La sociedad vasca mejora su actitud hacia los inmigrantes, pero persiste la idea de que se aprovechan de las ayudas sociales
La mayoría de la sociedad vasca se muestra favorable a la inmigración, pero siguen existiendo creencias y estereotipos reacios en el territorio. Los resultados del Barómetro 2018 de Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración, que mide las actitudes hacia la inmigración extranjera de la sociedad vasca, refleja esa mejoría en los datos, pero también posturas ambivalentes. Por ejemplo, más de la mitad de los vascos creen que las personas inmigrantes se aprovechan de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI).
El informe refleja un escenario post-crisis que, según el director de Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración y profesor e investigador de Sociología y Trabajo Social de la UPV-EHU, Gorka Moreno, ha influido en la mejoría de las actitudes hacia la inmigración: los vascos perciben que es un “factor positivo para la economía y el mercado laboral”. De esta manera, el discurso que cada día acoge más ciudadanía vasca sería el “funcional o utilitario”.
La coyuntura económica influye en las actitudes hacia la inmigración, de manera que “una mayor certidumbre ofrece también una mayor confianza”, según Moreno. En este sentido, “la inmigración como problema para Euskadi desciende sensiblemente en el año 2018, pasando de ser un 12,6 % en 2017 a un 7,7 %”, coincidiendo con la recuperación de los indicadores macroeconómicos.
En cuanto a las personas refugiadas, un 29,8 % de las personas cree que hay que acogerlas sin ninguna restricción. Junto con quienes creen que hay que ofrecer asilo a aquellas personas que demuestran su condición de perseguidas, el total sería del 70'6 % según el Ikuspegi, un 2,7 % más que el pasado año.
Pero dentro de la mejoría general en cuanto a las actitudes, también se han encontrado estereotipos arraigados dentro de la sociedad vasca. De esta manera, el informe revela una actitud ambivalente ante la inmigración extranjera: existe un menor grado de simpatía hacia el colectivo magrebí y poblaciones como la rumana o la pakistaní, algo recurrente a lo largo de los años. “Unido a ello, la población vasca muestra desconfianza hacia el islam” ha afirmado Moreno.
Además, se ha detectado que las cuestiones negativas más arraigadas en Euskadi son las vinculadas al Estado del Bienestar y al sistema de protección social, al igual que en años anteriores. Aunque en el informe de 2018 tengan un peso menor, estereotipos como que la inmigración hace que la inseguridad aumente o que baje la calidad en las escuelas también han sido mencionados.
“En todo caso, el grado de simpatía ha mejorado en el último año para todos los colectivos”, ha aclarado Moreno. El Barómetro 2018 muestra, en general, unos datos más positivos que los del año 2017 y “viene a confirmar y consolidar una nueva fase en las actitudes hacia la inmigración”, a pesar de creencias y desconfianzas arraigadas que la sociedad sigue manifestando en este aspecto.