Un colaborador de Eliseo Gil admite los delitos contra el patrimonio en el yacimiento romano de Iruña-Veleia en el arranque del juicio
En apenas 10 minutos, el juicio por las falsificaciones de piezas tardorromanas en el yacimiento de Iruña-Veleia, que ha comenzado este lunes, ha quedado encauzado. Óscar Escribano, un colaborador del principal acusado, Eliseo Gil, el director de las excavaciones, ha alcanzado un acuerdo con la Fiscalía y ha sido condenado a un año de prisión, a 600 euros de indemnización y a unos 2.000 euros de multa tras haber admitido ser autor de unos delitos contra el patrimonio histórico, una sanción que le evitará el ingreso efectivo en la cárcel.
Según ha recogido su abogada Virgina Urtaran -hermana del alcalde de Vitoria- en un comunicado, “el propio Escribano ha reconocido, como ya hiciera hace diez años, que la inscripción que realizó con un punzón 'no fue más que una broma'”. “Estoy contento de haber llegado a un acuerdo manteniendo lo que dije desde un principio y ponerle punto y final a este dilatado y duro proceso para poder seguir adelante con mi vida”, ha valorado Escribano.
Se espera que Escribano declare en el juicio ya como tesigo y dé detalles de la comisión de estos delitos, mientras Gil sigue proclamando su inocencia y niega que las piezas de Iruña-Veleia fueran falsificadas. Decenas de personas han acompañado al acusado en la vista mostrándole su apoyo. Su abogado ha alegado que durante la investigación se han “vulnerado derechos fundamentales” y ha acusado que los agentes de la Ertzaintza se han “extralimitado” en sus investigaciones. “Incluso han podido manipular las pruebas porque han tenido acceso a las mismas”, ha argumentado el letrado de Gil.
En el caso de Iruña-Veleia se dilucida si 476 hallazgos “excepcionales” aparecidos en este yacimiento próximo a Vitoria son o no auténticos. Aparecieron en 2005 y 2006 y contenían elementos para cambiar la historia del cristianismo y del euskera, así como jeroglíficos egipcios. Distintos informes de expertos han venido explicando desde entonces que las inscripciones sobre piezas antiguas originales contenían errores de bulto en latín –como alguna palabra castellanizada o en italiano-, que los mensajes egipcios no tenían sentido y que había palabras o conceptos modernos que hacían imposible que las piezas fuesen originales. Gil se enfrenta a una petición de la Fiscalía de cinco años y medio de cárcel, calificación que la Diputación de Álava eleva a siete años y medio en su calidad de gestora del recinto arqueológico.
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