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Los perceptores de ayudas sociales retroceden a niveles de 2011, pero aumentan los trabajadores al borde de la pobreza

La Cumbre Social llama a movilizarse contra la pobreza y la desigualdad

Eduardo Azumendi

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El número de perceptores de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) contabilizados en el mes de mayo fue de 53.901, lo que supone una cifra muy parecida a los registros de 2011. Es decir, la mejora del mercado de trabajo en los últimos años ha influido en que los perceptores de la principal ayuda social de Euskadi haya retrocedido, pero, en cambio, ha crecido el número de trabajadores pobres. Por ejemplo, un 20 % de los 53.901 perceptores de la RGI % tiene un trabajo precario. La aparición de estos trabajadores es una consecuencia directa de la crisis, que ha destrozado el mercado laboral y cambiado las reglas de juego. Se han generalizado los contratos de días y los salarios son más bajos que hace una década, por debajo del SMI o de la RGI.

El descenso de perceptores de la RGI en mayo supuso una reducción de 524.604 euros en el pago mensual total por este concepto. Frente a los 42,48 millones que se abonaron en julio de 2016 –récord de desembolso-, en mayo se destinaron 35,58 millones. La edad media de los titulares de la prestación RGI se sitúa en 50 años y la mayoría, el 57,9 % son mujeres. En el período 2012-2014, la pobreza laboral se redujo levemente, pero a partir de 2014 ha vuelto a subir. La 'americanización' del mercado laboral  amenaza con el empobrecimiento y,  en algunos casos, la exclusión social de las personas trabajadoras con los salarios más bajos.

Uno de los sistemas de garantía de ingresos que ha planteado una apuesta más decidida por complementar el salario de los trabajadores pobres es la Renta de Garantía de Ingresos del País Vasco, una herramienta desarrollada durante más de tres décadas en la comunidad autónoma. Históricamente, el modelo vasco de bonificación del trabajo de bajos salarios se ha materializado mediante la figura de los estímulos al empleo contemplada en la RGI, que permitía no computar la totalidad de los ingresos laborales.

En su día, Joseba Zalakain, director del Centro de Documentación y Estudios (SIIS) de la Fundación Eguía Careaga, ya apuntó los beneficios de este tipo de estíumulos en un análisis sobre el papel de los sistemas de garantía de ingresos en el abordaje de la pobreza en el empleo. “El sistema de estímulos al empleo vinculado a la RGI ha sido capaz de reducir de forma significativa el fenómeno de la pobreza laboral entre la población vinculada al mercado de trabajo en Euskadi, sin arrastrar a la baja los salarios y consiguiendo una tasa de acceso a la prestación superior a la que se registra en países que han dedicado mayores recursos a estas prestaciones”.

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