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Armas para Arabia Saudí 'made in' Euskadi

Armas

Maialen Ferreira

No es un secreto que en Bilbao se embarcan armas hacia Arabia Saudí. Se conocen las fechas de carga y desde el puerto se ven los barcos realizando los embarques. Los contenedores llegan en los plazos señalados. Son contenedores calificados como explosivos y llevan artillería ligera y media -munición, granadas, bombas- con destino Yemen. El fabricante de esta artillería es Explosivos Alaveses (EXPAL).

EXPAL no es la única empresa vasca que se dedica directa o indirectamente al mundo de las armas. Directamente se encuentra la empresa Sapa, en Andoain que se dedica a la producción de armas, mientras que de forma indirecta, ITP en Zamudio, fabrica motores de aviones que luego el Ministerio de Defensa pone en venta a países como Arabia Saudí.

“La gente no conoce todo lo que se produce aquí. Hay mucho secretismo, pero te vas enterando de cosas. Sabemos los datos un poco públicos que el Ministerio de Defensa anuncia de 'hemos vendido 70 aviones a Arabia Saudí, vaya éxito' entonces sabemos que al menos 70 motores han salido de aquí de Zamudio, donde hacen los motores para aviones, pero es muy oscuro todo ¿para qué usan esos aviones? Pues como las armas, en muchos casos son para usarlas contra la población civil”, cuenta Joseba Sanz.

Sanz es el director del documental La guerra empieza aquí , en el que a través de los dos personajes principales, Ignacio Robles en Euskadi y Faten Al Osimí, una yemení que vive en Saná, retrata el viaje que realizan las armas desde el mismo puerto de Bilbao hasta Arabia Saudí.

Robles es “el bombero insumiso” que el 13 de marzo de 2017 se negó a embarcar armas en el puerto de Bilbao al enterarse que el destino final de éstas era Arabia Saudí. Faten, es una mujer que trabaja en la línea aérea Yemenia Yemen Airways y nivel personal se dedica a ayudar a la población víctima de la guerra de Yemen.

“Quería un personaje como Faten que sin necesidad de ello arriesga su vida para ayudar, reparte comida a familias, hace desayunos solidarios en escuelas para mantener a las niñas en clase porque sino las sacan y también coloca depósitos de agua en campos de refugiados”, explica Sanz.

Para retratar la historia de Faten, ante la imposibilidad de rodar físicamente en Saná, porque a causa de la guerra las fronteras están cerradas, tuvieron que ponerse en contacto y dirigir a un equipo local desde Euskadi.

El documental también critica el papel de la Diputación de Bizkaia, que permite este tipo de embarcos y el del Gobierno Vasco, que a través de programas de ayudas financia empresas que se dedican a la producción y distribución de armas

“En cuanto a financiación, el Gobierno Vasco tiene programas de ayuda a empresas. Algunas son subvenciones directas, otras condicionadas, pero tienen mucho apoyo dentro de su desarrollo de investigación y tecnología. Apoya a Sener, apoya a Sapa. Esas empresas están muy al loro para esas ayudas”, explica Sanz.

El proyecto se ha realizado en el seno de la plataforma La guerra empieza aquí, formada por miembros de Ongi Etorri Errefuxiatuak-Bizkaia y el grupo antimilitarista KEM-MOC de Bilbao. Se ha financiado gracias a un crowdfunding que cuenta el apoyo de 231 que han aportado un total de 12.806 euros.

“En shock, la gente que lo ha visto dice que se quedan en shock después de verla. La acogida que está teniendo está siendo bastante bestia, emociona”, indica Sanz.

No descartan poder ir cuando acabe la guerra a Saná y realizar una segunda parte del documental. Por lo pronto, la película se ha podido ver en cines en las tres capitales vascas. Realizarán próximamente una pequeña gira por Euskadi para dar visibilidad al proyecto e irán a Cataluña. Una vez que terminen las muestras al público están abiertos a vender a televisiones o plataformas digitales su contenido, siempre y cuando se emita “de forma íntegra” y con el dinero seguir financiando la causa.

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