Urkullu camina hacia la mayoría absoluta con los socialistas, Podemos cae tres escaños e Iturgaiz podría salvar los muebles
El PNV ganaría con holgura las elecciones vascas del 12 de julio con una previsión de alcanzar un 39,2% de los votos -que sería el mejor porcentaje desde 1984, antes de la escisión de EA-. Eso se traduciría en tantos como 420.000 apoyos. La candidatura de Iñigo Urkullu podría mantener sus 28 escaños en el Parlamento Vasco o crecer hasta los 30 en la mejor de las horquillas, uno en Álava y otro en Gipuzkoa. Su socio de Gobierno, el PSE-EE de Idoia Mendia, subiría igualmente y podría mejorar de su suelo actual de 9 parlamentarios a 11/12, también de manera homogénea en las tres circunscripciones. La mayoría absoluta que se le escapó a la coalición en los ajustes del escrutinio de 2016 podría ser ahora una realidad. “Ojalá”, se ha sincerado este lunes Urkullu preguntado por esta hipótesis de cuatro años de estabilidad en una entrevista con Europa Press.
El sondeo muestra una posición muy estable de EH Bildu como segunda fuerza, con un crecimiento de casi dos puntos en intención de voto y podría pasar de 18 a 19 escaños, arañando uno más en Gipuzkoa. Por el contrario, los que cotizan a la baja son Elkarrekin Podemos-IU -ya sin Equo Berdeak, que concurre en solitario- y la nueva coalición de PP y Ciudadanos (PP+Cs). La plancha de Miren Gorrotxategi podría bajar hasta cuatro puntos y quedarse con 8 escaños, tres menos que los logrados por Pili Zabala en 2016. El escenario para el equipo de Carlos Iturgaiz -una horquilla de 7/9 escaños, es decir, incluso mantener la posición actual- no es el más desfavorable teniendo en cuenta que podría dejarse otros 30.000 votos y más de tres puntos en relación a lo que lograron por separado conservadores y liberales hace cuatro años. El golpe, en todo caso, parece algo más suave que el que se intuía en puertas del 5 de abril, apenas unas semanas después de sus respectivas crisis internas. Las otras fuerzas que aspiran a tener representación, los verdes de Equo y la extrema derecha de Vox, no parecen llegar al inicio de campaña con opciones.
Éstas son las previsiones recogidas por Celeste-Tel en una encuesta para eldiario.es en Euskadi. Son 1.200 encuestas telefónicas (75% a fijos y 5% a móviles) realizadas entre el 11 y el 19 de junio en Álava (325), Bizkaia (475) y Gipuzkoa (400). El margen de error es del 2,89%. Un dato importante -porque inquieta en los cuarteles generales de los partidos y porque podría condicionar los resultados- es la previsión de participación. Según la encuesta, el porcentaje de participación para unos comicios en pleno verano y en la fase de salida de una pandemia se ubicaría en torno al 58,4%, apenas una ligera caída respecto al 60,02% de 2016 e incluso un pronóstico algo más alto que el 57,9% que se esperaba para las elecciones del 5 de abril. No obstante, el expresidente de la Junta Electoral, Juan Luis Ibarra, ya alertó de la “preocupación” existente para que el ya de por sí complicado proceso de voto en el extranjero pueda realizarse con garantías teniendo en cuenta las restricciones de movilidad o del servicio postal todavía vigentes en otras partes del mundo.
Los buenos resultados del PNV van en la línea de lo pronosticado en todos los sondeos y podrían ser incluso mejores que los que Celeste-Tel le otorgaba de cara al 5 de abril. En el caso del PSE-EE, las expectativas entre abril y julio son prácticamente idénticas: crecimiento sólido respecto a la caída de hace cuatro años por la irrupción de Podemos. El PNV retiene un porcentaje altísimo -93%- de su base previa e incluso araña un 7% de exvotantes de EH Bildu y otro tanto de las filas 'populares'. Solamente Vox -aunque evidentemente a una escala mucho menor- tiene también una fidelidad superior al 90%-.
Los socialistas basan su subida en la importante fuga que sufren Podemos e IU, aunque EH Bildu se llevaría una bolsa de papeletas similar (en torno al 15% de los votantes morados). Equo, en solitario, sólo atraparía un 4% de los antiguos apoyos de Elkarrekin Podemos en 2016. El sondeo confirma también que hay tanta o más fuga de votos desde el PP (ahora con Ciudadanos) hacia la derecha nacionalista que hacia la ultraderecha (7%), aunque todavía un porcentaje mayor se refugiará en la abstención (16%).
El posible efecto del voto mayor -que podría verse más tentado de quedarse en casa en unas elecciones con mascarillas, distancias y todas las precauciones del mundo- sería desigual para los partidos. Es el PNV el que copa el 54,5% de los votantes de más de 65 años, con mucha diferencia respecto a los que apoyan a EH Bildu (16,5%) o al PSE-EE (12,5%). También es el mejor tramo de edad para PP+Cs. Por el contrario, entre los jóvenes hasta 30 años la primera fuerza es EH Bildu -30,3%- seguida de Elkarrekin Podemos-IU -19,7%- y del PNV -18,4%-. El de los “nuevos votantes”, es decir, los que en estos cuatro años han cumplido los 18 años y los abstencionistas de 2016 que ahora quieren participar es un caladero más propicio para EH Bildu -26,5%- que para el PNV -21%-, aunque también Elkarrekin Podemos-IU -18,1%- y los socialistas -17,4%- tienen su porción.
La gestión de la pandemia de la COVID-19 no sólo no ha desgastado al PNV y a los socialistas -con responsabilidades en el Gobierno de España- sino que la ciudadanía da un aprobado a sus políticas en estos meses. El Gobierno vasco recibe un 5,3 sobre 10 y el Ejecutivo de Pedro Sánchez un 5. Sin embargo, ello no esconde que los votantes de EH Bildu y PP+Cs suspenden a ambas administraciones, mientras que los de Elkarrekin Podemos-IU aprueban al Gobierno central -en el que participa la coalición- y no al autonómico.
Respecto al derrumbe del vertedero de Zaldibar -donde siguen atrapados dos trabajadores desde hace cuatro meses- el 42,9% de los encuestados califica de “mala” o “muy mala” la gestión del Gobierno vasco. Solamente los votantes del PNV matizan esta posición. Se da la circunstancia de que son los simpatizantes del PSE-EE -el partido que dirige el área de Medio Ambiente con Iñaki Arriola- los que menos han considerado que las cosas se hicieron “bien” o “muy bien”.
También más de un 40% de los participantes en el sondeo critican la gestión del 'caso De Miguel', el mayor de corrupción en Euskadi y que se cerró en diciembre de 2019 con fuertes condenas de cárcel contra exdirigentes del PNV de Álava y excargos institucionales por conformar una trama de cobro de comisiones ilegales y manipulación de contratos públicos, y de las irregularidades en las oposiciones médicas del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). En el primer caso, apenas un 14,9% considera que Urkullu -que pidió disculpas al conocerse el fallo y era presidente del PNV cuando se inició la investigación- lo ha hecho “bien” o “muy bien”, en el segundo sube hasta el 10,8% esa consideración.
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