas jornadas y aboga por “descansos, pausas y relevos”. Se advierte también de que es necesario procurar bebida y comida a los agentes. El informe recuerda que además del trabajo, parte fundamental del desgaste físico proviene del peso del uniforme especial, que puede incluir escudos, armas especiales o mochilas.