La reiteración de incidentes ultras en Bilbao interpela al Athletic
Cuenta un veterano ertzaina, ya retirado de la unidad antidisturbios (Brigada Móvil), que en el año 2000 los 'beltzak' tuvieron que intervenir en numerosas ocasiones en los aledaños del viejo San Mamés por los altercados originados por la peña radical del Athletic Club de Bilbao Herri Norte Taldea, de extrema izquierda. Ahora, 18 años después, la muerte de Inocencio, un agente natural de Ermua de 51 años que participaba en el operativo especial por los enésimos incidentes en Bilbao vinculados al fútbol y, especialmente, a los partidos de competeción europea, interpela directamente al club rojiblanco. Entre la masa de aficionados que acudieron al Athletic-Spartak de Moscú no sólo se infiltraron ultras rusos de extrema derecha, sino radicales locales que en 2000 o no había nacido o eran niños. “Eran aficionados de Bilbao o del Athletic”, ha reconocido la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, al tiempo que reclamaba una “reflexión profunda” sobre la violencia en el deporte a la luz de los últimos acontecimientos.
Beltrán de Heredia (Valle de Arana, Álava, 1960) accedió a su actual cargo en la Navidad de 2012. En esas fechas, como es tradición, la selección vasca de fútbol disputaba un partido amistoso, en aquel año contra Bolivia. Aquella fue la primera gran crisis para la política del PNV, que aún ni siquiera había confeccionado su cúpula policial. Aunque el partido era en Anoeta, en Donostia, a los ultras de la Real Sociedad (Peña Mujika) se le unieron desde Bilbao Herri Norte Taldea, desde Vitoria Iraultza 1921 y desde Pamplona Indar Gorri. Muchos ertzainas alertan de que estas 'sinergias' se han repetido en más ocasiones.
En el Euskadi-Bolivia, todos ellos metieron material pirotécnico en abundancia en el recinto y, durante el tiempo de juego, provocaron una verdadera lluvia de bengalas en el interior de un campo de fútbol atestado. Hubo 48 explosiones y 14 ertzainas resultaron heridos. Tras la investigación interna, la consejera entonces recién nombrada habló de “errores” y descoordinación y ya planteó una reflexión sobre el fenómeno ultra.
¿Qué medidas se han tomado en los últimos años? La reacción del Athletic, por ejemplo, llegó a mediodía del viernes, muchas horas después de los incidentes y de que se confirmara la muerte por un “tromboembolismo pulmonar masivo” de uno de los ertzainas que intervinieron en el operativo, iniciado muchas horas antes. El presidente del club, Josu Urrutia, envió una escueta nota en la que prometía que la entidad “estará atenta” a la investigación para “tomar las medidas oportunas” si se demuestra la “implicación” de socios en los hechos. No citaba por su nombre a los ultras, a los que se refirió como “grupos de presuntos aficionados” del “entorno del Athletic”.
A falta de que se complete una investigación sobre lo ocurrido en los alrededores de San Mamés en la previa del partido de Europa League contra el Spartak, la revisión de las cámaras de seguridad y de los vídeos de los testigos llevan a fuentes policiales a dejar constancia de que la mecha la prendieron radicales autóctonos que arrojaron bengalas contra los seguidores moscovitas que se acercaban al estadio encapsulados por la Ertzaintza. Eso se produjo en el entorno de la avenida de Sabino Arana.
En otro punto cercano, la Policía decomisó a miembros de Herri Norte Taldea una panoplia de objetos para participar en una batalla campal, como muestra la fotografía que acompaña a estas líneas. Portaban puños americanos, navajas, porras extensibles, barras metálicas y una amplia variedad de objetos contundentes para ser arrojados, como pilas, latas de refrescos o botes de cristal.
Desde Rusia llegaron alrededor de 2.500 seguidores. Los más radicales son viejos conocidos por las fuerzas de seguridad de toda Europa y acreditan un largo historial de episodios de violencia. Actúan como un grupo organizado. El lunes, en Vitoria, habían acudido ya a un local vinculado a Iraultza 1921, hinchas del Deportivo Alavés, y golpearon a una persona, que sufrió heridas importantes. Ese mismo día radicales de extrema izquierda ya se empezaron a movilizar para hacer frente a sus homólogos de extrema derecha, un enfrentamiento latente que estalló con toda su crudeza minutos antes del partido de fútbol en San Mamés.
El balance oficial, además del agente fallecido, que no recibió el impacto directo de ninguna bengala ni objeto pero que sí se hallaba en medio de una zona en la que se vivieron momentos de “tensión”, arroja otra media docena de heridos, varios de ellos rusos. Uno fue hospitalizado con una puñalada en la espalda, pero dado de alta porque las lesiones no revestían mucha gravedad. En total, los detenidos son nueve.
¿Fue suficiente el operativo?
La información oficial apuntaba a un despliegue especial de 500 ertzainas más de 100 agentes locales y 200 guardias de seguridad privada. Los sindicatos policiales Erne -el de mayor afiliación en el cuerpo- y Esan -la organización del finado-, sin embargo, han denunciado en sendas ruedas de prensa que esas cifras no se corresponden con la realidad. El secretario general de Erne, Roberto Seijo, ha denunciado los “complejos” para afrontar estas situaciones y ha criticado la falta de planificación a pesar de la reiteración de sucesos de esta naturaleza en Euskadi y, sobre todo, en Bilbao. Esan, por su parte, habla de insuficiencia de medios. “Había falta de medios. ¿De dónde salen los 500 ertzainas? Allí había 36 furgonetas. Por seis agentes cada una, 216 de Brigada Móvil. No 500”, ha explicado a este periódico Kike Hernando, delegado sindical y compañero en la Brigada Móvil del fallecido, en la que también estaba destinado su hermano.
