La sociedad vasca apoya la integración de los inmigrantes, pero rechaza que abran centros de culto religiosos
El Gobierno vasco aprobó la semana pasada el proyecto de ley de Lugares, Centros de Culto y Diversidad Religiosa en la Comunidad Autónoma del País Vasco, que regula la apertura y utilización de centros de culto. El objetivo de la norma es garantizar el derecho fundamental a la libertad religiosa. Precisamente, la religión es el aspecto relacionado con los inmigramtes que más reticencias despierta en la sociedad vasca. Según los datos del último Deustobarómetro (una encuesta sociológica elaborada por la Universidad de Deusto) , la sociedad vasca apoya la integración de los inmigrantes y que tengan pleno acceso a los derechos y servicios públicos de los que disfrutan el retso de personas. Eso sí, especialmente de los que están regularizados.
Sin embargo, hasta un 37 % de los vascos rechaza la apertura de centros de culto religiosos por parte de los inmigrantes, estén o no regularizados. Cuando se ttata de ayudas sociales o el acceso a viviuenbas públicas el respaldo también deecae de forma notable.
Es la posición mayoritaria cuando el sondeo plantea abiertamente a los encuestados: “Crees que los inmigrantes que viven en el País Vasco deberían tener los mismos derechos y las mismas posibilidades que el resto de la población?”. Frente a estas reticencias, el Ejecutivo de Vitoria quiere poner en marcha un Consejo Interreligioso Vasco, como marco preferente de diálogo interreligioso para la convivencia.
El Consejo tendrá funciones de asesoramiento e informe en aquellas iniciativas y decisiones de las instituciones vascas que puedan afectar de forma específica al ejercicio de las libertades religiosa y de culto. Así, se proyecta como el “motor dinamizador de la gestión positiva de la diversidad religiosa en Euskadi” y se articula como un “punto de encuentro” de instituciones, confesiones religiosas, entidades académicas y organizaciones de la sociedad civil.
Tensiones
La llegada de personas inmigrantes ha contribuido a aumentar las comunidades religiosas de las distintas confesiones existentes, y entre ellas la católica. Pero también han creado nuevas comunidades y la aparición de algunas tensiones entre la población autóctona, que recela y se opone a que, por ejemplo, se abran mezquitas para que los musulmanes puedan celebrar sus cultos. El aumento de los flujos migratorios ha generado una estrecha y profunda relación entre inmigración y aumento de la diversidad religiosa. Pero, ¿hasta qué punto la religión ayuda o entorpece en el proceso de integración de los inmigrantes?
En la actualidad, la Iglesia Reformada y Evangélica es la que mayor número de comunidades agrupa, casi el 40 % del total, seguida del Islam, que representa el 22 %. Muy por debajo, las comunidades budistas representan el 7 % y la Iglesia Ortodoxa casi el 5 %. Con el mismo número de comunidades, la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día y la FéBahaí representan un 3,7 % del total de las comunidades. Por último, tienen una presencia menor, la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días (1,6 %), la Cienciología (1,2 %) y Lectorium Rosacrucianum (0,4%).
En su día, la Ertzaintza lanzó en las mezquitas mensajes de convivencia y contra la radicalidad e invitó a los musulmanes a comunicar cualquier sospecha a la Policía para reconducir la situación con los propios imanes.