Antes de la crisis en los cumpleaños se hacían regalos; al cumplirse un año de la victoria electoral de Rajoy, Aznar decidió hacerle un regalo desagradable y cruel. Publicar que designó candidato a Rajoy porque Rato se lo rechazó dos veces es un golpe a Rato, ahora caído en un pozo, pero sobre todo es una puñalada a Rajoy en la espalda. Aznar demuestra una vez más que antepone siempre sus intereses a los de España, esa España que tanto pretende poseer, pues siendo muy de derechas y presidente de supartido, debiera desear que Rajoy y su gobierno tuviesen respaldo en este momento. Pero él no duda en debilitar a la presidencia del gobierno pues le pueden más sus resquemores que el peso de sus responsabilidades. Aznar es todo un personaje, muestra una personalidad inmadura y oscura con constantes expresiones de sadismo.
Y Rajoy tragando, callando y aguantando. Rajoy tanto como candidato como Presidente de Gobierno fue una decisión equivocada, lo sabían unos y otros, incluso quienes le votaron, pero se equivocan con él sus enemigos al juzgarlo débil y verlo en horas bajas, tragará, callará y aguantará. No importa que sea un mal político, es un superviviente y aprendió muy pronto a esconderse detrás de una coraza. Desapegos, desdenes, desconfianzas, desaires de sus votantes o de su partido no mellan su coraza. Seguirá gobernando aunque a muchos nos parezca terrible por sus políticas, por el modo de hacerlas y porque, en fin, hace lo contrario de un demócrata. Y por ello, aunque carezca de la jactancia agresiva de Aznar, sus políticas son las mismas que haría aquel. Recogió firmas contra Cataluña, contra la ley de aborto y sus ataques a la política económica de Zapatero se entienden por pura conveniencia electoral pero ahora demuestran absolutamente su irresponsabilidad.
Sólo llegar al Gobierno se envolvieron en lo de la herencia recibida, pero en algún momento Rajoy confesó que “quien me impide realizar mi programa electoral es la realidad”. Ya en Enero su vicepresidenta Sáenz de Santamaría afirmó “la realidad es más dura de lo que pensamos y por eso serán más duras las medidas” y ahora lo reitera. Entendemos que quieren tapar aquella irresponsabilidad de “dejadla que caiga (España), que ya la levantaremos nosotros” contando que a pesar de tener toda la información de lo que estaba ocurriendo no comprendieron lo seria que era la crisis financiera y no sabían lo dura que era la soga, la prima de riesgo. Nos cuentan que eran una oposición completamente inepta y que, gracias a la crisis, llegaron en la misma ineptitud. Que nunca fueron capaces de ver “la realidad”, que vivían fuera de ella. No es creíble, no se puede creer tanta irresponsabilidad e incompetencia, por fuerza entendemos que mienten para justificar lo injustificable, la política que están haciendo: una política clasista que engorda a los ricos y despoja a los pobres. Los despoja no sólo de sus derechos en el trabajo y de la cobertura social sino también de pedazos de la escuela pública y de la sanidad. Lo que recortan se lo llevan y se lo quedan. En realidad sí que la realidad les está permitiendo realizar su programa de privatizaciones y protección de privilegios.
Lo que estamos padeciendo, envuelto en la crisis, es un ataque en toda regla de los ricos. En el primer tercio del siglo XX los ricos se hicieron fascistas, revolucionarios de derechas, en esta ocasión no necesitan el matonismo de sus hijos, les basta con utilizar la policía para contener las protestas, pero la coacción de los dueños de las finanzas es una fuerza mucho mayor: imponen su política echándole las culpas a entes fantasmagóricos, “los mercados”, “la globalización”, “el déficit”, “la madre que me parió”...Y no, es una revolución de la derecha para acabar con la protección social que dan todavía los estados europeos. Una vez que la derecha decidió liquidar el estado de bienestar la socialdemocracia ha llegado a un fin de camino, no le dejan nada para repartir entre los de abajo. Es pura y burda lucha de clases y tiene un objetivo, que vivamos como chinos. Los que fuimos maoístas, “chinos”, no podríamos imaginar que la historia se realizaría de una forma tan paradógica: los ricos adoran y hacen lo que pueden por imitar a la República Popular China.