Seijo ha reclamado a la Fiscalía que investigue los hechos como una “muerte violenta”. Esan, por su parte, ha reclamado dimisiones en la cúpula de Seguridad ya que, denuncian, ni el viceconsejero, Josu Zubiaga, ni el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, estaban al frente de la mesa de crisis. “Estaban a 400 kilómetros, en Madrid”, critican.
El debate sobre el papel de la Ertzaintza ante este tipo de situaciones lleva abierto desde 2012. Precisamente después de un partido europeo del Athletic, en aquella ocasión contra el Schalke 04 alemán, un seguidor rojiblanco falleció por el impacto de un pelota de goma en la cabeza durante una carga policial en el callejón de la calle de María Díaz de Haro, adonde habían acudido unidades de Seguridad Ciudadana (y no antidisturbios) para sofocar unos incidentes. Tres mandos intermedios y tres agentes que dispararon -pero lo hicieron más- se sentarán próximamente en el banquillo por haber actuado con imprudencia en un lugar descrito en la investigación como una ratonera.
Aquellos hechos lo cambiaron todo en la Policía vasca, acostumbrada a emplearse con contundencia contra la 'kale borroka' -sufrió 1.300 ataques del entorno de ETA-. La Brigada Móvil, con base en Iurreta, llegó a patentar una bocacha para disparar pelotas de goma a distinta potencia. Esas bolas de caucho letales no están prohibidas en Euskadi, pero nunca más se han empleado. Se requiere una orden especial que nunca se ha vuelto a dar y ahora se emplean unos nuevos lanzadores menos lesivos. El jueves en Bilbao había autorización para emplearlos al máximo de su potencia en caso de necesidad, aunque los sindicatos aseguran que las salvas de las escopetas lanzapelotas eran más útiles al ser inofensivas y ruidosas.
Con el nuevo armamento, la Brigada Móvil apuesta ahora por tácticas 'manuales', por priorizar el cuerpo a cuerpo. Las unidades de Seguridad Ciudadana, asimismo, ya no participaron en actuaciones de orden público salvo excepciones. Los afectados están de acuerdo con esta forma de actuar, pero exigen que se dote con más personal a la unidad para que las cargas no sean tan desequilibradas. “Si quieren un modelo policial basado en esas premisas, los contingentes deberá ser más numerosos y contar con todos los dispositivos de seguridad y medios. Para ello deberíamos contar con una unidad específica y una formación adecuada y continua y no utilizada para tareas de otra índole [como el traslado de presos]”, explica Seijo.
Los datos de las medidas de control
La consejera Beltrán de Heredia firmó a lo largo de 2016 una serie de convenios con los clubes vascos de elite de fútbol (Athletic, Real Sociedad, Deportivo Alavés y Eibar) y de baloncesto (Baskonia, Bilbao Basket y Gipuzkoa Basket) para colaborar en la prevención de la violencia en el deporte. El acuerdo se ha hecho extensivo también a varias federaciones autonómicas. Portavoces del Gobierno vasco explican que el Athletic continúa colaborando en la iniciativa y que el trabajo conjunto es fluido. El club abunda que “seguirá trabajando de la mano de todas las instituciones para que así sea”.
Asimismo, en Euskadi está vigente una ley que obliga a los promotores de eventos deportivos a hacer cargo del parte del gasto extraordinario en seguridad pública que suponen los partidos de alto riesgo. Este 'copago' policial ya se ha aplicado al Athletic. Precisamente se estrenó con un partido contra el próximo rival europeo, el Olympique de Marsella. El Departamento de Seguridad giró al club una factura de 13.500 euros por 435 horas, 54 minutos y 36 segundos de servicios ‘extra’. La Policía autonómica dispuso de hasta 321 agentes antes, durante y después del choque. El desglose entonces fue el siguiente: 188 antidisturbios de Brigada Móvil, 31 agentes de los servicios de Información, 25 agentes de las unidades de elite (Intervención, Caninos, Subsuelo y Explosivos), 68 patrulleros de Seguridad Ciudadana y 9 agentes de Mando Avanzado y Técnico.
Por otro lado, este periódico publicó en agosto de 2017 el último balance de sanciones por infringir las normativas específicas contra la violencia en el deporte. El fútbol y Bizkaia coparon la mayoría de las 80 sanciones de 2016, que pueden alcanzar los 3.500 euros o un año de acceso prohibido a recintos deportivos (10 casos). Con diferencia, la más común de las sanciones se debió a “insultos y amenazas” (22 casos). También se han registrado “agresiones” (15), “peleas y desórdenes públicos” (11) y consumo de bebidas alcohólicas o drogas (10). El resto de casos fueron “rotura de objetos y daños materiales” (6), “vigilancia al equipo contrario para preparar una agresión” (5), lanzamiento de objetos al terreno de juego (4), estar borracho en el recinto deportivo (3), saltar al campo (1), introducir “artefactos pirotécnicos” (1), colarse sin entrada (1) o impedir el trabajo de los agentes de la autoridad (1).